THE OBJECTIVE
El purgatorio

Pipi Estrada: «Tengo muy claro mi voto: hay que cambiar el sistema»

El célebre colaborador televisivo visita ‘El purgatorio’ para charlar acerca del racismo hacia Vinicius y sus adicciones

Llega medio adormilado a la sede de THE OBJECTIVE. Reconoce que se ha levantado hace no mucho, pero ya tiene la lengua viva para conversar. Se atusa el pelo, estira su camisa, cierra su chaqueta vaquera. Te mira, le miras. José Manuel Estrada Calzada, o sea, Pipi Estrada (Gijón, 1957) está presto a responder y ni siquiera desea saber por encima los asuntos que se tocarán en la conversación. Va virgen a la entrevista. Virgen de conocimiento, por puntualizar, porque es Pipi es un hombre de reconocida fama por su carácter mujeriego, si me lo permiten decir de ese modo. Un adicto al sexo, por decirlo de otro modo. «Diagnosticado y confirmado», puntualiza él mismo.

Reportero estrella con José María García, disc-jockey en las discotecas madrileñas de los 70, colaborador, ausente desde hace meses, de Josep Pedrerol en El chiringuito, presente en el mundo de la prensa rosa desde su relación (ya terminada) con Terelu Campos, concursante de realities como Supervivientes. Es uno y muchos. Confiesa que no le importa nada eso del prestigio: «Estoy de la imagen hasta los huevos». Añade que él, por encima de casi todo, es un contador de historias y las va contando allí donde le llaman. Hoy le llamamos de El purgatorio. Nos contará su historia, que son muchas historias. Historias diagnosticadas y confirmadas.

PREGUNTA.- ¿Y de dónde viene lo de Pipi?

RESPUESTA.- De esto hace muchos años. En mi etapa de adolescente, con mi pandilla de Gijón, pues había un amigo mío, Gaspar Rosety, que ha fallecido, ha sido un periodista deportivo y un narrador único, y era mi hermano de la vida. Y un buen día, con 16 años nos reuníamos en lo que llaman la «escalerona», en la playa de San Lorenzo. Y entonces llega ahí y dice: «Macho, eres más travieso que Pipi». Y el resto de amigos dice: «Joder, tienes razón, eres más travieso que Pipi», y con Pipi me quede. Más travieso que Pipi Långstrump, que Pipi Calzaslargas, aunque lo de Pipi Calzaslargas algunos lo interpretan de una forma distinta. Allí me bauticé.

P.- ¿Es Pipi Estrada, una de esas personas que vale más por lo que calla que por lo que cuenta?

R.- Yo creo que en la vida, cuando uno ha vivido experiencias, ha vivido vivencias y tiene la oportunidad de hacer cosas que yo jamás pensé que podría realizar, pues he tenido la oportunidad de estar con personas de relevancia y he tenido la oportunidad de conocer lugares que jamás hubiese conocido. Y he vivido muchas cosas, y dentro de esas cosas que he vivido con personas que para mí me habían dado esa confianza, yo no les puedo fallar. Hablo de futbolistas, evidentemente, de jugadores importantes en momentos puntuales de la vida. En discotecas o tomando algo por ahí, he visto cosas que no se pueden contar, porque eso no sería una noticia, eso sería una putada. Hay que saber distinguir lo que es una noticia de lo que es una putada. A mí me gusta dar noticias, pero no me gusta hacer putadas.

P.- ¿Pero usted tiene información de futbolistas de primer nivel que conoce toda España, y que si lo contara ahora mismo, España ardería?

