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Cultura

Alan Pauls recorre la historia emocional de Argentina

«Tres novelas de época» reúne la trilogía del escritor sobre los años de dictadura y represión política en su país

Alan Pauls recorre la historia emocional de Argentina

Alan Pauls.

El escritor y periodista porteño Alan Pauls (1959) se obsesionó con la década de los setenta en Argentina después de ganar el Premio Herralde de Novela en 2003 con El pasado y alcanzar reconocimiento internacional, por lo que durante más de un lustro dedicó su escritura a las novelas Historia del llanto (2007), Historia del pelo (2010) e Historia del dinero (2013) publicadas con Anagrama. Fueron novelas con mucha proyección y si uno lee atento las reseñas encontrará que se repite el elogio contemporáneo pese a que se trataba de hechos sucedidos 40 años atrás. Probablemente fuera por la sensibilidad propia (ni de Aira ni de Piglia) a la hora de reconstruir cómo son las formaciones emocionales de diferentes generaciones de argentinos.

Por ese motivo siguen vigentes una década más tarde cuando es reunida la trilogía en otra editorial con el nombre de Tres novelas de época (Random House, 2024). Sobre el tercer volumen de la trilogía que aborda la inflación se decía que eran «finanzas hardcore», como la pornografía, ¿y qué hay más hardcore que los últimos años en la economía argentina?

La lectura de las tres novelas en su conjunto no deja títere con cabeza por el humor que emplea, elegante; va construyendo clara la idea de que hay algo kitsch en la estética revolucionaria, también en las neurosis inducidas por el dinero o su ausencia. Historia del llanto abarca el otro lado del mito de la clandestinidad, la doble vida y el sacrificio, vista desde el reverso del admirador y adorador del dolor, que no es otro que un niñito hipersensible loco por Superman. En Historia del pelo encontramos a un tipo que busca el peluquero ideal ya que está obsesionado con su pelo, de la evolución del pelo burgués al corte militar o el pelo afro. Lo que puede parecer una neurosis como la trataría Philip Roth es en realidad otra indagación en arquitecturas emocionales, en este caso la de los años de dictadura en que el corte de pelo podía ser interpretado como peligroso, antirevolucionario y subversivo.

En Historia del dinero el padre del protagonista, un empresario de la siderurgia de Buenos Aires, muere al caer de un helicóptero y desaparece la valija de dinero negro que llevaba. El receptor de ese dinero es el MacGuffin de la novela, dinero que sirvió para pagar cosas clandestinas en la dictadura y que ahora se emplea para especular. El carácter de la moneda argentina convierte la especulación en un negocio todavía más arriesgado, siendo que con facilidad puede aparecer y desaparecer el dinero, que es al fin y al cabo una sensación experimentada por todos los argentinos por los vaivenes de la inflación.

Para el lanzamiento de la trilogía Alan Pauls visitó recientemente España, donde contactamos para charlar un rato. En el último ensayo de otro prometedor argentino, Michel Nieva, propone que puede construirse la historia de su país a través de cuatro dispositivos tecnológicos, el fusil Remington Patria, el telégrafo, el alambre de púas y la picana. Alan Pauls eligió otros tres elementos para su trilogía que sin duda no son empleados en ninguna otra clasificación: «Quería entrar en la década, que es una década muy sobrescrita en la Argentina, por vías no demasiado transitadas ya y necesitaba lo que en su momento llamé entradas de servicio, así que esos tres elementos -el pelo, el llanto y el dinero- funcionaban un poco como claves idiosincráticas para entrar a una década y al mismo tiempo concentraban ciertas imágenes, ciertas escenas, ciertos valores que me parecían muy importantes para reconstruir los años setenta como aparecen vividos por el personaje de las tres novelas. Esos tres elementos son núcleos de pequeñas constelaciones que me permitían una arqueología mucho más intensa y cercana que si me ponía a hablar de los grandes acontecimientos de la época».

Literatura política

Suele sucederles a los autores que, conforme cambia su personalidad y muta su estilo, empiezan a alejarse de la voz creadora de sus obras. Han pasado 11 años desde que se publicó el último libro de la trilogía, pero a Pauls no le interesa la reescritura: «No tocaría nada de lo que escribí, no lo adapto, no lo actualizo, los libros son documentos del tiempo en que se escriben pero también de la persona y de su estado, del punto en que está en la vida y en el estado literario, y en todo caso prefiero que queden así como documentos y, si hay que hacer correcciones, los libros siguientes están para eso, para corregir los anteriores».

