THE OBJECTIVE
El purgatorio

José María García: «El nuevo Santiago Bernabéu es un auténtico disparate»

El legendario periodista deportivo visita ‘El purgatorio’ para presentar ‘Supergarcía’, el documental que resume su trayectoria

Es él. Único. Ídolo. Adorado y odiado. Provocador y trabajador infatigable. Barroco, grandilocuente en un cuerpo pequeño. 160 centímetros de talento comunicativo. Azote de «lametraserillos, abrazafarolas y chupópteros». José María García hace tiempo que entró, con letras doradas, en el olimpo de los grandes nombres del periodismo patrio. Hace 20 años que dejó los medios y todo el mundo se sigue acordando de él. Porque todo el mundo lo escuchaba, incluso aquellos a los que no les gustaba el deporte. Qué más da, era García.

García es el tipo de estrella que en lugar de que le propongan hacer un documental sobre su figura, lo propone él. Y ha parido, bajo la dirección de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, Supergarcía para Movistar Plus. Un recorrido por lo que ha sido su trayectoria. Un broche –¿definitivo?– a su presencia en los medios. Cree en Dios, sigue fumando, admira a Pérez-Reverte, es amigo de Jordi Évole, rechaza comer con Florentino Pérez o José María Aznar. Detesta el nuevo Bernabéu. Cree que España no es racista. Defiende que el periodismo ha muerto y considera que él nunca ha cometido ni una sola acción mafiosa. A pesar de lo que dicen las malas lenguas.

PREGUNTA.- Me dice que le tutee. ¿Si le trato de usted se cabrea?

RESPUESTA.- No, no me cabreo. Yo me cabreo por pocas cosas. La gente parece que vive siempre cabreada. Pero yo creo que la entrevista quedará mejor si empleamos la familiaridad y estás más relajado. 

P.- ¿Qué es el carisma? ¿Con eso se nace? ¿Se estudia? 

R.- Es difícil nacer con carisma. Puedes tirar algo del carisma de alguien de la familia, de un amigo muy próximo. Pero cada uno tiene su carisma. Yo conozco poquísima gente que tenga el mismo carisma que su amigo, que su enemigo o que su prójimo. 

P.- Pero tú naciste con carisma.

R.- Pues no sé si nací con un carisma o lo fui adquiriendo después. 

P.- ¿Lo peor que le puede pasar a un comunicador es la indiferencia?

R.- Está claro que sí. Mira, yo empecé con 17 o 18 años con Bobby Deglané. Me dejas, si quieres, un bolígrafo y un papel. Bueno, pues yo estaba con Bobby en Radio España, y en ese equipo estábamos cinco personas. Nosotros llevábamos personajes para hacer entrevistas cara al público, en un pequeño teatro que tenía Radio España, en Manuel Silvela, número 9. Y Bobby nos hablaba, nos aconsejaba. Desde lo primero, que era la ‘operación amarre’. Tú tenías que estar con tu personaje. Si él iba allá, allá, aquí y acá. Si iba al servicio, ibas con él. Y si te pide que se la saques, se la sacas. Si era hombre. Y si era mujer, ya no sé qué hacía.

Luego él luchaba mucho porque era festivo. Es decir, era muy festivo en el asunto de que era exageradamente espectacular, elocuente y demás. Decía: «Mirad, lo peor que le puede pasar a un comunicador es la indiferencia». Porque, además, la indiferencia ya te deja sólo, ciego y mudo a los pocos segundos. Y te lo explicaba así. Tú empiezas [García, con el boli, empieza a dibujar una línea recta, pausadamente, mientras habla con un tono lineal] «Buenas noches, señores. Hoy vamos a empezar…». Ya no nos está escuchando ni tu padre».

En cambio… [Ahora comienza a dibujar ondas que fluctúan en lo alto y lo bajo del folio, hablando con distintas inflexiones de voz] «Hola, buenas noches, saludos cordiales». Eso es otra forma distinta de acentuar. Decía Bobby que el mantener esa constante lineal, monótona, es como un periódico en una edición: la pierdes porque llega tarde. Ya puede ser la mejor pregunta, la mejor noticia del mundo, el asunto más espectacular. Si tú has perdido el correo, ya no te vale para nada.

P.- Estando en El purgatorio, José María, siempre preguntamos por la fe. ¿Cómo es la relación con la fe de José María García?

R.- Soy creyente. Lo suficiente. 

R.- ¿A uno le cambia mucho la relación con la muerte cuando ha pasado un cáncer?

R.- Yo he sido un tío tremendamente afortunado. Tuve un cáncer que además llegó absolutamente de sorpresa. Tengo un equipo de fútbol sala. En aquel momento se llamaba Interviú Hora 25. Era un aniversario de alguna celebración americana y alguna institución de esas pagaba la Copa del Mundo, que era costosa, porque venían dos equipos brasileños y demás. Nosotros fuimos a Puertollano porque era donde se celebraba el campeonato y la jornada empezó bien porque habíamos jugado el sábado, habíamos ganado al Benfica y el domingo teníamos, por la tarde, la final del Campeonato del Mundo. El primer campeonato del mundo que jugábamos contra los brasileños, que eran los inventores del fútbol sala.

