Rubiales, el presidente que convirtió 2023 en el 'annus horribilis' de la Federación Española
El beso que le dio a Hermoso supuso el comienzo de uno de los mayores escándalos deportivos de los últimos años
«No voy a dimitir, no voy a dimitir», con estas palabras Luis Rubiales anunció que iba a luchar contra viento y marea para permanecer en su puesto de presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), después de su polémico comportamiento en la final del Mundial femenino que enfrentaba a Inglaterra y España, donde sus gestos en el palco, que compartía con la reina Letizia y la Infanta Sofía, y, sobre todo, el beso en la boca que le propinó a Jennifer Hermoso, le acabó costando el puesto que prometió defender.
De Rubiales siempre había estado en entredicho su actuación como presidente del organismo rector del fútbol español, pero su condición de hombre cercano a la presidencia del Gobierno le había salvado de ser depurado en más de una ocasión cuando los escándalos y sus polémicas decisiones le situaron en la diana de la prensa.
Aquel 20 de agosto, el expresidente de la RFEF terminó de cavar su tumba. La indignación en el Gobierno y en un sector de la sociedad que despertó que Rubiales besase en la boca a una integrante del conjunto nacional sin su supuesto permiso, agravándolo con su condición de superior, supuso el inicio de un enfrentamiento entre el Ejecutivo y la Federación nunca visto hasta el momento.
A partir de ahí, el granadino comenzó una huida hacia delante que le llevó a convocar una Asamblea Extraordinaria, en la que lejos de lo que se había publicado en la previa, Rubiales no solo no dimitió sino que se mantuvo firme en que no cometió ningún error y anunció que lucharía hasta el final por mantenerse en su puesto, ante una audiencia –integrada por los representantes de las federaciones regionales, miembros de la RFEF y seleccionadores nacionales– entregada.
Su lucha duró poco. La FIFA le suspendió durante 90 días como presidente, a su vez el Consejo Superior de Deportes (CSD) iniciaba una batalla legal para destituirle definitivamente y la Fiscalía se querellaba contra él por un presunto delito de agresión sexual y coacciones. Sería el propio Rubiales el que, viéndose cercado por todos, acabaría renunciando a continuar como presidente de la RFEF.
La familia de Rubiales
Durante su periplo, la sociedad pudo conocer mejor a Rubiales y a su familia, la cual mostró dos caras diferentes a la hora de posicionarse en la defensa del expresidente de la RFEF. Su madre, Ángeles Bejar, comenzó una huelga de hambre indefinida en la parroquia Divina Pastora que arrastró durante días el foco mediático nacional a la localidad natal de Rubiales, Motril (Granada).
Bejar quiso defender a toda costa a su hijo y para ello inició un encierro con el que quería denunciar el maltrato al que estaba siendo sometido su hijo tras el beso a Hermoso y le pedía a la futbolista que «diga la verdad». Su reclusión en la parroquia duró tres días debido a los problemas de salud que arrastraba y tuvo que ser trasladada en su último día de encierro en ambulancia al hospital.
La cruz para Rubiales en su familia fue la de su tío Juan. Juan Rubiales formó parte del equipo del expresidente de la RFEF en el inicio de su andadura en la Federación. Apenas unos días después de que saltase el escándalo, el que fuera también su exjefe de gabinete desgranó a lo largo de una entrevista muchos episodios oscuros que él vivió de primera mano durante la etapa en la que trabajó con su sobrino.
Denunciaba fiestas con chicas que «podrían ser sus hijas», cómo se decidió disputar la Supercopa en Arabia Saudí o viajes al extranjero con dinero de la federación. Juan Rubiales no ahorró saliva para mostrar los trapos sucios de su sobrino en un momento en el que le fallaban todos sus aliados.
Piers Morgan y Alvise Pérez
Luis Rubiales intentó a lo largo de este tiempo mostrar su opinión de los hechos a través de figuras lejanas a los medios tradicionales españoles. Dos días después de presentar su dimisión como presidente de la RFEF, Rubiales acudió al programa del famoso periodista británico Piers Morgan, Piers Morgan Uncensored.
En el programa, Rubiales remarcó que el beso a la jugadora Jenni Hermoso «fue consentido», «mutuo» y sin ninguna connotación sexual y justificó su actuación aduciendo que «los latinos somos más de tocarnos». «Tuve una conversación rápida con ella. Nos felicitamos. Le di un beso rápido. Le pregunté ‘¿puedo darte un ‘piquito’ rápido?, algo normal en nuestro país», añadió el expresidente de la Federación, repitiendo los argumentos que había esgrimido ante la Asamblea de la RFEF.
En su segunda entrevista con Alvise Pérez, Rubiales salió al ataque. Acusó al Gobierno de usar su beso a Jennifer Hermoso para que se hablase en España «muy poco de otras cosas mucho más importantes», relacionadas con la política nacional, e insistió en que la delantera «miente».
Asimismo, defendió que había un vídeo que podía demostrar esto último y que estaba en poder de la FIFA, el organismo que le ha inhabilitado por espacio de tres años y a cuyo presidente, Gianni Infantino, atacó. «No hay más que verle jugar al fútbol para darse cuenta de lo que supone el fútbol en su vida. Se ha subido a la demagogia de todo lo que ha habido. Ese vídeo lo van a borrar, es más, al verlo que lo van a pedir (en el juicio) lo habrán borrado», detalló.
Como novedad informativa, Rubiales lamentó que Víctor Francos, presidente del CSD, y Borja Semper, del PP, que iban en el avión de vuelta desde Australia cambiasen su parecen cuando «tenían la misma versión», algo que no sucedió con Vicente Barrera, de Vox. «Doy mi palabra que los tres decían, cada uno a su estilo, que era una cuestión de la demagogia de la extrema izquierda, que no me preocupara, que se veía perfectamente que había esa relación y que fue algo espontáneo entre los dos. Es más, uno de ellos dijo directamente es una gilipollez», afirmó.
Mientras tanto, en la Audiencia Nacional se continúa juzgando el beso que Rubiales le dio a Jennifer Hermoso. El que antaño llegase a la presidencia de la Federación, proveniente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) prometiendo renovación, se ha marchado con uno de los escándalos más grandes que ha vivido el deporte español en los últimos años.