R.- Sería una gran noticia y además una gran putada, porque el morbo que originaría sería tremendo. Imagínate, por ejemplo, si yo contara cosas de David Beckham, Ronaldo el gordito, Roberto Carlos, Raúl, Guti o Zidane. Pues no sé: de personas que en momentos puntuales han tenido mucho eco en la sociedad y en el mundo del deporte. Y te digo una cosa, no sólo en el mundo del deporte, también en otros ámbitos de la vida, porque he sido disc-jockey y he estado en los sitios de moda donde van muchas personas. La ventaja es que en esa época no había teléfonos móviles con que te pudiesen hacer un vídeo o una fotografía. Yo creo que más de uno se ha salvado.

P.- ¿Ligan diferente los futbolistas a las personas corrientes? Usted ha conocido muchos futbolistas en las discotecas.

R.- Los futbolistas no ligan. Los futbolistas lo tienen todo tan fácil que no solamente tienen su mecanismo, tiene su ejército que trabaja. Por ejemplo, ahora mismo un futbolista que sea un futbolista de renombre, hace un rastreo en internet y de repente ve en internet una serie de situaciones y de cosas que dice: «Oye, ¿esta chica quién es? Me gusta». Entonces al ‘propio’ de turno le dice: «Investiga esto y haz el trabajo que tienes que hacer». Y evidentemente, ese hace el trabajo y el futbolista no se mancha.

P.- ¿A Pipi Estrada le han pedido alguna vez hacer el trabajo?

R.- Conmigo lo han intentado. Yo he estado en Mujeres, hombres y viceversa, que era un programa que tenía mucho atractivo porque todo era atractivo. Eran atractivos los chicos, eran atractivas las chicas. Y en alguna ocasión, más de uno me preguntó, pero aunque me acusaron de dar teléfonos a los futbolistas, puedo asegurar y aseguro que jamás le di el teléfono de ninguna chica del programa a ningún futbolista. Yo lo único que hago es decir: «Oye, si te gusta, ya sabes, búscala en Instagram, búscala en Twitter». Y lo entendieron. Y te habló de futbolistas importantes del Barcelona o del Real Madrid y con nombres ahora relevantes y sobre todo, de futbolistas del Barcelona que últimamente han sido noticia incluso por sus canciones.

P.- Empieza por P el apellido, podríamos decir.

R.- ¿Por P? [buscando en el teléfono móvil]. No me sale nada por la P.

P.- ¿Ha conocido futbolistas homosexuales?

R.- [Tras una breve pausa] He conocido, pero nunca he tenido la seguridad de que lo eran. Era una sensación, una intuición. Pero decir que esa persona es gay, es homosexual, no te lo podría asegurar. Pero que en el mundo del fútbol hay homosexuales como en todos los ámbitos de la vida y en todas las profesiones que tenemos. Yo creo que la tendencia sexual es algo que hay que respetar, y sobre todo, hay que darle capítulo de naturalidad. Nunca darle ese capítulo de morbo. Es verdad que si un futbolista de renombre ahora mismo saliera y dijera: «Me gustan los hombres», evidentemente originaría una explosión. Pero por el morbo que se originaría. Y es verdad que la cultura del fútbol está todavía anclada en tiempos pasados, cuando realmente yo creo que hay que darle luz, paz y tranquilidad.

P.- En El purgatorio siempre preguntamos por la fe. ¿Cuál es la relación de Pipi Estrada con la fe?

R.-  Yo vivo abrazado a la fe. Lo que pasa es que soy un católico vago. No voy a misa. Estudié con los jesuitas. Quise ser cura, hasta que descubrí el caviar. Una vez que descubrí el caviar, pues ya di marcha atrás. Pero hubo una época entre los 14 y los 16, no sé, como estudiaba con los jesuitas… Digamos que la historia de los curas con el seminario y eso. Yo llegué a hacer ejercicios espirituales en celda única en el convento de San Lorenzo. Iba con niños y teníamos cada uno una celda, y hemos hecho ejercicios espirituales de verdad. Y esa época yo vivía con fe. Esa fe me ha durado hasta el día de hoy, y te puedo asegurar que no sé por qué extraña razón, pero cuando de repente tenía un momento de dificultad, aparecía algo que se solucionaba.