Y el domingo por la mañana, fui a misa. Había una misa a las 9.00 y me fui con el entrenador. Me sorprendió un curita de 20 años, de color, que nos dio una explicación. Nos habló con una inteligencia, con un cariño, con una largueza… Me quedé impresionado y nos fuimos. Recuerdo que hacía un frío por la mañana absolutamente tremendo. No había taxis y nos paró un coche que me conoció y nos llevó para el estadio. Estaba muy mal, con muchísimo frío. Yo lo achacaba a los nervios: «Si a los portugueses nos ha costado un huevo o dos ganarles la semifinal. Fíjate a estos brasileños». Pero bueno, fui al campo. Estuve en el vestuario bastante tiempo al lado de la calefacción. Jugamos, ganamos, todos felices y yo me estaba poniendo por momentos malísimo.

Me vine para Madrid en el AVE y al llegar a mi casa, mi mujer me ve un bulto aquí [Señalándose el cuello]. Entonces, llamé a mi dentista. Pensé que el bulto era de un implante. Supe que no, supe que era cáncer. Fue duro. Fue muy duro porque yo tengo felizmente una tensión de niño de 6/10. Eso que es muy bueno para tantas cosas… Cuando me tienen que poner la quimio, las sesiones en el Ruber, empezaban a las 6.00, terminaban a las 22.00 de la noche. Lo pasé muy mal, pero lo pude superar. Gracias a Dios, gracias a mi familia. Nos íbamos los cuatro, mi mujer, mis dos hijos y yo a hacer revisiones, a hacer exámenes. Me llamó por teléfono un campeón español de esquí, Paquito Fernández Ochoa, que tenía exactamente lo mismo que yo. 

P.- Él murió.

R.- Exacto y yo pues sigo vegetando.

P.- Y luchando. José María García está de vuelta por los medios presentando Supergarcía, que es el documental de Movistar Plus dirigido por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, que va, cómo no, sobre SuperGarcía, o sea, sobre José María García. ¿Cómo viviste cuando te llamaron y te dijeron: «Oye José María, queremos hacer un documental sobre ti»? 

R.- No. La iniciativa no fue de ellos, sino mía. A mí me jubiló un presidente, don José María Aznar, con 59 años, que no es una edad para jubilarse. Pero me jubiló un presidente porque lo elegí yo. El que decidí no trabajar con él fui yo. Y entonces decidí no trabajar con él porque descubrí que estaba engañando a España, confesando o manifestando una libertad que no existía. Es más, era todo lo contrario. Lo que existía era una censura.

Porque a mí me llamó un adlátere suyo para que fuera a la Moncloa. Y el adlátere, porque él no se atrevió, me dijo que Antonio Herrero, compañero de Antena 3 Radio, no podía seguir en la emisora. Es entonces, cuando me dice el sujeto en cuestión, hoy adlátere de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez: «Que dice el jefe que no puede seguir a Antonio Herrero». Y yo le respondí: «¿Y quién coño es tu jefe para decir que no puede seguir Antonio Herrero? Si Antonio Herrero es un empleado de la Conferencia Episcopal. Será la conferencia accionista mayoritaria quien tiene que decir sí o no».

P.- Y 20 años después, ¿llamaste a Movistar para pedir que te hicieran un documental?

R.- Yo quería que los 20 años míos de esa primera introducción quedasen reflejados y pedí muchos guiones a gente. Porque antes me habían llamado varios para hacer esto, pero yo dije que no me gustaba, porque no me gustaba una hagiografía. Me gustaba algo sincero, pero recto. Es decir, si un tío me tenía que llamar mafioso, que me llamase mafioso, si un tío que me tenía que llamar cabrón, que me llamase cabrón. 

P.- Te lo llaman además en el documental.

R.- Exacto, respetar clarísimamente todo eso. Pero no acababa de encontrar ese núcleo. Pues no sé si unos tenían miedo o lo que fuese. Hasta que aparecieron los dos, Charlie y Alberto, con esto. Me encantó. Y les digo: «Llevadlo a televisión y enseñadlo». Les gustó. Les gustó muchísimo. Y ahí es donde empieza.

José María García durante la entrevista. | Carmen Suárez

P.- ¿Te ha gustado la experiencia? ¿Te ha gustado como ha quedado? 

R.- Me encanta, porque además es increíble la cantidad de llamadas que he tenido. Y además, es verdad que en el trabajo hay de todo, pero no sabes la generosidad. Hoy Évole ha puesto un SMS [Procede a sacar el móvil]. Me dice: «José María, he visto el primer capítulo de tu serie. Y como un yonki he tenido que ver el segundo. Es salvaje todo. Felicidades y un fuerte abrazo». 