Seguimos charlando de sus emociones respecto la trilogía: «Estoy contento con las tres novelas y me parece que el hecho de publicarlas juntas, como alguna vez se me ocurrió en los inicios cuando escribía Historia del llanto, creo que le hace justicia al proyecto en más de un sentido. Creo que está bien poder leer los libros en continuado, en el orden en que aparecieron y fueron escritos. Diez años más tarde la intervención más fuerte sobre el texto original fue la decisión de volverlas a publicar juntas en un solo tomo».

Al lector le puede interesar saber si acaso no se le hizo justicia al proyecto, ¿hay a lo mejor alguno de los libros que no se entendió? «Quizás en la Argentina las novelas salieron en un momento en que la discusión literaria estaba muy orientada hacia la cuestión del giro autobiográfico, muy hegemonizada por la presencia del yo, y me parece que las novelas cayeron en el marco de esa discusión y, para mi, las novelas no van para nada por ese lado, no son autoficción, son novelas que evitan escrupulosamente decir yo. Me interesaba que leyeran las novelas en relación con una posible literatura política. Me parece que en ese momento en la Argentina las novelas fueron entendidas como síntomas de un giro autobiográfico de la ficción, no sé si una década más tarde van a leerse las novelas en el marco que yo quisiera, eso tampoco es demasiado importante, pero sí me parece que la decisión de publicarla en un solo tomo le da a la trilogía un carácter más arraigado en el imaginario de la literatura política».

Discutimos sobre la hipótesis de que en los años del lanzamiento original no se estilaba para nada la literatura política en la Argentina, no estaba de moda, y que en los últimos años la cosa ha cambiado, por lo que quizás este sea un mejor momento para el género de las novelas.

Una cuestión de dinero

Pauls disiente: «En todo caso es una literatura política muy atravesada por la agenda contemporánea y esa agenda no tiene nada que ver con la que yo tenía en la cabeza cuando escribí las tres historias. Se puede leer la literatura que se hace hoy en el marco del cambio climático, de la crisis medioambiental, de los populismos de derechas, la crisis de migrantes, etc, pero en ese sentido las novelas que yo escribí están ligadas a un periodo específico y, en todo caso, la idea de literatura política que tenía a la hora de escribir la novela es muy distinta a la que tendría hoy, que tiene que ver con cosas más planetarias y globales, pero el foco de las tres historias era más local. Tenía para mi una importancia grande poder recuperar lo político como material de la escritura, y eso sí en ese momento era un poco ajeno a los escritores de la época, y al mismo tiempo no quería caer en el estereotipo del intelectual comprometido, una especie de tradición de compromiso muy ligada a los contenidos y muy poco a la forma, que venía de los años sesenta, tampoco quería ese modelo».

Añade sobre lo que sí quería hacer: «Inventé un modelo íntimo-político que era el camino que a mi me interesaba recorrer, saber cómo se articula en una familia de clase media de Buenos Aires, una dimensión imaginaria de lo íntimo con la dimensión histórica. La narración me permitía trabajar con la dimensión de la sensibilidad, porque las tres novelas son la crónica de formación de una sensibilidad, de un joven que durante los años setenta se forma como sujeto al fragor de esa década, que es una de las más radicales que haya pasado en la Argentina».

Pese a que Pauls ha remarcado que se trata de distintas sensibilidades dentro de la tradición de la literatura política, lo cierto es que el caos financiero de las últimas semanas sí tiene un fuerte gancho de actualidad con el final de la trilogía: «Es un problema crónico en la Argentina, por lo tanto cualquier texto que aborde la cuestión del dinero va a tener algún tipo de actualidad. Cuando el libro salió en 2013 lo fui a presentar a España y, si no recuerdo mal, atravesaba una crisis feroz por una burbuja inmobiliaria y al llegar aquí me dijeron que la novela resultaba pertinente para el contexto español. Me parece que cualquier relato que tenga que ver algo con el dinero es un relato que va a ser relevante en la Argentina, pero también en el mundo contemporáneo, donde la economía sigue siendo una fuente enigmática y de producción de interés. Seguimos sin saber absolutamente nada sobre la economía: la economía sigue siendo un enigma para cualquiera, incluso para los que se supone que deberían dominarla. Previsiones que fallan, crisis que no se pueden prever, crisis que se pueden prever pero no se pueden solucionar, periodicidad de los cataclismos, formas nuevas de enfermedades económicas… Hay algo ahí que sigue siendo un material riquísimo para trabajar.

Y concluye: «La Argentina es un caso piloto porque de algún modo aglutina en sus últimos años de historia todas las anomalías de una economía demencial, pero también eso explica, sospecho, el encanto y la fascinación que sigue ejerciendo pese a caer cada día más bajo. Hablar de la economía argentina es condenar a un libro a estar siempre de moda».

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