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¿Poca defensa o mucho talento? La explosión ofensiva de la NBA

En el baloncesto norteamericano cada vez se meten más puntos y las grandes gestas de anotación individual son ya habituales. ¿Qué está pasando?

¿Poca defensa o mucho talento? La explosión ofensiva de la NBA

El jugador de los Celtics, Jayson Tatum, entra a canasta en presencia de Demar DeRozan (Chicago Bulls). | David Butler (Reuters)

A principios de enero, el jugador de los Cleveland Cavaliers Donovan Mitchell tuvo una actuación que no se veía desde los tiempos de Kobe Bryant. El escolta anotó 71 puntos en la victoria de su equipo en la prórroga contra los Chicago Bulls, una auténtica explosión anotadora que en cualquier otra temporada significaría que Mitchell es, sin lugar a dudas, uno de los mejores jugadores de la NBA. Pero esta no es una época cualquiera y el escolta no es siquiera un candidato al MVP. Y es que, en tan solo media temporada, 12 jugadores distintos han tenido ya al menos un partido de 50 puntos más. Además, ha habido casi un centenar de choques en los que un jugador ha marcado al menos 40 puntos, de los cuales 45 han sido solo en diciembre.

La NBA vive, por tanto, una auténtica explosión ofensiva, como demuestran unas estadísticas que evidencian la orientación anotadora que tiene ahora la liga. Un total de 55 jugadores promedia al menos 20 puntos por partido: el récord actual es de 43 en la temporada 2020-21, seguido de 40 la temporada pasada, mientras que ninguna temporada anterior contó con más de 35 anotadores de 20 puntos de media. Eso significa que el 11,2% por ciento de la liga tiene este promedio por encuentro, una auténtica barbaridad.

Además, seis jugadores promedian al menos 30 puntos por partido: Giannis Antetokounmpo (Milwaukee Bucks), Stephen Curry (Golden State Warriors), Luka Doncic (Dallas Mavericks), Joel Embiid (Philadelphia 76ers) Shai Gilgeous-Alexander (Oklahoma City Thunder) y Jayson Tatum (Boston Celtics). Este hito solo ha sucedido una vez antes, en la temporada 1961-62, mientras que ninguna otra ha presentado más de tres anotadores de 30 puntos por encuentro. 

En cualquier caso, este frenesí anotador no está limitado a los jugadores estrella: los equipos en conjunto están anotando más que nunca con más de 114 puntos por encuentro, una cifra un punto y medio mejor que la marca de 112,3 de la temporada pasada, récord anterior. Tres franquicias, los Boston Celtics, los Sacramento Kings y los Denver Nuggets, están anotando casi 120 puntos por partido, lo que pulverizaría la anterior plusmarca en este apartado, que es de 118. 

Damian Lillard (Portland Trail Blazers) intenta superar la defensa de Nikola Jokic (Denver Nuggets). | Ron Chenoy (Reuters)

Parece claro, por tanto, que el baloncesto norteamericano vive una auténtica revolución que podría incluso dificultar las comparaciones estadísticas con otras épocas de la NBA. Y aunque la noche de 100 puntos de Wilt Chamberlain en 1962 y los 81 de Kobe Bryant en 2006 aún no se han visto eclipsados, no es demasiado descabellado imaginar a un jugador llegar a cotas semejantes antes de que finalice el año. Pero, ¿por qué está pasando esto?

Tiros de tres puntos y falta de defensa 

Las teorías son múltiples, pero hay tres explicaciones que destacan por encima del resto: los triples, la defensa y el talento. Es decir, que las sempiternas quejas de muchos aficionados del baloncesto europeo, que critican siempre que en la NBA solo se tiran hasta las zapatillas y apenas se defiende tienen algo de razón (por lo menos en lo que ha temporada regular respecta, por que los play-off son definitivamente otra historia). Y es que los equipos finalmente han entendido la gran ventaja que supone lanzar de tres: no es tanto el tiro en sí, sino que la opción de meterlo presente una amenaza suficiente para las defensas, de forma que cubran todo el campo y abran, por tanto, más espacio para canastas fáciles como bandeja, mates o incluso tiros de media distancia totalmente liberados.

