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Sainz y Alonso cierran la temporada de manera dispar pero tienen igual de complicado el 2025

A los dos españoles de la Fórmula 1 les llega un mundial rocoso, complejo y de transición hacia un 2026 más prometedor

Sainz y Alonso cierran la temporada de manera dispar pero tienen igual de complicado el 2025

Los dos pilotos españoles que compiten en Fórmula 1, Carlos Sainz (frente) y Fernando Alonso (fondo), antes del GP de Barcelona celebrado en 2023. | James Gasperotti (Zuma Press)

Borrón y cuenta nueva. Los dos pilotos españoles de la Fórmula 1 han liquidado la temporada 2024 de manera dispar, y de igual guisa van a empezar la venidera. Su futuro a corto plazo no resulta prometedor, aunque los dos se resisten a ello con trazas de mejora en el horizonte.

Carlos Sainz bajará muchos peldaños en su carrera deportiva. Es la primera ocasión en que no avanza en el plano técnico, y ha ido dando pasos siempre de menos a más. En su viaje, que dura ya una década, pasó de Toro Rosso a Renault, de allí a McLaren y acaba de liquidar cuatro temporadas vestido de rojo en la escudería Ferrari.

El madrileño ha firmado el mejor año en su paso por la categoría, con 290 puntos, ocho pódiums, dos victorias en Australia y México, y una pole position en el país azteca. La solidez de su pilotaje, su ética del trabajo y su profesionalidad han arrojado una pregunta al aire y que muchos aficionados se plantean: ¿por qué no ha sido renovado en Ferrari?

La respuesta es sencilla. El brillo, renombre y los siete títulos de Lewis Hamilton han eclipsado cualquier atisbo de continuidad justo cuando estaban en plenas negociaciones. El británico fue convocado a las filas del ejército rojo, y en vista de que su Mercedes ya no era el coche ganador que le dio seis títulos, se pasó a su archienemigo, se dice que a cambio de una cifra cienmillonaria. Sainz quedó en la estacada, y tras establecer contacto con varias formaciones interesadas, se decidió por Williams.

Pasar de un equipo que permite lograr victorias y luchar por títulos a uno que ha logrado 17 puntos y ocupa la penúltima plaza de la tabla no es plato del gusto de nadie. Carlos ha tenido que digerir este profundo cambio en sus expectativas, y no ha podido hacerlo mejor.

Como medida de gracia, y puesto que Williams no es un equipo oponente, le han permitido rodar durante las pruebas para pilotos noveles en los test tras el Gran Premio final de Abu Dabi. Su contrato caduca en Nochevieja, así que tuvo que hacerlo desprovisto de logotipos, patrocinadores, y anunciantes tanto de su antigua escudería con la que aún tiene contrato, como los de la nueva, para la que aún no corre de manera oficial.

Este tipo de pruebas se hacen, siempre que ambas formaciones se pongan de acuerdo y no choquen sus intereses; algo que no le ha ocurrido a Lewis Hamilton, que no se podrá subir en un Ferrari hasta entrado el año 2025. Los registros no son útiles, puesto que se hacen con un monoplaza caduco y que pasará al museo en días. Sainz rodará con el de 2025 por primera vez en los test de pretemporada de Baréin en febrero del año entrante.

Estos entrenamientos se aprovechan para poner a prueba asuntos importantes pero sin reflejo en el rendimiento: comunicación con su nuevo ingeniero de pista, aprendizaje de procedimientos alternativos, distinta cultura de equipo, nuevos mecánicos, o algo tan mundano como conocer su nuevo volante. En cada monoplaza es diferente, con otras funcionalidades, posicionamiento de mandos de cuño propio, y con frecuencia se cambian a solicitud del piloto para el siguiente rediseño.

A pesar de no afectar a lo estrictamente deportivo, Carlos ha dejado un par de sorpresas sobre la mesa. Una es que estuvo liderando la tabla de tiempos casi toda la jornada, y solo fue superado por el Ferrari de su ahora excompañero Charles Leclerc. La segunda, y más interesante, es que fue dos décimas más rápido con el mismo coche que los titulares de Williams en la tanda clasificatoria del Gran Premio disputado tres días antes.

Buen arranque

No es una mala forma de arrancar un periplo que durará al menos un par de años; ninguna de las partes ha declarado la duración del acuerdo. Los observadores más conspicuos, y entre ellos Jos Verstappen —el padre del campeón, Max— creen que con la experiencia contractual de Carlos Sainz padre, es posible que hayan dejado abierta a la posibilidad para salir en caso de recibir una oferta deportiva más apetitosa, entre las que no se puede descartar un hipotético retorno a Ferrari, donde el propio director de la Scuderia no lo ha descartado.

