Una niña entre tres lenguas y dos guerras
La poderosa novela de Fabrizia Ramondino,‘Guerra de infancia y de España’ captura la inocencia infantil en medio del caos de la Guerra Civil y la Mallorca multicultural de 1937
La recuperación de la novela Guerra de infancia y de España de Fabrizia Ramondino (Nápoles, Italia, 1936 – Gaeta, Italia, 2008), gracias a la editorial Libros del Asteroide, es un acontecimiento literario que no solo devuelve a los lectores una obra brillante, sino también la figura de una escritora injustamente olvidada. Publicada originalmente en 2001 y recuperada recientemente en Italia, la novela vuelve a ocupar un lugar en el panorama literario contemporáneo, consolidándose como una joya que transita entre la ficción, la memoria y el retrato de una época convulsa, desde la mirada ingenua pero perspicaz de una niña. El periodista Daniel Capó, también prologuista de este libro, explica a THE OBJECTIVE que «Ramondino es una de las grandes damas del último tercio del siglo XX y sin duda Guerra de infancia y de España es una de las grandes novelas italianas que se han publicado este siglo».
Ramondino fue una autora que dejó una profunda huella en la literatura italiana con su capacidad para mezclar lo íntimo y lo histórico, lo poético y lo real. Ya lo demostró en su ópera prima, Althénopis (1981). Ahora, por primera vez publicada en español, Guerra de infancia y de España evidencia estas cualidades de su maestría, situando a su joven protagonista, Titita –su alter ego–, en la Mallorca de 1937, en plena Guerra Civil española, mientras Europa se asoma al abismo de la Segunda Guerra Mundial.
La novela es tanto un relato de crecimiento como una exploración de la tensión entre el mundo infantil y el de los adultos. Titita, hija del cónsul italiano en Mallorca, es una niña curiosa y traviesa que vive rodeada de un exuberante jardín, el cual se convierte en su refugio y su espacio de descubrimiento. En este microcosmos natural, Ramondino construye una rica metáfora del mundo en que crece Titita, donde la naturaleza y la libertad contrastan con las rígidas estructuras sociales y los conflictos políticos que acechan más allá de los muros de su villa.
Con una prosa exquisita, la autora captura con sensibilidad ese sentimiento ambiguo de la infancia, en el que la realidad cotidiana y la fantasía se entrelazan, y donde la inocencia choca con la dura incomprensión del universo adulto. «El tiempo de Son Batle [la villa donde vivían], además, no tenía una finalidad: no existía nada que debiera suceder; nadie nos decía, por ejemplo, que debíamos crecer, tal vez porque las guerras disuaden a los adultos de decir a los niños cosas por el estilo», escribe Ramondino.
El idioma secreto
Uno de los grandes logros de la autora es la forma en que recrea el contexto cultural y lingüístico que rodea a Titita. Mallorca se presenta como un espacio multilingüe y multicultural, donde el italiano, el español y el mallorquín conviven y se entrecruzan en la mente de la niña. «Además del castellano y el italiano, que tenía en común con mis padres, había otra lengua secreta que ellos ignoraban pero que yo compartía con el servicio de la casa, con mi amigo Paco, con la gente del patio de Dida y a veces también con mis hermanos menores: el mallorquín».
A través de su curiosidad por las palabras, la protagonista nos permite vislumbrar cómo los idiomas configuran no solo la realidad que percibe, sino también su propia identidad en formación. Esta complejidad lingüística, que para Titita es fuente de descubrimiento, también refleja las tensiones históricas de la época, donde las fronteras culturales y políticas se difuminan y colisionan.
El conflicto bélico desde los ojos de la niñez
La guerra, aunque percibida de manera difusa al principio por la protagonista, empieza a impregnar progresivamente la narración, superponiéndose a la aparente serenidad de la vida en la villa consular. Titita no comprende del todo lo que ocurre a su alrededor, pero siente las presiones invisibles que transforman su entorno: la hostilidad creciente, el miedo de los adultos, el silencio que pesa en las conversaciones familiares. Ramondino logra transmitir el ambiente cargado de presagios que se respira en la isla, donde la paz idílica del jardín y las risas infantiles se ven constantemente amenazadas por la inminencia del conflicto en su país natal, contado tan bien por su abuela, desde Nápoles, la otra figura femenina imprescindible en esta novela.
A través de los ojos de la protagonista, la autora ofrece una visión singular de la Guerra Civil española. Aunque Titita no entienda las implicaciones políticas del conflicto bélico, su relato nos acerca a una verdad mucho más profunda: la guerra no es solo una cuestión de batallas y frentes, sino también de emociones, silencios y angustias que invaden la vida cotidiana de quienes la experimentan. En este sentido, la novela se inserta en una tradición literaria que explora la guerra desde la perspectiva infantil, donde el asombro y la incomprensión de los niños muchas veces revelan las verdades más crudas de la condición humana.
La frontera fina entre ficción y realidad
Lo que hace de Guerra de infancia y de España un libro particularmente poderoso es su capacidad para mezclar el realismo con una especie de lirismo onírico, una cualidad que subraya la disonancia entre el mundo interior de la infancia y la dura realidad exterior. «La mirada de Ramondino parte de la memoria, pero juega continuamente con la ficción. Por tanto, se sitúa en esa frontera fina que separa lo ficticio de lo real pero que nunca se desliga de la verdad. Es una ficción al servicio de las verdades profundas del ser humano», dice Capó.
A medida que Titita crece, comienza a sentir la presión de conciliar esa sensación de libertad ilimitada que experimenta en la naturaleza con las reglas implacables del universo adulto. Ramondino nos lleva de la mano por este proceso de desencanto, donde el conflicto bélico además de un telón de fondo histórico, es también una metáfora de la pérdida de la inocencia.
Con esta primera edición en español, no solo se recupera a una autora de gran relevancia, sino que se nos recuerda que la literatura, cuando se narra desde la mirada de un niño, tiene el poder de iluminar las zonas más oscuras de la realidad. Fabrizia Ramondino, por medio de su fina percepción y su prosa delicada pero incisiva, consigue hacernos partícipes de esa magia y desolación que envuelven la niñez en tiempos de guerra.
Es una novela que, aunque centrada en un periodo histórico específico, tiene una resonancia atemporal. La mirada de Titita sobre la guerra, la familia, el lenguaje y la naturaleza trasciende el contexto de los años treinta y cuarenta. Con una prosa verdaderamente humana, la autora vuelve a aquella niña para hablarnos de las contradicciones universales a las que se enfrenta cualquier ser humano al crecer: la lucha entre la libertad y la responsabilidad, la incomprensión de los mecanismos de poder, la necesidad de conciliar el yo interior con las expectativas del mundo exterior.
Este libro de Fabrizia Ramondino nos invita a reflexionar sobre el poder de la literatura para captar la esencia de lo humano, incluso en sus momentos más oscuros. Hay luz incluso en las tinieblas.