Cayo Apuleyo Diocles, el deportista mejor pagado de la historia
Este auriga nacido en la actual Mérida fue el mejor corredor de carreras de cuadrigas de la Antigüedad
«Soy español, ¿a qué quieres que te gane?». En las últimas dos décadas, esta frase se ha hecho popular por el buen hacer de nuestros deportistas. La selección de fútbol, ganadora de un Mundial y tres Eurocopas; los 26 Grand Slam ganados entre Rafa Nadal y Carlitos Alcaraz; la multitud de medallas en baloncesto; los mundiales de F1 de Fernando Alonso… la lista es amplia y muy variada. Pero un caso igual de excelso, aunque enterrado por siglos de historia, es el de Cayo Apuleyo Diocles.
Nos trasladamos al Imperio romano, en concreto a la ciudad de Emerita Augusta, la actual Mérida. Allí nació Cayo Apuleyo Diocles (tradicionalmente se había situado su alumbramiento en Lusitania, hoy Portugal, pero las últimas investigaciones parecen situarlo en la actual Extremadura), el mejor auriga de la historia y considerado el deportista mejor pagado de todos los tiempos. Este último hecho puede sorprender a la vista de los millonarios contratos que firman actualmente las estrellas del deporte mundial. Pero en seguida vamos a eso.
Las carreras de cuadrigas
Antes, debemos explicar brevemente en qué consistía el deporte practicado por Cayo. Se trataba de las carreras de carros, también llamados cuadrigas, y constituían el divertimento preferido de los romanos, por encima incluso de las luchas de gladiadores. Sin ir más lejos, no hay que olvidar que en el Circo Máximo de Roma cabían más de 150.000 espectadores, por las sólo 65.000 localidades del Coliseo. El motivo de esto tiene que ver, con mucha probabilidad, con el hecho de que las carreras —pese a lo que pueda parecer a simple vista— eran mucho más peligrosas que los combates. Cabe recordar que las luchas de gladiadores no solían acabar en muerte tan a menudo como nos han vendido las películas de Hollywood. Era muy caro formar y mantener a un luchador, por lo que los organizadores de los combates cuidaban mucho de proteger en lo posible sus inversiones.
Como decíamos, cosa distinta sucedía con las carreras de carros, donde era muy habitual que tanto aurigas como caballos sufrieran aparatosos accidentes, que con frecuencia terminaban en muerte. Esta circunstancia convierte en excepcional la trayectoria deportiva de nuestro protagonista. En efecto, Cayo Apuleyo Diocles gozó de una carrera singularmente larga, que comenzó a los 18 años y se prolongó hasta los 42. Casi un cuarto de siglo corriendo.
Un palmarés de récord
Las carreras de cuadrigas eran el equivalente a la Fórmula 1 actual. Lo que hoy llamamos escuderías recibía el nombre de factiones, e igual que hoy en día cada una contaba con patrocinadores, gerentes, ingenieros y aurigas propios. Había cuatro equipos: el verde, el azul, el blanco y el rojo. Las carreras duraban siete vueltas, lo que en el Circo Máximo —el circuito más largo— se traducía aproximadamente en una milla.
Las estadísticas de Cayo en el circo fueron impresionantes. A lo largo de su trayectoria, corrió 4.257 carreras. En ellas, obtuvo 1.462 victorias, lo que supone más de un tercio de triunfos en las carreras que disputó. Las fuentes nos hablan de que más de un tercio de esas victorias las consiguió con una salida relajada para después adelantar a todos sus rivales. Con este estilo a la hora de correr, Cayo se alejaba de posibles accidentes en las primeras vueltas para después remontar. Además de sus triunfos, el auriga hispano acumuló otros 1.438 segundos o terceros puestos. Sólo en el 31% de las carreras no se subió al podio.
El atleta mejor pagado de la historia
Ni Leo Messi ni Cristiano Ronaldo. Ni Michael Jordan ni Lebron James. Tampoco Roger Federer o Tiger Woods. Ninguno supera ni de lejos a Cayo Apuleyo Diocles en lo que a ganancias se refiere.
El hecho de que los tres primeros clasificados en las carreras cobrasen un premio en metálico, unido a lo longevo de su carrera, explica la inmensa fortuna que Cayo amasó. Según estimaciones, el auriga extremeño se embolsó nada menos que 1.500 millones de los actuales euros.
No sabemos cuándo o en qué circunstancias murió Cayo, pero sí que se retiró en la pequeña localidad de Palestrina, en la región italiana del Lazio. Probablemente, gozó de una larga y tranquila jubilación nadando en sus millones de sestercios.