Esto es una mera especulación, porque nada ha trascendido del acuerdo. Carlos Sainz llega a Williams con ganas y energía, y será el séptimo piloto español en correr con un coche de la histórica escudería británica (entre ellos, Emilio Zapico, primo del autor de este artículo) El equipo ha recibido una enorme inyección financiera este año y con toda seguridad se verá reflejado en los resultados de 2025, aunque sus mayores esfuerzos irán encaminados hacia 2026. En todo caso, nadie duda que el Williams FW47 va a avanzar tabla arriba con Carlos Sainz al volante.

Alonso no es optimista

De otro color se le presenta el futuro inmediato a Fernando Alonso. Si Sainz fue el que trajo alegrías a los aficionados españoles, el que desata pasiones es el asturiano, aunque no haya llegado al pódium. En 2023 su primera mitad de temporada fue un delirio, para más tarde caer en posiciones menos favorecedoras, postura que ha encontrado continuidad este 2024.

Alonso es muy reputado, sigue albergando velocidad en sus manos, pocos dudan de sus capacidades, pero su herramienta le falla. Muchos veían en esta segunda temporada la llegada de la deseada victoria número treinta y tres, o incluso la lucha por el tercer título, y ni lo uno ni lo otro. El AMR 24 ha sido tan deficiente que le ha costado el puesto a su diseñador, Dan Fallows.

El bicampeón tiene contrato hasta al menos 2026, y dice que lo cumplirá si es que incluso no va más allá. De manera habitual, al acabar cada año suele hacer cuentas, y decidir sobre su futuro, aunque parece convencido de querer seguir pilotando. Sin cambios hacia escuderías con posibilidades, ha de esperar a mejorar aquella en la que tiene contrato si quiere tener un coche que le permita mejores resultados.

Necesitan mejorar

Piloto tienen, pero coche no. Los monoplazas buenos salen de equipos buenos, y de momento Aston Martin se comporta como un equipo mediano a pesar de la lluvia de millones y fichajes de campanillas que han realizado. Su edificio es de los que hay muy pocos en la categoría, su túnel de viento empezará a funcionar antes de primavera, y acaban de poner en funcionamiento un simulador de última generación. Si en enero llegará desde Ferrari el experto en chasis Enrico Cardile, en marzo será Adrian Newey el que aterrice en Silverstone.

El plan resulta prometedor como pocos, pero esto llevará tiempo, y si en algo es algo campeón vigente Alonso es en paciencia. Esta temporada ha estado pidiendo de manera pública mejoras y evoluciones a una escudería que empezó el año mejor de lo que la ha terminado. Los mensajes públicos por su radio han sido bastante elocuentes, y si algunos han sido positivos y amigables, también se ha quejado amargamente —no sin razón— de errores técnicos que tenían que haber estado solucionados tras haber sido experimentados con anterioridad.

El año pasado Alonso acabó cuarto, aupado por los excelentes resultados del inicio de temporada, pero este 2024 ha rubricado su participación con una novena plaza; no puede estar contento. En ambos casos, el concurso, puntos en mano, de su compañero Lance Stroll le dejan como una de las deficiencias de esa escudería. En ambas temporadas, el de Oviedo logró casi el triple de puntos que el canadiense.

Bajada de audiencias

Existe un reflejo audiovisual en este periodo menos afortunado y es el de los espectadores televisivos. Si en 2023 las cifras de audiencia apuntan a que se reunían ante la pantalla unos 700.000 espectadores, este 2024 y sin pódiums verdes, se ha bajado a 455.000. Como es obvio, esto no es culpa de Alonso, pero sin victorias a su alcance, el interés decae.

Fernando no es en especial optimista para 2025, y se entrega a lo que pueda ocurrir en 2026. Para entonces, el primer coche de Newey debería ser muy distinto a lo que su escudería ha sido capaz de diseñar, el uso del nuevo túnel de viento dará sus resultados, y el equipo estará más cohesionado tras el fichaje de centenares de nuevos empleados.

Aston Martin tiene mucho margen de mejora y el corredor alaba la capacidad de trabajo de su gente. En las carreras de 2023, que su AMR23 funcionó, la escudería funcionó como un reloj suizo. De lo que se duele es de la falta de eficiencia de su monoplaza, que a pesar de llevar los poderosos motores Mercedes, no es capaz de obtener rendimiento de ellos.

Todo el año ha estado peleando por llegar a la zona de puntos, lugar que alcanzó en catorce ocasiones, con un quinto puesto en Arabia Saudí como mejor resultado. Muchos llegaron casi más por errores ajenos que por aciertos propios; esto es algo que reconoce el propio piloto.

Un año de transición

A los dos españoles de la Fórmula 1 se les queda un mundial rocoso, complejo y de transición hacia un 2026 que promete más en el plano de los resultados que el venidero. Tanto Carlos como Fernando deberían ir a más, la apuesta es que ambos lograrán más puntos que este año en el caso de Alonso, y más que los actuales titulares de Williams para Sainz. El año que comienza en apenas dos semanas será muy cuesta arriba, pero no hay rampa que se les resista a estos dos, ya lo han demostrado muchas veces.

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