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Gloria del Toro: «Barcelona es la ciudad más bella, pero la que peor trata al ciudadano»

La cantante e influencer dedica una oda a la metrópolis que, pese a todo, defiende como «la mejor del mundo»

Gloria del Toro: «Barcelona es la ciudad más bella, pero la que peor trata al ciudadano»

La influencer y cantante Gloria del Toro | Cedida

Con mucho carisma y pocas mordazas, Gloria Barnés García (Barcelona, 1997), conocida en arte como Gloria del Toro, seduce a los algoritmos de las redes sociales, donde se ha convertido en un icono para los cientos de miles de personas que ven sus vídeos. Tampoco son pocos los haters de los que ha sido blanco. Seguridad, autoestima, carisma y originalidad son algunos de los rasgos característicos que encuentran sus seguidores en una influencer que habla claro en contra de aquello que le molesta, como la gordofobia o el machismo, y defiende sin complejos las causas, como el feminismo, en las que cree. Artista polifacética, Del Toro acaba de lanzar su tercer single musical, La más chula de Barcelona, una oda a su ciudad natal. En conversación con THE OBJECTIVE, reflexiona sobre sus canciones, optimistas y pasionales pese a que las que suele escuchar son más bien tristes; las novedades que llegan en la música urbana ahora que «la fase del reguetón está de bajada»; y cómo se siente reflejada en los «conflictos y dualidades» de la capital catalana, que «muchos catalanes piensan que no es Cataluña» y que a menudo maltrata a sus residentes. A pesar de todo, la cantante sigue defendiéndola como la mejor ciudad del mundo y, sobretodo, la más bella.

PREGUNTA.- ¿Qué ha significado para ti el lanzamiento de esta canción?

RESPUESTA.- Estoy muy emocionada. Han sido cuatro meses para sacarla y grabar el videoclip. Ha sido un montón de trabajo. Ser artista independiente es una pila de trabajo. Le tengo mucho cariño y creo que tiene una letra graciosa y que el videoclip es representativo de lo que soy, de la energía y el buen rollo que me caracteriza.

P.- ¿Cómo la defines?

R.- Es una rumba. La primera canción fue una copla muy española y esta es una rumba catalana variada, tiene un rollo ochentero porque me encantan las cositas vintage, hago cosas con un punto que mira al pasado. Nihil novum sub sole, nada nuevo bajo el sol. En el arte y la música siempre vamos mirando para atrás, es repetitivo.

P.- Otro de tus intereses es el mestizaje.

R.- Sí, por ejemplo, la rumba es una mezcla: se hizo en Cataluña por la música que llegaba de Latinoamérica y la adoptaron los gitanos con la guitarra, que es un instrumento de percusión, con una parte armónica y de melodía. Mi canción también tiene un toque Azúcar Moreno y un toque cubano.

P.- ¿No es este el mestizaje que se observa en Barcelona?

R.- Barcelona está teniendo un boom cultural importante. Cuando nací, empezaba a haber inmigración y ahora hay una comunidad de dominicanos, una comunidad pakistaní… que fusiona su identidad con lo que ha encontrado aquí.

P.- Además de recibir migración extranjera, Barcelona solía atraer personas del resto de España, mientras que ahora son más los catalanes que deciden dejar su tierra.

R.- En Madrid, artísticamente hay muchas oportunidades. El clima artístico de Barcelona es brutal, amo Barcelona, pero profesionalmente a lo mejor en algún momento me voy a Madrid. Ves amigos periodistas, bailarines, cantantes… que van a buscar oportunidades a Madrid, pero yo me quiero ir a Miami. España tiene un punto a veces provinciano, Miami seguramente también lo tenga. Yo también quiero viajar, ver, vivir. Barcelona es lo más bonito del mundo. Dicen que Madrid tiene más buen rollo, que hay más movida, pero Barcelona es más bonito que Madrid, que tiene un punto claustrofóbico. No tiene mar y Barcelona es más abierto. El pijerío de Barcelona es, en general, un poco más liberal.

P.- ¿Con qué estilo musical te identificas?

R.- Con todos, la verdad. Me apasiona tanto la música que me veo abriéndome a todo. Para mí, lo principal en la vida es la libertad, crear un día tecno, otro día una copla machacona, otro día una canción más fancy… Es lo que me gusta. Dirán que no me pueden ubicar, pero es mi sentimiento. Con mi música, quiero hacer sentir a la gente más libre, más feliz consigo misma, más motivada y mis canciones de bajón son menos, porque estoy en una época optimista, pero las canciones que más me gustan y escucho son supertristes. Pero quiero hacer bailar a la gente. Me preocupa dónde la gente me va a ubicar, pero tienen que vivir la experiencia de dónde me siento yo. Igual que no me veo cantando en otro idioma que no sea el castellano.

P.- El idioma en el que se expresa un cantante a veces tiene que ver con los referentes. ¿Cuáles son los tuyos?

