Pau Gasol cimenta su leyenda con su entrada en el Hall of Fame de la NBA
El de Sant Boi es el primer jugador español en entrar en el prestigioso Olimpo del baloncesto estadounidense
En una ciudad de Massachusetts (EEUU), tan anodina que tiene el mismo nombre que la de los ficticios Simpsons, el baloncesto español va a escribir una nueva e importante página de su historia. Y es que Springfield, a pesar de su pequeño tamaño en comparación con otras urbes, es el lugar donde el canadiense James Naismith inventó en 1891 ese extraño deporte para gente alta que consiste en hacer pasar un balón por una cesta. Y es también la sede del histórico Salón de la Fama del Baloncesto —de nombre oficial Naismith Memorial Basketball Hall of Fame—, donde este sábado un jugador nacido en España pero curtido en las canchas de la NBA va a inscribir su nombre con letras doradas en la historia de este deporte. Efectivamente, hablamos de Pau Gasol.
Aunque Gasol no es el primer español que consigue entrar en el Hall Of Fame, ya que antes lo consiguieron los entrenadores Pedro Ferrándiz (2007) y Antonio Díaz-Miguel (1997), sí es el primer jugador nacional en hacerlo. Y lo consigue en un año que está siendo verdaderamente histórico para su legado, ya que el pasado marzo el de Sant Boi de Llobregat se convirtió también en el primer español que veía su camiseta retirada por parte de una franquicia: nada menos que los míticos Los Ángeles Lakers. Reconocimientos que vienen a evidenciar lo obvio: Pau Gasol es, por ahora, el mejor jugador que ha dado el baloncesto español y uno de los mejores jugadores extranjeros que ha pisado jamás la conocida como liga de las estrellas.
Ante esta situación para mentira que, durante años, en los círculos baloncestísticos se debatiera con vehemencia si Gasol era un jugador «blando». A pesar de que había confirmado su capacidad para codearse con los mejores de la NBA, su estilo de juego europeo, que pasaba por el juego de pies y el toque suave de cara a la canasta, era menos vistoso que los mates y los tapones a los que nos suelen acostumbrar los norteamericanos. Además, el español era ante todo un jugador de equipo, menos preocupado por sus estadísticas personales que por lo más importante —ganar— y muchos analistas criticaban su defensa por el mismo motivo: aunque Gasol hacía siempre un trabajo más que correcto en este apartado, su discreción le jugaba una mala pasada de cara a la galería.
Nadie, ni en Estados Unidos ni en España, recuerda ahora este debate. Con la perspectiva que dan las retiradas, todos consideran a Pau Gasol como uno de los mejores jugadores europeos de la Historia y uno de los pívots más importantes de las últimas décadas en la NBA. Y, aunque no entró por los pelos en la reciente lista que publicó la liga con sus 75 mejores jugadores de su historia, los homenajes a su figura se están sucediendo este 2023, apuntalando lo evidente. De hecho, en su apogeo, Gasol fue una máquina de anotar dobles-dobles y terminó con promedios de carrera de 17 puntos y 9,2 rebotes por partido durante 18 temporadas. Solo él, Kareem Abdul-Jabbar, Tim Duncan y Kevin Garnett han registrado más de 20.000 puntos, 10.000 rebotes, 3.500 asistencias y 1.500 tapones en sus carreras en la NBA, un club muy exclusivo que es testimonio del juego completo, la consistencia y la longevidad de Gasol.
Una carrera ejemplar
A diferencia de muchos internacionales que necesitaron tiempo para adaptarse al juego de la NBA, Gasol fue un éxito inmediato. Tras aterrizar en 2001 en los Memphis Grizzlies, una franquicia sin apenas historia que había estado situada hasta poco antes en Vancouver, el español se convirtió rápidamente en una de las caras del equipo. Sus promedios en su primera temporada se saldaron con 17,6 puntos, 8,9 rebotes, 2,7 asistencias y 2, tapones en 82 partidos, convirtiéndose en el único jugador del equipo en disputar todos los encuentros de la liga y siendo elegido como Novato del Año. Gasol estuvo otros seis años y medio en los Grizzlies, convirtiéndose en historia de la joven franquicia y llevándolos por primera vez a playoff, aunque no consiguieran pasar de primera ronda.
