El rumor se vuelve estruendo: Honda volverá a la Fórmula 1 como motorista de Aston Martin
La empresa nipona regresará a la competición tras varias malas experiencias, como sus aventuras en los equipos McLaren y Alpha Tauri
Honda no quiere perderse la fiesta, ni Aston Martin la posibilidad de crecer e ir a por títulos mundiales. Es por eso que en 2026 unirán sus fuerzas, uno como motorista, y el otro con todo lo demás. Este rumor pulula por las pistas desde hace meses, y es ahora la Gazzetta del Sport la que afirma que se anunciará con toda probabilidad en los próximos días.
Según el medio italiano, el brazo tecnológico y relacionado con las carreras HRC (Honda Racing Corporation) tiene prevista una rueda de prensa en la que van a presentar sus programas de futuro. Entre ellas, una de las claves es volver de manera oficial a la F1, aunque dejarán para poco más adelante el anuncio de emparejamiento con Aston Martin. La idea, o al menos esto que se ha filtrado, es que los nipones permanezcan al menos un periodo de cuatro años, de 2026 y hasta 2030.
Matrimonios y divorcios
Para que haya bodas en la categoría es necesario que haya divorcios, y en este caso, las dos partes involucradas necesitan rehacer su actual estatus. Honda no está en la categoría de manera oficial, sino en un exótico acuerdo con Red Bull. Los orientales llegaron en 2015 de la mano de McLaren, y viajaron de manera desastrosa durante tres temporadas. Los años 2015, 2016 y 2017 fueron una retahíla de abandonos, averías y enormes tensiones con motores frágiles, faltos de potencia y que condujeron a desencuentros entre las partes.
De manera aparente, todo se debió a que subestimaron el calibre de su aventura. Lo hicieron todo muy a la japonesa, de forma metódica y eficiente, pero lenta y ajena al ritmo que impone la categoría. Acabaron mal con McLaren, en 2018 saltaron a Toro Rosso, donde estuvieron solos durante un año. En 2019 desembarcaron en Red Bull, que a su vez abandonaron a Renault como proveedor.
Los japoneses acabaron creando un motor excelente, que ayudó a conseguir sus dos títulos a Max Verstappen y uno de constructores en 2022 a su escudería; el binomio funcionó. Por eso sorprendió que el pasado 3 de febrero, a semanas de comenzar la presente temporada, la marca Ford anunciase que sería el proveedor de motores de Red Bull. Presumiblemente, la firma del óvalo también colocaría sus motores sobre el equipo filial Alpha Tauri, lo que relegaría a Honda al más triste de los ostracismos, a la nada, que en principio se quedaría sin equipo donde instalar sus motores.
Honda salió de manera oficial de la Fórmula 1 como proveedor y a día de hoy está de manera extraoficial con HRC, su brazo deportivo, como entidad representada. Red Bull se quedó con los trastos en un acuerdo algo nebuloso a través del que hacen correr los motores, pero los fabrican, reparan y evolucionan los japoneses sin meter a la marca por medio. Todo muy raro.
Con vistas a las regulaciones venideras de 2026, con gasolina sintética y libre de emisiones de CO₂, las marcas han abierto los ojos. Parte del futuro de la automoción va a pasar por una ecuación similar, y tanto Ford como Audi, ya se han puesto en marcha para ingresar en tan selecto club. Es ahora Honda la que no quiere quedarse atrás, y muestra su interés en volver al redil que tantos sinsabores le trajo en su retorno… y alegrías le ha dado cuando están de tapadillo. Todo esto que revela una política de empresa a todas luces muy desnortada, algo que quieren cambiar.
El equipo de Fernando Alonso
En Aston Martin utilizan hoy los motores Mercedes, y de los que son clientes VIP, aunque no preferenciales. Esto requiere de cierta explicación. El equipo de Fórmula 1 Mercedes AMG F1 es una empresa de la que la marca de coches posee un tercio del accionariado; el fabricante de sus motores es otra distinta, que atiende al dictado de la firma de Stuttgart.
Técnicamente, la escudería Mercedes no es la dueña de los motores Mercedes, sino cliente de la factoría que los diseña y construye, aunque se llamen comercialmente igual. Es un pequeño detalle que puede condicionar la política de empresa, y con ello, los resultados en pista. La prioridad obvia de la marca es que el equipo que lleva su nombre salga beneficiado de cualquier movimiento que de ellos dependan.