Pipi Estrada durante la entrevista en ‘El purgatorio’. | Foto: Carmen Suárez

P.- ¿Se puede compaginar el periodismo deportivo y la prensa del corazón?

R.- Yo siempre digo que sí, aunque algunos no lo entienden. Es muy difícil luchar contra mentes obtusas. Yo digo que soy un contador de cosas, puedo contar cosas en la crónica social y puedo contar cosas en la crónica deportiva. De hecho, como reportero me he tirado veintitantos años a las órdenes de José María García, el número uno. Para mí fue la mejor universidad del mundo entrar en Antena 3 Radio. Trabajé con Jesús Hermida también, que ha sido un auténtico mito del periodismo español, una persona muy importante en Radio 80 Serie Oro. Y con Pedrerol, que he vivido desde el año 2006 hasta ahora, y tenemos como una pequeña excedencia, como él lo llama.

P.- ¿Va a volver a El chiringuito?

R.- Él dice que voy a volver. Y yo creo que voy a volver. Pero él dice que voy a volver. Si él dice que voy a volver, yo tengo que creer que voy a volver. Y como soy un hombre de fe. Y si me lo dice Pedrerol, yo creo a Pedrerol, que va a cumplir lo que realmente me dijo en su momento. A lo mejor nunca se cumple. Si te digo la verdad, he perdido la esperanza.

P.- Vamos, que Pedrerol no le va a volver a llamar para El chiringuito.

R.- No, pero es una sensación, no es una afirmación. Pero como la vida a veces te da cosas buenas y te responde en los momentos que menos lo esperas. Vivo abrazado a esa fe de que un día Pedrerol me va a decir: «Es el momento de que vuelvas a El chiringuito», donde he sido muy feliz y donde quiero seguir siendo feliz. Pero si no me llama, mi camino tiene que continuar.

P.- ¿Pero ha faltado a su palabra?

R.- No quiero ser tan tajante. No, porque seguro que él tiene sus razones para que yo no vuelva a El chiringuito. Seguro que tiene sus razones y yo las tengo que respetar. De la misma forma que una tarde decidí ir a Sálvame y eso originó, digamos, mi separación de El chiringuito. Es verdad que esa tarde fui a Sálvame pensando que era una tarde como invitado y nunca imaginé que esa invitación se iba a convertir en un contrato.

Y claro, si tú, después de diez años sin estar en Mediaset, te llaman y te abren la puerta y realmente funciona, también hay que ser agradecido. Yo he sido muy ácido en momentos muy puntuales con Sálvame, y fíjate donde dije digo, digo Juan, digo Pedro y ahora digo Antonio. Por eso en la vida nunca sabes lo que puede pasar. Y en el caso de Josep le quiero mucho. Me consta que él me quiere mucho, pero tengo la esperanza de volver. Pero intuyo que no voy a volver, pero no porque yo no quiera, sino porque las circunstancias a lo mejor no lo favorecen.

«He perdido la esperanza de volver a ‘El chiringuito’ de Pedrerol»

P.- ¿Usted cuándo empieza a salir en las revistas de corazón? ¿Con el romance con Terelu Campos?

R.- Sí, yo era un reportero. Yo me considero un soldado de García. Trabajar con García era una batalla. Y cuando tú ibas a la guerra, el objetivo era ganar. Y entonces, yo soy un reportero que hago mi inalámbrico con el Real Madrid, Selección española y Atlético Madrid. Como inalámbrico, estaba bien considerado. Y conozco a Terelu Campos, hija de María Teresa Campos, la reina de las mañanas. Los tiempos han cambiado, desgraciadamente.

