Santiago Segura y el 'taquillazo' de 2024 que retrasa la muerte de los cines españoles
El cineasta ha firmado la cinta española más taquillera del año, con cifras que no se veían desde ‘Ocho apellidos vascos’
Ilustración de Alejandra Svriz.
La taquilla española de 2024 tiene un nombre: Santiago Segura. El cineasta madrileño volvió a conquistar las salas de cine con Padre no hay más que uno 4: Campanas de boda. La cuarta entrega de esta saga familiar -puro cine comercial sin más pretensiones- no solo ha liderado la recaudación en su primer fin de semana, sino que también ha establecido nuevos récords en la industria cinematográfica nacional. Con más de 3,3 millones de euros recaudados y 518.713 espectadores, se ha convertido en el mejor estreno español de los últimos nueve años. No se veían estas cifras desde Ocho apellidos vascos.
Con este hito, Segura sigue marcando el compás del cine comercial español del siglo XXI. Desde su salto a la fama en 1995 con El día de la bestia, su carrera ha sido un muestrario de éxitos. En 1998 se consolidó como actor y director con la primera entrega de lo que sería un antes y un después en la comedia española: Torrente, el brazo tonto de la ley. La irreverente parodia del género policíaco se convirtió en un fenómeno de masas. La película dio pie a una saga que, hasta la fecha, cuenta con cinco entregas, todas ellas éxitos rotundos de taquilla.
El éxito de Torrente no solo se mide en cifras de recaudación, sino también en su impacto cultural. El policía corrupto, zafio, estúpido e inmoral se ha convertido en un icono del cine español, reflejando con humor ácido numerosos estereotipos de nuestra sociedad. La saga ha sabido reinventarse en cada entrega, adaptándose a los tiempos y manteniendo el interés de varias generaciones.
Se rumorea que una sexta película podría llegar en los próximos años, aunque queda por ver si el cuerpo de Segura podrá soportar otro cambio de peso radical: llegaba a ponerse 20 kilos para interpretar a Torrente, todo a fuerza de una estricta dieta rica en grasas. Un auténtico atentado para la salud cardiovascular.
Más allá de Torrente, Segura ha demostrado tener una gran visión para el cine comercial. Ha trabajado como actor, director, guionista y productor, participando en proyectos tan diversos como Balada triste de trompeta (2010) o Las brujas de Zugarramurdi (2013). Su capacidad para conectar con el público se evidencia en la saga Padre no hay más que uno, que ha sabido captar la atención de familias y espectadores de todas las edades, consolidándose como una de las franquicias más exitosas del cine español reciente.
El éxito de Segura pone de relieve la importancia del cine comercial en España. Aunque a menudo este tipo de producciones no cuentan con el favor de la crítica especializada, su capacidad para atraer a grandes audiencias es innegable. Películas como las de Segura llenan las salas de cine, fomentan el consumo cultural y generan empleo en una industria que, como cualquier otra, necesita rentabilidad para subsistir. Además, contribuyen a la promoción de la cultura española tanto en el ámbito nacional e internacional.
El cine comercial y el cine de autor no son excluyentes, sino complementarios. Uno aporta profundidad artística y reflexiva; otro, entretenimiento y accesibilidad al gran público. Ambas escuelas enriquecen la oferta cultural y permiten que la industria cinematográfica sea diversa y sostenible. La coexistencia de diferentes estilos y géneros es lo que mantiene viva y dinámica la cinematografía de un país.
Guste más o menos a críticos y espectadores, Santiago Segura ha demostrado ser un pilar fundamental del cine español contemporáneo. Su capacidad para conectar con el público, adaptarse a los cambios de la industria y generar éxitos de taquilla lo consolidan como uno de los cineastas más influyentes de las últimas décadas. Es innegable que su contribución ha dejado una huella imborrable en la cultura popular española.
