Los petrodólares persiguen a Messi

La experiencia de Lionel Messi en el PSG no fue demasiado bien, para qué vamos a engañarnos. Tras tantos años flotando en el líquido amniótico de aquel Barça en el que germinó al fútbol profesional, la locura del club estado catarí afincado en la capital francesa supuso un parto más bien traumático. El verdadero padre de la criatura, Tamim bin Hamad Al Thani , el emir de Qatar, tiene de partero a un tipo con maneras tan discutibles como Nasser Al-Khelaifi, presidente de QSI, el fondo soberano que compra todo lo que se le antoja al emir, una especie de personal shopper a lo grande, para entendernos.

Para mayor empalago, Messi tuvo que ganar su Mundial precisamente en Catar, y soportar que el emir en persona le robara protagonismo en el momento sagrado de la entrega del trofeo, tapándole la albiceleste con una especie de túnica representativa del folclore local. Messi acaba de ganarle en la final, por cierto, a la Francia de un «compañero» (nótense las comillas) del PSG, Kylian Mbappé, que se haya actualmente empantanado en su propio plan de fuga (pero esa es otra historia: si quieren saber más, simplemente pongan la tele en cualquier programa deportivo a cualquier hora).

Messi tuvo la suerte de haberlo ganado ya todo, estar en todo lo alto del mercado pese a su edad (cumple 37 justo hoy: ¡Felicidades!) y no tener más años de contrato con la feria parisina del emir. Así que hizo las maletas y se sentó a elegir destino. Arabia Saudí, que ya había cubierto de oro a su mejor enemigo, Cristiano Ronaldo, le hizo una oferta irresistible: 400 millones de dólares anuales. Messi se resistió. Porque no tenía buen recuerdo de los petrodólares (que, como todo en la vida, tiene sus esclavitudes, se ve) o por lo que fuera, eligió otro destino: EEUU. El otro día debutó en el Inter Miami con un golazo de ensueño. 

Según Transfermarkt, algo así como la Biblia en estos menesteres, el valor de los jugadores que militan actualmente en la liga profesional estadounidense, la MLS, asciende a 1.240 millones de euros. Messi está a la cabeza, claro, con un valor de 35 millones. ¿Solo? La edad… Aunque la media de los jugadores de la MLS está en 25,9…. Otro dato curioso: 483 de ellos son extranjeros, el 56,4%. EEUU, además, va a coorganizar el próximo Mundial, en 2026, con México y Canadá. 

Los de la Liga Profesional Saudita, donde mora CR7, están valorados en 543 millones. La media de edad es de 27,9 años. De sus 497 jugadores, solo el 24,3% son extranjeros. Su número uno es el serbio Sergej Milinković-Savić, que sale por 50 millones. Cristiano está en 15 millones. La edad (cumple 39 en febrero: ¡Ánimo!). Y un Mundial bastante lamentable. Arabia Saudí se retiró el mes pasado de la carrera por coorganizar el Mundial de 2030.

La semana pasada, Cristiano se trajo su Al Nassr al Algarve a jugar un torneo amistoso. Tras un partido contra el Celta, dijo a un reportero de la ESPN (cadena estadounidense) que la liga saudí «es mejor» que la MLS. El Celta había ganado 5-0, por cierto. También dijo que no pensaba regresar a un equipo en Europa. Vaya. Y que no tiene planes de jugar en Estados Unidos. 

«Solo quedaban retoques puntuales, como el gran salto marketiniano de Messi y el Mundial en su país como colofón»

Boutades de CR7 aparte, hay que admitir que el proyecto de relanzamiento saudí está empezando a despegar. Resulta significativo que a su jugador más caro, Milinković-Savić, lo ficharon del Lazio en el mejor momento de la vida deportiva de un futbolista: 28 años. Por eso vale 15 millones más que Messi. La MLS lleva años en velocidad de crucero. Es lógico que su progresión no sea ya tan acelerada como la saudí. Solo quedaban retoques puntuales, como el gran salto marketiniano de Messi y el Mundial en su país como colofón (confirmatorio: ya celebraron uno en 1994, aquel en solitario).

Messi ha preferido esa estabilidad. Además de vivir en Miami, que no es ninguna tontería: será vecino de su amigo Aguero, por ejemplo. Y jugará en un club al que se ha llevado a sus compañeros de siempre Busquets y Jordi Alba, y que, sobre todo, está en manos de profesionales, incluido un ex futbolista como David Beckham. A salvo de las locuras de los petrodólares. O no.

Don Garber, comisionado de la MLS, hizo sonar todas las alarmas la semana pasada al decir abiertamente que la liga está abierta a la inversión de fondos soberanos, como explica Shawn Medow en SportBusiness. Antes, en Bloomberg, Edward Ludlow , Randall Williams y Guillermo Molero habían analizado a fondo la posibilidad, recordando que otras ligas profesionales estadounidense como la NHL y la NBA ya admiten el dinero de los  fondos soberanos. 

Catar, de hecho, ha metido un simbólico pie en la mismísima capital del imperio comprando una participación del 5% en Monumental Sports & Entertainment, la compañía propietaria de tres equipos de Washington: los Wizards de la NBA, los Mystics de la WNBA (baloncesto femenino) y los Capitals de hockey. Se dejaron 4.050 millones de dólares. Una minucia.

¿Se podría sentir Messi estafado? Frente al ofertón árabe, en la MLS va a ganar sólo unos 150 millones en dos años y medio. Eso sí, los petrodólares se limitan a pagar al contado y, a cambio, pedir rendimiento. En Estados Unidos parece haber un estilo distinto: en su momento Garber confirmó que el acuerdo de Messi con su liga incluye una participación en el club y acuerdos de reparto de ingresos con Apple y Adidas. Eso aparte de la red que el argentino ya venía preparando de antes y que Jorge Arias resumió por aquí. En definitiva, formaría parte del negocio. Uno real, en un mercado real (en el sentido metafísico, no monárquico…) 

Pero la liquidez es la liquidez, suponemos que le habrá dicho el amigo Garber.