El caso es que surge un encuentro, surge el amor. Me pillan unas fotografías que no las puedo ni negar. Entiendo a mi mujer, a Teresa, que en ese momento me tire la ropa desde el jardín a la calle. Y de repente, me veo con la ropa volando desde el jardín a la acera y desde la azotea. La ropa caía: calzoncillos, camisas, trajes y tal, todo por encima del brezo, parecía un partido de tenis. Ropa para dentro. Ropa para fuera.

Evidentemente, tuve que abandonar mi casa. Y ahí comienza mi relación durante tres años con Terelu Campos. Me convierto en un personaje mediático porque la persona con la que yo estaba era mediática. A partir de ahí, hay un interés para el colorín. Aparecen las revistas, vives otro mundo. Cuando, pasados unos años con Terelu, ella decide que debe separarse y curiosamente, después de que ella decide separarse, al mes y pico me despiden de Onda Cero. Me quedo huérfano de trabajo llorando en el sofá de mi casa. Y yo digo: «Aquí hay que hacer algo».

Y en eso recibo la llamada de Supervivientes, que iba a hacer su primera edición en Telecinco. Porque toda la efervescencia y todo lo que originó la separación de Terelu dio motivo para que mi personaje fuera interesante para ir a un reality. Voy a Supervivientes porque tengo que pagar y aquí nadie regala absolutamente nada. Entonces muchos me decían: «Pero ¿por qué vas a ir a Supervivientes?» Porque no tengo nada, porque tengo que ir. Y me decían: «¿No te das cuenta que vas a acabar con…?». Y digo: «¿Con qué voy a acabar? Si me acaban de echar».

P.- Le dirían que iba a acabar con su prestigio.

R.- Mira, estoy de la imagen hasta los huevos. Y yo les digo a todos estos obtusos que van dando lecciones de comportamiento, de ejemplaridad, de moralidad, cuando luego no conocen ni la ejemplaridad ni la moral ni nada. Y les digo: «¿Sabes lo que es la imagen? ¿Qué es el prestigio? El prestigio es ser buena persona y ser honesto». Esa es la imagen real.

Todo lo demás son formatos de la vida. Yo he hecho un formato Mujeres y hombres. Yo voy al formato El chiringuito, estoy en el formato Radio Marca. Estoy en el formato de Sálvame. Es decir, yo soy una persona que se adapta y se acopla. ¿Por qué? Porque me dedico a contar cosas. Me dedico a informar y tengo la ventaja de que tengo muy buenos contactos. No sé por qué extraña razón caigo bien a la gente. Yo a veces no lo entiendo, pero ¿cómo este gilipollas puede caer bien a la gente? Pues caigo bien a la gente.

P.- ¿Esto se lo dice a usted mismo?

R.- Me pregunto: «¿Pero tú, con lo gilipollas que eres, cómo puedes caer bien a la gente?» Yo me hablo a mí mismo en el espejo. Discuto en el espejo: «¿Pero tú por qué le caes bien a la gente?». Y entonces me respondo: «Porque no tengo cadáveres en el camino». Porque yo cuando trabajaba en la radio con la gente que mejor me llevaba y con la gente que más me acoplaba era con los becarios. Es una forma de ser, una forma de vivir. Nunca he sido tirano con el débil.

P.- ¿Se ha arrepentido en algún momento de haber entrado en el mundo de la prensa del corazón?

R.- No me arrepiento de nada, porque las circunstancias de la vida y el devenir de los acontecimientos no dependen de ti. Yo no sé lo que me va a pasar dentro de una hora, no lo sé. Entonces yo lo que quiero hacer es que dentro de una hora siga siendo una persona que esté a gusto conmigo mismo, que tenga la conciencia tranquila y que pueda caminar. Yo soy una persona que si salgo de madrugada, a diferencia de otros, no tengo que mirar para atrás. No tengo miedo. Hay otros que cuando salen por la noche miran para atrás, porque a lo mejor no tienen su conciencia tranquila. Yo no pienso que vaya a venir alguien detrás a darme un golpe.