Para ilustrar este razonamiento, miremos el éxito que tienen los tiros de dos puntos. En la temporada 2019-20, la liga disparó 63,6% cerca del aro, un 40% en tiros cortos de media distancia y un 40,7% en tiros largos de rango medio. Este año, esos números están en 66,4%, 43,4% y 41,7%, respectivamente. Cifras que permiten situar los casi 35 triples que los equipos intentan por partido como uno de los grandes factores que impulsa el aumento más reciente en la puntuación. Básicamente, disparar todos estos tiros de tres hace que los de dos sean mucho más fáciles, tanto para las estrellas como para los jugadores de rol.

A este cambio en la forma de jugar y el espaciado del ataque se unen factores que podríamos llamar «defensivos». Por un lado, los recientes cambios en el arbitraje, que incluyen penalizaciones más graves a las faltas tácticas o que interrumpan un contraataque, demuestran la determinación de la NBA de maximizar la libertad de movimiento de los jugadores cuando miran hacia el aro. Por otro, la defensa en temporada regular suele dejar bastante que desear, sobre todo porque hablamos de una maratón de 72 partidos en los que algunos equipos ni siquiera aspiran a ganar, sino a tener la mejor posición en el draft del año que viene.

Esta falta de intensidad defensiva es especialmente sangrante en lo que se conoce como ataques de transición, es decir, sin que los jugadores de ambos equipos estén colocados en media cancha. «La defensa de transición está en su punto más bajo en la historia de esta liga», ha llegado a asegurar Steve Kerr, entrenador de los Warriors. «Nosotros lo hacemos, no defendemos igual. Todo equipo lo hace. Creo que el juego se ha relajado mucho y los jugadores son muy talentosos, por lo que esto está hecho para muchas noches de grandes anotaciones», explica. 

Pero precisamente en la segunda parte de esa explicación de Kerr podría estar la verdadera clave de todo esto: el enorme talento que amasa actualmente la NBA. Los jugadores podrían ser, simplemente, demasiado buenos.

Una liga con mucho talento

El conocido analista y fundador del medio especializado The Ringer, Bill Simmons, lo resume así. «Vivimos en una época histórica para la NBA. Todos los años llegan nuevos jugadores increíbles y la cantidad de jugadores que tienen muchísimo talento y capacidad para anotar es mayor que nunca. Hasta los pívots saben tirar de tres. Antes, los buenos se concentraban en unos pocos equipos mientras que ahora, hasta la última franquicia de la liga tiene un tipo capaz de anotar 25 puntos cada noche sin despeinarse«, explica en su pódcast.

Los datos también evidencian en parte esto: del casi centenar de partidos de esta temporada en los que un jugador anotó al menos 40 puntos, 75 de ellos fueron logrados por alguien con que ha sido al menos una vez All Star, mientras que los 15 de 50 puntos provinieron exclusivamente de este ya no tan selecto club. Ese es un gran grupo de jugadores con las habilidades para poder colocar ese tipo de números.

A todo esto hay que sumar un último elemento: vemos cada vez más ofensivas centrada en un jugador en particular, una táctica llamada «heliocentrismo». Este año hay 16 jugadores calificados con una tasa de uso superior al 30%, lo que supone la mayor cifra desde que entró en juego la vigor de tres puntos en 1979. Una capacidad de retener el balón que se traduce en más oportunidades de inflar estadísticas: no es una coincidencia que siete de las ocho temporadas en las que ha habido más partidos de 50 puntos se hayan producido desde 2016-17 (la temporada 2006-07, con un Kobe Bryant desatado, es la excepción). De hecho, esta cifra ha subido casi en paralelo al número de jugadores que tienen una alta tasa de uso.

En conclusión, hay una profundidad de talento en la liga en este momento tal vez nunca antes vista, y la mayoría de los mejores jugadores pueden contar con dos (o más) manos la cantidad de años que les quedan, por lo que esta explosión ofensiva está lejos de frenarse. Para ello, la NBA tendría que cambiar ciertas reglas, como qué es una falta y qué no, o cómo cerca está la línea de 3 puntos del aro, algo que a día de hoy parece imposible. Habrá seguro noches en las que el balón no entre ni en una piscina y tengamos marcadores que recuerden más al baloncesto FIBA. Pero el triple ha llegado para quedarse, las defensas en temporada regular no van a mejorar pronto y los jugadores que tiran bien son más numerosos y talentosos que nunca.

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