Los ocho títulos encadenados por Mercedes AMG F1 han sido impulsados por sus motores, y estos se diseñan, construyen, y desarrollan con esa escudería en mente. El resto de sus clientes reciben un excelente ‘servicio postventa’ aunque en esencia han readaptado unos motores que nacen pensados para la formación de referencia. Esto no tiene por qué ser malo, aunque a veces choca con intereses de orden técnico que viaja en otros sentidos.
En Aston Martin defienden que su monoplaza no sufre al portar motor, caja de cambios y tren trasero diseñado para los W14 de Lewis Hamilton y George Russell. Lo que no aclaran es que si condicionan su diseño con una sección preestablecida. En caso de llegar a un acuerdo con otro motorista como proveedor exclusivo o prioritario, todas sus creaciones partirían desde el minuto uno con diseños, características y un comportamiento parecido para beneficio de su cliente número uno.
Esto era lo supuesto en McLaren a su llegada en 2015. De manera previsible salió mal, pero acabó reportando títulos a Red Bull, con la misma receta mejorada en el tiempo. El periodo de maduración de los motores Honda se cumplimentó, y la experiencia recaudada en estos años, sumado al nuevo interés por la marca, podrían crear una fotografía distinta para Aston Martin en un futuro a medio plazo. La escudería verde ha sorprendido a todos en este comienzo de temporada, aunque sigue siendo un equipo cliente. Podrá ganar carreras, pero lo de los títulos le queda aún lejos. Muy pocos piensan que esto se pueda plantear a corto plazo, y una vez siendo independiente en todos los aspectos —y su motor es uno—, no tendrá más cortapisas para avanzar sin depender de nadie.
Incompatibilidades
El equipo Aston Martin no es la marca Aston Martin; tan solo comparten nombre, colores, y algunos accionistas. Mercedes posee un 1,95 % de las acciones de deportivos y ni una sola de la escudería. Por otro lado, muchos de los Aston Martin que ruedan por el mundo llevan motores alemanes bajo su capó, así que las posibles incompatibilidades empresariales quedan fuera del escenario de decisiones. Con la llegada de Honda al equipo de Fórmula 1 lo relacionado con el marketing no sufriría en gran medida. «Aston Martin-Honda» no es lo idóneo, pero mucho peor era aquello de «Red Bull-Infiniti con motor Renault». Tampoco sonaría bien «Aston Martin- Ferrari», o un hipotético «Aston Martin-Audi».
Esta última marca alemana llegará en 2026, ya trabajan en sus motores, y desean ser proveedores de al menos un equipo más aparte de la escudería Sauber (actual Alfa Romeo) de la que poseen un 25 % y que están adquiriendo en varias fases. Los Aston Martin más baratos cuestan por encima de los 200.000 euros, mientras que los Honda más caros no llegan a ese precio si eliminamos de la ecuación el excelente pero poco exitoso NSX de última generación. Atienden a mercados distintos, paralelos y no entrecruzados, así que esto no debería ser un problema, sino más bien, una pega.
Tema distinto es la rumoreada animadversión de los orientales a la presencia de Fernando Alonso. No pasa de ser una murmuración que todas las partes evitan comentar, pero el desencuentro entre asturiano y marca se hizo patente cuando en los estertores del acuerdo McLaren-Honda lanzaba puyas por la radio de su monoplaza, o no acudía a los festejos anuales en Japón a los que si iba al inicio de la relación. El bicampeón no da pistas de cuando puede llegar su fecha de retirada definitiva; puede ser tras uno, dos, o tres años, aunque todo hace pensar que para 2026 haya colgado ya el casco.
Se habla de un posible cargo ejecutivo en el seno de la formación. De ser así, Alonso tendría que convivir con dos entidades que le hicieron sufrir en el pasado: Honda y Marco Mattiacci, el actual jefe de marketing de Aston Martin y que fuera el director de Ferrari cuando el de Oviedo abandonó la disciplina roja y con no muy buen sabor de boca. Su suerte es que, de momento, el dulzor del color verde le hace sonreír.