P.- Hablando de noche, ¿Pipi Estrada ha disfrutado más de la noche que de los días?

R.- Yo siempre he dicho una cosa que es «la noche es el jarabe del día». Una noche bien entendida y mejor vivida es una maravilla. Pero es que las noches ya no son iguales. Yo he vivido el Madrid que ha sido capital de la fiesta del mundo. Cuando era disc-jockey en la discoteca Cerebro, años 76 o 77, cuando las mujeres se arreglaban para salir con sus maridos por la Gran Vía a darse un paseo. Ahora tú por la Gran Vía vas, te quitan el anillo y te cosen el dedo en el momento. Madrid es una ciudad chabacana en el sentido de que todo es diferente. Es que yo he vivido un Madrid que era espectacular. Me da un poco de pena. Es verdad que yo estoy en una edad ya…

P.- ¿Pero usted sigue saliendo de fiesta?

R.- Menos, porque no me deja mi novia. Pero si me dejara, saldría. Lo que pasa es que no me deja mi novia.

P.- ¿Qué encuentra en la fiesta que no encuentra en ninguna otra parte?

R.- Adrenalina, efervescencia, vida, longevidad, espíritu joven. Entonces eso es lo que hace que mi cuerpo no envejezca. Porque a mí me da miedo la vejez y me da miedo la decadencia física. Mucho miedo. Es algo que en ese sentido sí que tengo un espíritu coqueto. Me gusta sentirme joven permanentemente. Yo recuerdo a Jorge Valdano cuando era director general del Real Madrid y también entrenador. Yo tenía una relación con él estupenda, y entonces, hablando, le contaba mis batallas. Y me decía: «Pipi, deja de romperme los huevos con tu adolescencia. Eres el eterno adolescente, deja de romperme los huevos con problemas de adolescente» [Ríe].

P.- Pero noches sin alcohol, por lo que he leído.

R.- No me gusta el alcohol. El alcohol ha sido mi enemigo.

«Con lo gilipollas que soy, ¿cómo puedo caerle bien a la gente?»

P.- Eso sabe que hay gente que no se lo cree.

R.- No estoy aquí para convencer a nadie a participar. Estoy para vivir mi vida y respetar la de los demás. Evidentemente. la gente no se cree que yo no me drogo, no bebo y no fumo. No bebo porque el alcohol me arrebató lo que yo más quería. El alcohol es mi enemigo. Porque el alcohol mató a mi padre, que desayunaba whisky. El alcohol mató a la persona que era mi referente cuando yo tenía 22 años. Odio el alcohol porque cuando lo veo es enemigo. No quiero, por eso no bebo. Deje de fumar cuando tenía diez años.

P.- ¿Cómo? ¿Con diez años?

R.- Sí. Yo cuando un día con mis amigos en el barrio en Gijón, estaba con un cigarro en la mano. Y aparece mi padre. Y cuando me giro, recuerdo la frase de mi padre que me dijo: «¿Tú crees que esto me lo puedes hacer tú a mí?». Mi padre medía 1,83 o 1,84. Miré hacia arriba, el cigarro se me cayó de los dedos. Empecé a temblar y con un brazo me cogió y con el otro me empezó a dar tal paliza. Desde donde estaba con mis amigos hasta mi casa, había 70 metros. Fueron 70 metros donde mi padre no paró ni un momento esa paliza.

Hoy en día no sé lo que hubiese costado, pero te puedo asegurar una cosa: ha sido la paliza más rentable que me han dado en mi vida y te puedo asegurar que mi padre no me volvió a pegar nunca más. Esa paliza me salvó del tabaco. Y drogarme, es que no encuentro ninguna motivación. Es que yo tengo energía. Mira, yo bebo agua. En la discoteca siempre voy con mi botellita de agua. Desde siempre. Y decían que como iba con la botella de agua era pastillero. Entonces si vas con la botella de agua eres pastillero. Si tienes una figura más o menos tal, eres esto otro. Es que si yo lo hiciera, lo diría. Hoy en día hay personas que se vanaglorian en un medio de comunicación y encima le dan más trabajo y alucino. «Yo soy un cocainómano confeso…»

P.- ¿Esto lo dice por Kiko Matamoros?