R.- Escucho música de todas partes del planeta. Soy fan de Beyoncé, Etta James me vuelve loca, me vuelve loca la música brasileña, la árabe y escucho canciones que no tengo ni idea de la letra. Soy artista por Maria Callas. Soy una apasionada de la ópera, mi favorita es Tosca y soy muy fan de Puccini y soy fan de Verdi. Pero luego Lola Flores para mí representa muchísimo de la españolidad de nuestra cultura: el temperamento, la gracia… Me da miedo que me encasillen como payasa, pero la veo a ella, que se descojonaban pero también lloraban con ella, y espero tener un poco de eso.

P.- Tu música no se parece en nada a las novedades que solemos escuchar.

R.- Pienso muy poco en lo que pueda querer el público, porque la artista soy yo. El 90% de lo que se escucha en las radios de música urbana es reguetón, el mercado está saturado. La fase del reguetón está de bajada y estamos abriendo cosas nuevas con ritmos diferentes. Me toca los huevos que todas las canciones tengan que hablar de amor. Cuando intento hablar de amor acabo cantando de sexo, porque de amor de hombre conozco poco. Sé lo que es la pasión, el enamoramiento, pero de amor bonito no tengo ni idea, por eso tengo canciones eróticofestivas. Estuve en Egipto y preguntaba qué canciones sonaban. Al final el flamenco es música de raíz árabe. El martinete es una llamada a la oración.

P.- Volvemos a las mezclas.

R.- Como cultura, somos un país tan occidental como oriental. Es la belleza que tenemos: un país caótico, intenso. Somos el mejor país del mundo y eso en parte es debido a los 1.000 años de cultura árabe, es lo que nos hace tan especiales. En España tenemos algo de moro muy grande y bonito. El siguiente tema que haré tiene un poquito de árabe. Esta fobia que se tiene al marroquí, a la gente árabe, es una ridiculez. Es pensar que eres más ario que alguien exactamente igual a ti. Es lo que te conforma como cultura y seguramente étnicamente. Es lo mismo que el odio a lo gitano. En España son el pueblo más maltratado que puede existir a día de hoy. Hay gitanofobia, que es la cosa más detestable que tenemos. Se ve más normal ser racista con un gitano que con alguien negro. Y hay un blanqueamiento de cosas gitanas por parte de las artistas blancas.

P.- Se suele decir que la élite musical y cultural catalana es muy cerrada. ¿Cuesta abrirse camino en este mundo?

R.- Conozco mucho el panorama musical de aquí y lo que más me toca los huevos es que la mayoría son pavos y hacerte hueco como mujer es muy complicado. Yo estuve recorriendo todas las jams de Barcelona y te veías tú sola con 30 tíos verdes. Hay muchas cantantes mujeres, instrumentistas hay menos, no porque no estén ahí, sino porque es complicado que te den un espacio. Yo iba a subirme a un escenario y llegó un punto de malas experiencias con los tíos que gestionan eso. Si hubiese sido un tío, se me hubiese tratado de otra manera.

P.- Tu single es una oda a Barcelona. ¿Qué significa esta ciudad para ti?

R.- Me noto muy reflejada en Barcelona por sus dualidades, sus conflictos, su mestizaje. Hay muchos catalanes que sienten que Barcelona no es Cataluña, porque la lengua que más se habla es el castellano, o porque tiene mucho turismo e inmigración, está muy gentrificada y turistificada. Como barcelonesa, llevo muy mal el uso del espacio público. Solo he podido ir dos veces a la Sagrada Família y una vez al parque Güell. No es como lo concibió Gaudí, él pensó en un parque para la gente de Barcelona. Era un genio que no hacía nada parecido a los demás. Y la Sagrada Família ya no es un templo, es un parque de atracciones donde te cobran por entrar. Los barceloneses somos expertos en ver las cosas desde fuera y nunca entrar. No tienes la posibilidad: ¿cómo me voy a gastar ese dinero? A inicios de los años 20, la ciudad tuvo un gran boom con los modernistas, que no estaban pensando en esto y me da mucha pena. Pero Barcelona es fantástica, porque me puedo comer una pata de cordero marroquí por cinco pavos y me voy luego a la playa, luego me meto en un concierto, salgo, me puedo tomar algo en una terraza…

P.- ¿La ciudad ha perdido su identidad?

R.- Cambia, como todo, pero yo no he conocido ciudad sin turismo masivo y sin inmigración. Lo que veo de Barcelona es lo bonita que es y lo llena de energía que está, pero me gustaría que algunas cosas se gestionasen de forma diferente. Lo triste de Barcelona es que la gente no puede vivir en los barrios de sus padres. No hay servicios, no hay carnicerías, todo son bares, porque el turista no va a cocinar.

P.- ¿Barcelona debe ser algo más que la capital de Cataluña?

R.- Veo normal que a muchos catalanes les choque lo que es la ciudad comparando con el resto de Cataluña. Si la comparas con Vic, es normal que sean diferentes.

