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Música

Alcalá Norte: el pop-rock de los 90 renace en un barrio de Madrid

El grupo de Ciudad Lineal se estrena con un álbum ecléctico que promete ser la primera piedra de una carrera meteórica

Alcalá Norte: el pop-rock de los 90 renace en un barrio de Madrid

Foto del grupo en Instagram.

Son de esos grupos alumbrados al reflejo de una vida compartida. Vienen de Ciudad Lineal, y son Ciudad Lineal. Me escama usar el manidísimo término, pero no puedo evitar clavarles el perverso pin de «auténticos». Menos de treinta palos y palos para más de treinta.

En cuestión de meses, los Alcalá Norte han puesto en marcha un blitzkrieg. En su afección más allegada a Los Ramones y no tanto a la Alemania Nazi -que para algo hablamos de música-. Si bien llevan cinco años gestando la banda, como una planta carnívora a dieta de moscas, de pronto les ha caído el monzón en forma de plaga de seguidores y expectación con la publicación de su primer álbum.

Sin mucha originalidad -ya lo siento, chicos- el nombre del disco es homónimo al de la banda: Alcalá Norte (Baluanka, 2024). Su sonido, en cambio, mosquea en positivo por lo bizarro. Suenan a los ochenta, a La Movida, dirán muchos. Y tienen razón. Hay algo en las letras que zumba desde el trap, hasta Parálisis Permanente o Alaska y Dinarama. Pero se pavonean con más soltura aun los ecos de Manchester. El rock alternativo, el pop vacilón que dominó la ciudad de los Diablos Rojos en los 90, se manifiesta como la estaca sobre la que ondea Alcalá Norte.

Me reúno con Álvaro Rivas (voz), Juan Pablo Juliá Ciarelli (guitarra) y Carlos Elías (productor), en casa de este último. Acaban de salir de un pequeño concierto acústico en La Plaza Raffaella Carrá, donde el cantante ha lanzado su camiseta futbolera a un ebrio mamarracho que lo ha insultado con varias peinetas.

Pregunta.- ¿Cómo empieza Alcalá Norte?

ÁLVARO RIVAS.- Fue cosa de Jaime Barbosa (batería) y de este (señala a Juan Pablo), que tenían experiencias musicales previas.

JUAN PABLO JULIÁ.- De hecho, la primera vez en un escenario de Rivas fue en uno de mis conciertos. Rivas debutó en un escenario, como en 2013 o 2014, por la Prospe (barrio Prosperidad de Madrid) creo. Cantó un tema de los Libertines: Don’t look back into the sun.

Frustración

ÁR.- Esa era toda mi experiencia musical hasta 2019, que es cuando nos decidimos a montar algo. Pero no iba a ninguna parte. Pura frustración. A todo esto, Barbosa estaba en otro proyecto; una banda de punk llamada Guarrerías Preciados.

JPJ.- Básicamente, un día Barbosa nos dijo que iba a dejar Guarrerías, pero que no se quería quedar sin banda. Eso fue como a principio de 2020.

ÁR.- Y me propusieron. Y dije, venga tú, vamos a intentarlo. Y ahí, más o menos, empezó Alcalá Norte.

JPJ.- Con toda la maldita pandemia de por medio, claro. 

P.- ¿Y ese nombre de centro comercial?

ÁR.- Tiene una historia muy clara. Queríamos ser Ciudad Lineal. Vale. Y cuando lo teníamos, pues creo que fui yo, que me dio por buscar si había ya otra banda con el nombre. Y me di cuenta de que había otra puta banda de post-punk llamada Ciudad Lineal, de Barcelona.

JPJ.- Yo me acuerdo de un estribillo suyo que estaba guapo.

ÁR.- No los quise escuchar del cabreo. El caso, un día estábamos en el cementerio de San Isidro con un colega, y le dijimos: «tío, nos han follado el nombre». Y este dijo: «Poneos Alcalá Norte, y ya. Que está en el metro de Ciudad Lineal». Y con ello que fuimos. Creo que en un documental Liam Gallagher dice que Oasis también surge como nombre inspirado en un centro comercial, pero no me hagas mucho caso.

P.- ¿Quién compone las letras?

ÁR.- Al principio, cuando nos juntábamos, cantábamos Barbacoa en el Cementerio, que era una versión de Guarrerías Preciados, y otra, El Verdugo, que era de Barbosa, y a partir de ahí me calenté. Y todas son mías, pero muchas son de cosas que nacen entre todos, como que yo me llevo los deberes a casa, pero la esencia son las vivencias e ideas compartidas.

P.- ¿Cómo te inspiras o cuáles son, digamos, las fórmulas?

ÁR.- Al principio era como, venga, pues yo hago las canciones, y pillaba mis apuntes (porque en esa época era bastante concienzudo a la hora de tomarlos), y como escribía un montón de frikadas, que igual no me importaban mucho, pero que aun así estaban registradas, pues cogía la prosa y la hacía verso. Literal. Entonces ya me di cuenta de que… bueno, que le estaba dando un poquito de onda a nuestra movida funcionando así.