R.- No, esto lo digo por mucha gente en general. Mucha gente que se vanagloria de eso y encima los ponen en el altar. Pero, ¿cómo puede ser que tú te puedas vanagloriar de algo que destruye la sociedad, a familias y seres humanos? Y encima que le aplaudan. ¿En qué mundo vivimos? Es acojonante. Yo cuando lo escuchaba en momentos puntuales de un programa y decían: «Qué valiente es reconociéndolo».

¿Pero qué cojones me estás contando? ¿Valiente de qué? Encima hacemos héroes de esto. Vamos a ver, que cada uno pueda hacer libremente lo que quiera, pero que lo haga en silencio. Que encima en un foco de audiencia lo aplaudan. Esto es como si pones a un asesino a criticar asesinatos en una mesa y el asesino dice: «¿Pero este tío cómo mató a esa persona?». Pero si tu llevas 500 asesinatos, artista. ¿Como críticas al asesino? Pero ¿cuál es tú moral?

P.- La broma que se hacía con Pipi Estrada y el tema de la droga, ¿le han molestado o ya aprendió a pasar de eso?

R.- Cuando se hizo viral lo de «“Pipi, paga la coca»… ¿Sabes cómo surgió eso? De la forma más increíble. Yo estaba en Punto Pelota y entonces hay un cebo que decía: «Pipi nos va a contar una noticia que no va a dejar indiferente a nadie». Ese era el cebo. Era la expectación. Estaba yo fuera del plató esperando mi momento. Y yo estaba así [frotándose las manos, en aparente gesto de tener frío], haciendo un poco de show. Digamos que voy a favor del cebo. A uno se le ocurrió decir: «Vaya colocón que tiene». Y en una noticia de La Sexta, en un portero automático hay una pintada que dice: «Paga la coca, primer aviso». Debía de ser una historia de barrios.

A raíz de eso, pusieron: «Pipi, paga la coca. Primer aviso», y se hizo viral. Yo me acojoné y no lo llevaba bien. Tengo un amigo que es un genio. Estábamos comiendo y entonces él estaba comiendo con una Coca-Cola, yo con mi agua habitual. Y le comento lo agobiado que estaba, que quería denunciar. Y dice mi amigo: «Tranquilo. Coge la botella. Tapa ‘cola’, ¿qué lees?». Se lee ‘coca’. Saco un billete y tapo la palabra ‘cola’, para que os quedéis tranquilos [mirando a cámara]. Acabo de pagar la coca. ¿Estáis tranquilos ya? No me toquéis más los cojones con esto. Hala, la coca pagada. Así es como apagué los ecos de la broma.

Pipi Estrada posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Foto: Carmen Suárez

P.- ¿Cómo ha vivido el final de Sálvame desde dentro?

R.- Pues con pena. Yo entiendo que en la televisión, evidentemente, nada es eterno. Pero creo que la forma en la que se produjo ha sido dura, porque las cosas pueden terminar y los formatos se pueden agotar. Pero un programa con 14 años, para unos alabado, para otros criticado, pero yo creo que ha sido un programa único que ha tenido mucha genialidad…  Se va, pero queda la historia de un programa durante 14 años que con su peculiaridad va a ser recordado durante mucho tiempo. Y repito, las cosas pueden acabar, pero pueden acabar bien y pueden acabar de una forma menos cruel.

P.- ¿Cree que se ha sido cruel con Sálvame?