P.- Parte del independentismo se sentiría más cómodo si la capital fuese Girona…

R.- Pues que el presidente de la Generalitat se establezca en Girona: más cerca de la Costa Brava. (Ríe). Y que en el Palau de la Generalitat hagan un museo en el centro. Barcelona va a ser siempre una ciudad importante y potente, sea con el funcionariado o no. La gente viene porque es precioso: Barcelona tiene de todo, he viajado bastante y sigue siendo la mejor ciudad del mundo. Tienes playa, cultura, trabajo, mal pagado, pero trabajo.

P.- ¿Las instituciones catalanas han tratado de cambiar esta esencia para imponer su visión?

R.- Tienen una fantasía en la cabeza de lo que tiene que ser Cataluña. Es un modelo racista y clasista. Básicamente, lo que pretenden es que se hable en toda Cataluña solo catalán. Los Pujol eran racistas, a los charnegos se nos detestaba. Antes de que la otredad fuera el senegalés, fuimos los murcianos y los andaluces. Los charnegos fuimos la mano de obra que levantó esta ciudad y hacía los trabajos que nadie quería hacer. Barcelona les debe mucho en el tema cultural y de carácter. Se siente muy sureña en ciertas cosas. Una cantidad enorme de gente somos del sur. También es una ciudad que se siente más como Londres que otras, porque es más cosmopolita. He tenido profesores y compañeros supercatalinstas que decían muchas cosas que te hacían sentir mal. Yo era de las pocas de clase de familia charnega y mestiza, y gente rancia que era mi amiga me ha llegado a llamar colonizadora porque mis abuelos habían venido aquí y venían a cambiar la lengua. La lengua se cambia sola, porque si no, estaríamos hablando en latín. No me gusta el inmobilismo en cultura y en lengua; lo natural en el ser humano es cambiar. La gente que opina que Cataluña tiene que seguir siendo obligatoriamente de determinada manera están delulu, porque las cosas van a seguir cambiando. Es ridículo. Para ser colonizadora hay que ir con dinero, no a trabajar, es como llamar colono a un senegalés. Si viniese con armas y dinero y a violar, a lo mejor me pueden llamar colonizadora, pero si lo único que he hecho es migrar, a lo mejor lo único que soy es migrante.

P.- ¿En qué otras cosas debería mejorar Barcelona y cuáles la hacen ya mejor?

R.- Somos los mejores porque he nacido aquí y he bendecido esta tierra al caer. (Ríe). Somos los mejores en belleza y los peores en el trato al ciudadano. No puede ser que importe tan poco. Los derechos siendo ciudadano son menos que los que pueda tener un guiri alemán. Igual habría que limitar el número de turistas que vienen a la ciudad. Nos la estamos cargando y no sé si vale la pena todo por dinero.

P.- Y los alquileres están por las nubes…

R.- El ser humano es el único animal del planeta que no tiene vivienda o tiene que hacer malabares. Y que te digan que la gente de hoy no se compra pisos porque se gastan todo en aguacates cuando no tienen nada que ver los sueldos que ganaban nuestros padres con nosotros y cómo están los precios de los pisos… Aunque yo apoyo muchísimo el vivir con la familia todos juntos. Tener hijos siendo la mujer la que trabaja es prácticamente imposible y no tendríamos tantos ancianos en residencias si viviéramos juntos.

P.- ¿Las redes sociales te han traído muchos haters?

R.- Solamente me han traído cosas buenas. Estoy hecha para el cachondeo y el foco, me encanta que me reconozcan por la calle. El tema de los haters lo llevaba muy mal, sobretodo con mi cuerpo. Al ser una chica curvy me han insultado, me han llamado gorda, me han dicho muérete en un hospital público, cerda, muérete… Yo lo llevaba mal, porque tenía la herida de cuando me hacían bullying de pequeña. Que un tío te llame vaca burra me sentaba fatal, pero era como que valorase su opinión. Pero gracias a que voy a terapia y me la suda todo… Además, el hate es bueno, es lo mejor que le podría pasar a mi música ahora. Lo tengo muy superado. Tengo una canción con mi cuerpo, mi vida, mi alma. Me importa poco lo que digan. Los haters me han ayudado a crecer, les diría que me odien un poco más, se lo agradecería un montón para llegar a los 100.000 seguidores. Tengo unos años y sé lo que son las redes. Si tuviese 15 años y un montón de inseguridades, me podría afectar, pero también hay gente que me hace sentirme bien con mi cuerpo y a Isabel Coixet la conocí gracias a tener una presencia en redes. Y hay muchas cosas que han llegado por compartir mi sentido humor: a la gente parece ser que le gusta mi personalidad fuerte y lo agradezco. Muchas chicas me escriben que tienen menos complejos con su cuerpo desde que me siguen. Lo mejor que podría hacer es dejar un legado positivo de gente que es más feliz. La alegría y compartir es lo más importante.

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