Fue entonces cuando llegó el momento clave de la carrera NBA de Gasol: el 3 de febrero de 2008, el jugador fue traspasado a Los Angeles Lakers, unas de las franquicias con más solera de la liga. Para ello, los angelinos dieron a cambio a Kwame Brown, Javaris Crittenton, Aaron McKie, una primera ronda de 2008 otra primera ronda de 2010 (Greivis Vásquez) y los derechos de su hermano Marc, en un traspaso que podría ser calificado de auténtico robo por parte de los Lakers, por mucho que el pequeño de los Gasol acabara convirtiéndose en un jugador revelación y equilibrara la balanza. Y es que, estábamos hablando de un jugador que ya era dominante en ambos lados de la cancha: al abandonar los Grizzlies poseía los récords de franquicia de más puntos anotados en total, partidos jugados, minutos jugados, tiros de campo anotados e intentados, tiros libres anotados e intentados, rebotes defensivos, rebotes ofensivos, rebotes totales, tapones y pérdidas.
Su impacto fue inmediato: sin Pau, todo el mundo coincide, los Lakers no habrían ganado los campeonatos de 2009 y 2010, ni llegado a esa final que perdieron por los pelos ese mismo 2008 ante los Celtics. La llegada de Gasol supuso una auténtica revolución para una franquicia que, por mucho que tuviese a Kobe Bryant, se encontraba en una especie de travesía por el desierto californiano. De hecho, Gasol y Bryant tuvieron casi instantáneamente una conexión natural que fue clave en su camino hacia esos dos anillos que aumentaron el palmarés de la franquicia más laureada de la NBA.
En total, Gasol jugó seis años y medio en los Lakers, hasta final de 2014, lo que supone un total de 429 partidos de temporada regular y otros 93 de playoffs, en los que fue titular en todos menos en siete. Con un récord de 278 victorias frente a 151 derrotas, tiene un mejor porcentaje de éxito en la franquicia californiana (64,8%) que leyendas como Kobe o LeBron, por ejemplo. Además, en esas siete temporadas, no solo consiguió esos mencionados dos anillos en tres finales, sino que fue tres veces All Star y otras tres veces All NBA, además de jugador de la semana en hasta cuatro ocasiones.
Un ejemplo más allá de las pistas
Más estadísticas para intentar ilustrar el tamaño de su gesta en una liga normalmente dominada por norteamericanos: sus promedios como jugador de los Lakers fueron de 17,7 puntos, 9,9 rebotes, 3,5 asistencias, 1,4 tapones y 0,6 robos. Cifras que ahora parecen casi normales ante la explosión ofensiva que vive la NBA, pero que sitúan a Gasol en el top-15 de promedios por partido en casi todo. Y eso que, como admitió el propio jugador, sacrificó parte de su capacidad de anotar —en Memphis había demostrado su capacidad para liderar cualquier franquicia en todas las facetas— en aras de tener un mejor juego de equipo y ganar. Y vaya si lo consiguió.
Eso sí, sus triunfos en el baloncesto no estuvieron limitados a Estados Unidos. Gasol es quizás el jugador más importante que ha tenido la selección española y nunca dudó en vestir la camiseta, algo raro en una época en la que muchas estrellas optan por borrarse de campeonatos internacionales para centrarse en a NBA. Después de ganar un par de títulos mundiales juveniles, ayudó a España a ganar el Mundial de 2006 (donde fue MVP) y más tarde un par de medallas de plata olímpicas (terminando segundo detrás de unos inalcanzables equipos estadounidenses con Lebron James y Kobe Bryant a la cabeza). Luego, a los 35 años y con España sin algunos de sus mejores jugadores, Gasol ayudó al país a ganar su tercer título europeo en cuatro torneos, anotando exactamente la mitad de la anotación de la selección con 40 apoteósicos puntos en las semifinales contra Francia, en uno de los partidos más dominantes jamás vistos en competición internacional.
Pero Pau ha sido, ante todo, un ejemplo más allá de las pistas. Nadie lo resume mejor que Rafa Nadal, otro de los grandes del deporte español y amigo personal de Gasol. «Pau es uno de los grandes referentes históricos de nuestro deporte. Por sus títulos, con la selección y con los Lakers. Pero para mí hay algo más especial y es que es un pionero en conseguir cosas que nunca antes se habían conseguido, en nuestro deporte, como en el baloncesto, donde los americanos han sido los claros dominadores. Para mí es un buen ejemplo de todos los valores que hay que atribuir a un deportista para tener éxito. No solo por lo que es como deportista sino por cómo ha llegado. Un ejemplo de cómo se hacen las cosas, de respetar a los demás, de tratar bien a todos. De ser un ejemplo para los jóvenes que siguen siendo muy necesario».