R.- Creo que sí. Ha habido un punto de crueldad. Y evidentemente, en la reforma se pueden encontrar otros perfiles. Y además, creo que todo el mundo tiene la potestad de cambiar y tomar responsabilidades y tienes que tomar decisiones. Se puede cambiar, pero se puede cambiar bien. Los jefes de La fábrica de la tele (productora de Sálvame) Oscar Cornejo y Adrián Madrid se enteraron por la información de El Mundo. Entiendo que se podía haber hecho de una forma más elegante.

«No encuentro ninguna motivación para drogarme»

P.- Se ha acabado la temporada futbolística y ha habido dos grandes polémicas en el fútbol español. Uno es el asunto Negreira y después está el asunto del racismo en La liga y, especialmente intenso, el debate sobre el racismo con Vinicius. Tuvo hace unas semanas una polémica importante en una tertulia en Radio Marca con Miguel Quintana. ¿Quiere aclarar su posición sobre el tema del racismo en la Liga o el tema del racismo hacia Vinicius?

R.- Quiero aclararlo y ser firme y contundente. Yo creo que Miguel Quintana es un periodista joven que no entendió mi mensaje. Lo que yo estaba diciendo es que una cosa es la educación, otra cosa es el insulto y otra cosa es el racismo. Que España no es un país racista. Evidentemente, yo tiro para atrás y además la ley tiene que actuar con toda la fuerza porque no puede haber cánticos racistas. Es decir, si yo te llamo mono, te estoy insultando de forma racista.

Pero a lo mejor te estoy insultando y al día siguiente, si te veo, te pido una foto. Por lo tanto, es algo que a mí… Pero que eso no se puede consentir porque la educación tiene que estar en la grada y tiene que estar en el campo. Es decir, si un futbolista no reacciona bien en el campo es una lata de gasolina que incendia también la grada. Por lo tanto, hay que educar en el rectángulo de juego y en la grada. Por supuesto que estoy contra el racismo, pero vamos de frente con toda la fuerza. A mí me parece que España, yo lo que vivo, es que no es un país racista. Al fútbol van personas que son faltones, que van a molestar, que saben que diciendo eso va a provocar una situación, que es lo que buscan.

P.- O también van racistas.

R.- Claro, pero, pero evidentemente, si realmente tienen ese comportamiento racista, hay que juzgarlos y, sobre todo, hay que expulsarles.

P.- Pero cuando habla del comportamiento de Vinicius y del comportamiento de la grada, esa es la parte que no entiendo. Cuando usted se refiere al jugador, la víctima, y al hecho de que le llamen mono, ¿en qué hay que educar a Vinicius?

R.- No, por supuesto, que yo no estoy diciendo que Vinicius tenga que ser insultado con frases racistas. Pero el fútbol tiene un componente donde la gente va con ánimo de molestar, de provocar al rival para debilitarlo. Entonces, si el rival reacciona, ¿tengo que aguantar que me insulte? Claro que no, pero yo creo sinceramente que hay que tener un comportamiento diferente. Y el profesional…

P.- Pero está poniendo la carga en la víctima.

R.- Yo no pongo la carga en la víctima. Es decir, Vinicius no tiene por qué ser insultado. Y yo castigo al que insulta.

P.- Vinicius puede hacer el imbécil en el campo y ser provocador en el campo. Pero eso, entiendo, no justifica que se le llame mono.

R.- Pero está ayudando. Efectivamente, al que le llama mono yo cojo y lo expulso inmediatamente.

P.- Esto lo expresaba bien Jabois en la Cadena Ser hace unas semanas. Un hombre negro te roba la cartera y tú lo llamas «negro de mierda». El negro va a la cárcel porque te ha robado la cartera. Pero tú eres racista. Es que no tiene nada que ver. Y Vinicius no ha provocado que le llamen mono. No había insultos racistas hacia Cristiano, por ejemplo, Y es un jugador, digamos, provocador.

