Alonso y Sainz sufrieron en la carrera inaugural por distintos e inesperados motivos
Los pilotos españoles sufrieron dos abandonos pero no fueron los únicos damnificados en Melbourne

Sainz y Alonso en el GP de Australia. | Zuma Press
Fue divertida pero caótica. Con resultados inesperados, no hizo historia, pero resultó entretenida. En la prueba inaugural de 2025 vimos ganar a Lando Norris, y a Max Verstappen plantar cara con un coche menos dotado. También al novato Antonelli casi subir al pódium, y a un Lewis Hamilton que está empezando a ser consciente de lo compleja de su jugada en Ferrari. Lo peor fue ver sufrir a los españoles, y por razones extrañas.
En la primera carrera de la 75ª temporada de Fórmula 1 ocurrieron, sobre todo, situaciones inesperadas que dinamitaron el concurso de Carlos Sainz y Fernando Alonso. En ambos casos abandonaron, como consecuencia de sus acciones, pero con resultados imprevisibles antes de que ocurrieran; ellos mismos fueron en cierto modo los causantes de su desgracia, pero no por desatino, sino por razones que desconocían.
Tanto Alonso como Sainz se marcaron un cero en su estreno. El dolor se incrementó cuando ambos vieron cómo sus compañeros, con las mismas mecánicas, alcanzaron la zona de puntos. Alex Albon, vecino de box de Sainz y puerta con puerta en su apartamento en Mónaco, acabó quinto y sumó diez puntos a su casillero. Justo detrás, sexto, acabó Lance Stroll, que acumuló ocho puntos tras una carrera impecable.
Alonso viajaba en la zona de puntos cuando en la vuelta 34 pisó una acumulación de gravilla en el asfalto, perdió el control de su AMR25, y acabó estrellándose contra las protecciones. El bicampeón culpó a lo inesperado del incidente, pero a juicio de Alex Wurz, expiloto y actual comentarista de la ORF austriaca, fue en parte consecuencia de una gestión en la vuelta previa.
Si se revisan las imágenes de otros coches que pasan por ese punto antes que el asturiano, todos pierden pie ante la gravilla que escupió otro monoplaza al salirse en ese punto. Algunos derrapan, otros se agitan, pero el único que perdió el control fue el coche verde.
De acuerdo con Wurz, existe un razonamiento plausible: Fernando rodaba con neumáticos mixtos, que sufren en especial cuando la pista comienza a secarse. Unas cuantas curvas antes, se observa cómo Alonso se sale de su trayectoria normal, con toda seguridad, para pasar por una zona mojada y enfriar sus gomas con idea de evitar un desgaste prematuro. Era un movimiento lógico e inteligente, pero eso redujo su agarre, que fue, y por muy poco, lo que acabó causando su salida de pista. De haberlo sabido, el de Oviedo no hubiera hecho esto. Fue, como dejó caer en sus redes sociales, «algo imprevisto».
Fernando deja en el aire un destello de su espíritu luchador, con una frase que expresó a Carlos Miquel, de la cadena COPE «ahora cualquiera recupera esos ocho puntos, con el coche que tengo», en referencia a los logrados por su compañero de equipo, Stroll. No existe una balanza muy exacta para determinar en qué postura se encuentra su monoplaza, pero casi todos los observadores coinciden en que se encuentra en la cola de la zona media, entre el séptimo y octavo coche, por velocidad, y una capacidad de tracción limitada en curva lenta. No se sabe muy bien cómo responderá en pistas rápidas, pero en las más lentas, irá solo regular de forma previsible.
El caso de Carlos Sainz es, si cabe, casi más doloroso. Clasificado décimo en parrilla, dejando buen sabor de boca tanto en los test de pretemporada como en los entrenamientos libres, Sainz acabó contra el muro cuando aún no se había disputado la primera vuelta completa.
El primer abandono del mundial fue protagonizado por el francés Isak Hadjar, que estrelló su monoplaza en la vuelta de formación. El segundo fue cosa del novato Jack Doohan, hijo del multicampeón de motociclismo Mick Doohan, que corría ante su público. El piloto de Alpine se mostró sólido durante todo el fin de semana, pero perdió el control de su bólido en la curva 6, la misma en la que abandonó Alonso. Esto disparó el coche de seguridad, y todos los participantes tuvieron que ralentizar su marcha.
Pequeño error, factura grande
La desdicha se instaló sobre los hombros de Sainz debido a algo pequeño aunque determinante. El motor Mercedes de su Williams responde de una forma muy distinta al del Ferrari con el que ha corrido durante cuatro años. La entrega de potencia en el modo en el que se pone su ordenador de a bordo cuando se dispara el llamado Safety Car es mucho más abrupto que lo conocido. Al pasar a esa situación, el FW47 desplegó una caballería inesperada al mínimo toque al acelerador, y de repente y de manera sorpresiva se volvió ingobernable, con un pequeño margen de maniobra ante las estrecheces de la pista. Las condiciones de agua, sobre un asfalto que se usa como avenida a diario, y pintura hicieron el resto.
El resultado fue tan doloroso para el carrerista como para su equipo. La jugada dejó sobre la mesa un elemento de juicio ya valorado durante su paso por la escudería roja: su rica visión de las carreras. Si en Ferrari ya corregía a su ingeniero mientras conducía y le enmendaba errores, en Williams se unió a los técnicos en el muro para ayudar en la estrategia a su compañero y vecino Alex Albon. Su actitud deja a las claras el grado de compromiso con un equipo que bien podría estar liderando la zona media, y cerca del grupo de cabeza; todo un avance para los de Grove desde el año pasado.
Hubo más despeñados
Entre el resto, hay más descalabros que aciertos. Del ganador, Lando Norris, y del segundo, actuaron como se esperaba: con una superioridad mecánica y acierto por parte del vencedor, y con un nivel de pilotaje superior al resto de toda la parrilla por parte de Verstappen. Los dos Mercedes recaudaron más de lo esperado con un tercero y un cuarto puestos con un sorprendente Kimi Antonelli, que protagonizó trompos, derrapadas, salidas de pista, y hasta rompió el fondo de su coche en la tanda clasificatoria. Supo salir de todos los problemas, y ayudado por una estrategia afortunada, acabó a las puertas del cajón.
En Ferrari dicen estar tranquilos, pero queda en el aire la decepcionante actuación de Lewis Hamilton. En Italia se han mostrado muy críticos con lo visto por parte de un siete veces Campeón del Mundo, que debería haber aportado más; ha sido el peor debut de un piloto de un campeón para la Scuderia. Los mensajes por radio con su ingeniero, Ricardo Adami, delataron la falta de entendimiento entre ambas partes. Su integración en un equipo nada fácil le va a costar a Hamilton más de lo que pensaba. Formación no anglosajona, otro idioma, otras pautas y metas, con la diva entre las divas de las escuderías que jamás va a cambiar su ferraricentrismo ante nadie.
Cuesta arriba para Lewis
Charles Leclerc cobra el rédito de su estadía en el equipo desde 2019, y ha superado al siete veces coronado en prácticamente todas las actuaciones comparativas, ya sea en test, pruebas privadas, con coches de otros años, clasificación o carrera. Ferrari necesita a más Lewis si quiere aspirar a algún título este año, porque pocas veces lo va a tener más a la mano.
Próxima parada: Gran Premio de China, este mismo fin de semana, con carrera a las ocho de la mañana en horario peninsular español.