Hilo conductor

P.- ¿Qué tienes con CR7, y con Georgina, que asoman en varios temas del disco?

ÁR.- Joder. No, lo de Georgina es totalmente externo a CR7. Yo he seguido un sabio consejo que me dio una persona que respeto. Me dijo, tú no tomes cocaína nunca porque la gente toma para estar en el estado mental en el que tú te hallas por naturaleza. Y no te hace falta. Luego, cuando tomas cocaína y estás en el diálogo, tienes una extraña sensación de prisa porque el otro termine de hablar para que llegue tu turno. Entonces, vale, porque me gusta CR7, pues vi el docu de Georgina. La temporada 1. No la 2. Entonces yo veía como que todos sus amigos respetaba mucho el turno de palabra de Georgina. Y me dije, coño, me recuerda esa historia de la cocaína. Como que Georgina está muy cómoda en ese mood de cocainómanas, sin necesidad de ser interrumpida, donde todo el mundo le respeta el turno con solemnidad. En fin, eso es lo de Georgina. Y lo de Ronaldo es una cosa de siempre. La única canción sobre Ronaldo es Superman. Esa es la única canción que es sobre Ronaldo. En Chavales se menciona a Ronaldo por no decir otra palabra que rimaba con Ronaldo y que a Barbosa le parecía, no irrespetuoso de censura rara y tal, sino de… rollo de magia negra, ¿sabes? Porque ya otras veces, cuando sonaban letras de Barbosa que no me molaban, cambiaba palabras de él por Ronaldo. Y nos hacía gracia.

P.- ¿Cómo definirías vuestro sonido?

CARLOS ELÍAS.- El problema que tiene Alcalá Norte, que también es una virtud, son sus muchas influencias. Son una batidora. Una emoción mágica donde cada uno suelta su mierda, y su reflexión o su influencia de turno, y al final el único hilo conductor para toda esa emoción que te he dicho, es cómo experimentan ellos la realidad. Cómo leen una noticia, un libro, escuchan un disco y emana así una forma de comunicarse con el mundo. Ese es el único hilo conductor. Entonces, por ahí metes sonoridades que encajan en todo eso, como es el chorus, el flanger, en otra a lo mejor es más relajado y tiras de atmósfera… Porque son muy solemnes. Cuando están hablando de algo, los acompaña a esa solemnidad. Si lo hicieran más seco, no funcionaría igual.

P.- Hay canciones que, más que solemnes, apelan claramente a la guerra y sus despojos.  

CE.- Sí, desde luego. Cuando son crudos hablando, por ejemplo, del desasosiego que siente una persona dándose cuenta de la destrucción que es capaz de generar el ser humano, ahí hay una guitarra muy mordiente todo el rato. No descansa, como si estuvieras realmente viendo una batalla.

Influencias

JPJ.- Existe una cúpula, compuesta por Rivas, Barbosa y yo, y una contracúpula que involucra a gente como Carlos. Te digo esto para que entiendas que, gracias a él, a ellos, estamos aquí. Básicamente son los opuestos con los que logramos centrarnos, domar la cosas y enfocarnos en la canción. La canción es lo más importante.

P.- Lejos del cierto sentido del humor despachado en algunas letras, en otras se ven arranques que huelen a conciencia social. La «sangre del pobre», y todo eso…

ÁR.- Son libros, tío. Si de repente me leo un libro que tiene metáforas guapas, o no sé qué, va a salir en la canción. Luego, evidentemente hay un cierto sesgo mío de los libros que leo, pero ahí manda la lírica, ¿sabes?

P.- ¿Referentes?

JPJ.- Oasis, Stone Roses, Blur, a Barbosa le mola muchísimo el heavy, Judas Priest, por ejemplo, a Rivas también le va el trap

ÁR.- Creo que esa influencia mía del trap también ayuda a que una parte del público entre en la propuesta.

JPJ.- Un grupo de Madrid, llamado Green Class, también nos inspiró muchísimo de críos. Fue como de lo primero que nos moló, en cuanto a grupos cercanos.  

ÁR.- René, del grupo, es muy amigo, y yo recuerdo que, en cuanto al estilo, Berto, el cantante, fue de lo primero que quise imitar. Su onda era totalmente Oasis y Stone Roses. De hecho… mierda, me pongo a llorar, pero me acuerdo de que a mí me jodían mucho por escuchar esa música. Me hacían bullying. Y, un día, hablando con Conrado, del siguiente grupo que tuvo René, Dharmacide, como que me estaba dando muy buenos consejos y le dije que me gustaba mucho Stone Roses, y Conrado me respondió que eran la polla, y, yo qué sé, sentí que no estaba loco por disfrutar de esa música.

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