R.- Lo que pasa es que yo pienso que ellos le llaman así para que él reaccione. Evidentemente, claro que hay que reprobarlo, no se puede hacer. Y es más, yo soy de los que digo: hay que expulsar, hay que castigar y, sobre todo, la ley tiene que ser firme y hay que respetar. Tenemos que vivir de una forma mucho más cívica y tenemos que hacer que el deporte también sea mucho más sano. ¿Por qué? Porque en otros deportes también hay deportistas de raza negra y no reciben esos insultos.

P.- Pero el negro no tiene que comportarse como la gente cree que tiene que comportarse un hombre negro para no recibir insultos racistas, en mi opinión.

R.- ¿Si a ti te llaman blanco de mierda?

P.- Creo que es bastante diferente. Por ejemplo, a Cristiano nunca le llamaron blanco de mierda.

R.- Es verdad que yo nunca he escuchado a ningún a ningún negro decir al otro blanco de mierda.

P.- Lo que digo es que el argumento este de que, por ejemplo, no insultan a Alaba, Militao o Rodrigo, jugadores del Real Madrid, que son negros porque se comportan de otro modo… ¿Es que se tiene que comportan Vinicius de otro modo para que no le insulten?

R.- Vinicius debería reflexionar. Es decir, juzgando a los que realmente la han insultado, los juzgo. Pero yo le diría a Vinicius que reflexione, en cuanto a que hay que cambiar un poco la actitud. Salgo al campo, soy futbolista, soy bueno, juego al fútbol y me abstraigo de lo que realmente está ocurriendo en la grada. Si en un momento determinado estás haciendo tu trabajo, y ves que un grupo mayoritario de repente te empiezan a insultar, en ese momento tienes que reaccionar, pero hasta que ocurrió lo de Valencia ya habíamos vivido capítulos de sus movimientos, sus entrenamientos. Todos tenemos que educarnos y aprender. Y también en el campo tenemos que tener un comportamiento, porque el comportamiento de otros jugadores de raza negra no es el mismo. Por lo tanto, no hay reacciones hacia lo mismo. Es decir, yo lo que digo es que hay que educarnos.

P.- A eso voy, entonces el negro tiene que comportarse como la gente quiera para que no le llamen negro de mierda o mono.

R.- No es que me está llevando a un terreno que no corresponde con la realidad. Primero, el ser humano es de raza negra, raza amarilla o raza blanca. Y las razas hay que respetarlas, y es más, y hay que convivir. Y no pasa nada, porque a mí me gustaría ser negro. ¿Por qué? Sí, porque me veo demasiado blanco y no me queda bien la ropa. Yo en la otra vida quiero ser negro porque es más elegante. Pero vamos a ver, que yo lo que quiero decir y mantengo es que hay que ser educados. Y por supuesto, nadie tiene que insultar a Vinicius. O sea, respeto máximo, y por supuesto, insultos racistas fuera. Estoy contra el racismo 100%. Pero también repito que si yo voy provocando por la vida, lo normal es que me metan un tortazo.

P.- Ha quedado clara su posición, Pipi. Por ir cerrando, unas cuestiones cortitas y al pie. ¿Cumplir años, aparte de para seguir con vida, tiene alguna ventaja?

R.- Sí, atrás quedan las gilipolleces, los prejuicios y la tontería.

P.- Tiene dicho que ha ligado más que Julio Iglesias. ¿También ha ligado más el rey Juan Carlos?

R.- Creo que los tres estamos ahí.

P.- Todos somos adictos a algo. ¿A qué es adicto Pipi Estrada?

R.- Al amor. Al sexo, mejor.

P.- ¿Diagnosticado?

R.- Diagnosticado, comprobado y confirmado.

P.- Voy a decirlo fino: ¿su mayor miedo es que la biología le impida ejercer el bonito acto de dar y recibir amor?

R.- Sí.

P.- A escasos días de las elecciones, ¿va a ir a votar?

R.- Sí. Tengo muy claro el voto. Hay que cambiar el sistema.

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