P.- ¿Buena gente, Jordi Évole?

R.- Pues yo al principio tenía… [Al ver reír al entrevistador] Tú estás como el gato que está esperando. Estás riéndote, pensando: «A ver cuándo este me dice una barbaridad». Pero Jordi era amigo mío. Sin embargo, un día me hizo una faenita. Ya se me olvidó.

P.- ¿Lo del rey Juan Carlos?

R.- Sí, ya se me olvidó. Claro, no se puede utilizar a un amigo porque él quiere hacerle una pregunta al rey Juan Carlos sobre si se ha tirado a esta o no se la ha tirado. Claro, el Rey le tuvo que decir: «No, yo hablo solo con García».

P.-  Jordi Évole es muy zorro. Es pícaro.

R.- Es un buen periodista. Podría serlo muchísimo mejor, pero es un tipo que merece la pena.

P.- ¿El éxito cuesta más de lo que vale?

R.- No, es que a mi edad ya no se hacen las cosas por éxito. Cuando te vayas, que será cuando Dios quiera, pero evidentemente con la edad que tengo no me queda mucho más de dos o cuatro telediarios. Depende quién haga los telediarios por la duración. Bueno, pues al otro lado qué te llevas: generosidad, bondad, ayudar a la gente. Porque el dinero no vale para nada allí.

«Mientras el periodista doble la toalla, será un esclavo de los presidentes»

P.- José María García ha ganado mucho dinero, porque lo ha generado, claro. Cuando uno tiene mucho dinero, ¿le cambia a uno el valor del dinero?

R.- Yo desde comprarme un 600 a plazos o con hipotecas, porque esta profesión tú lo sabes también, salvo mi caso, que es una excepción. Es decir, un contrato de 2.000 millones de pesetas al año no lo firma casi nadie. Por eso digo que eso todo es pasajero. Lo único que intentas ahora es ayudar, que es lo que estoy intentando hacer. Ayudar a la gente y portarte lo mejor que puedas sin olvidarte de tu condición de periodista.

P.- Hace 20 años que dejaste los medios. Dejaste la radio sin despedirte de tus oyentes.

R.- Me despedí de la radio sin despedirme de mis oyentes por no sacrificar al partido. Si yo contaba por qué me iba, era un escándalo tremendo. Pues mire usted, me voy porque el presidente de este país quiere hacer la ley, fabricar la trampa y además ser el tío más libre de este mundo. Que se vaya a hacer puñetas. 

P.- En el documental se cuenta la relación difícil que tuviste con José Ramón de la Morena. Los años de la cruenta batalla de las ondas. Después te has reconciliado con José Ramón.

R.- Bueno, nos hemos reconciliado hace mucho tiempo. Un buen día me llamó José Ramón de la Morena: «Oye, ¿comemos?». Y dije: «Naturalmente que comemos». Tenemos que reconocer que nos hemos equivocado. Yo muchísimo más, porque a mí qué más me daba, si ellos no existían. A mí que más me daba. Pero de todas formas, eso ya está absolutamente olvidado. 

P.- Si te reconciliaste con José Ramón de la Morena, ¿no cabe la posibilidad de que te reconciliaras con José María Aznar o con Florentino Pérez?

P.- Pero es que es distinto. Aznar y Florentino Pérez, ambos son total y absolutamente distintos a José Ramón de la Morena. José Ramón es un joven periodista que su casa le encarga una cosa y él intenta cumplir. Es que, en mi caso, no sé si la gente se ha dado cuenta. Yo soy atípico en muchas cosas. Es decir, que yo no creo que en el mundo haya más de tres periodistas que ganen 2.000 millones al año. Tampoco creo que haya más periodistas que puedan desarrollar una labor concienzuda. Tú no puedes entender que, además, un tío como Aznar, que tendría que estar besando el suelo, porque de ser inspector fiscal, una de las cosas más odiables del mundo entero, pasa a ser presidente del Gobierno…

P.- Es decir, si te llaman José María Aznar o Florentino Pérez y te invitan a comer, les dices que no.

R.- No, ya se lo he dicho varias veces, sobre todo a Florentino. Pero es que una vez que fui a cenar con Florentino y otro adlátere de Florentino, empezamos a hablar de las famosas torres de la Ciudad Deportiva, y yo diciendo que eso era un escándalo, un truco, una trampa. Que no, que no, que no. Y en un momento determinado, me ha pasado una sola vez en mi vida. dijeron…

P.- «¿Cuánto vale tu silencio?» 

R.- Exacto. «¿Cuánto vale que mires para otro lado?». Hizo un libro sobre mí Vicente Ferrer, y lo publicó. Pero a mí no me queda ni la revancha. Bueno, más gordo, se ha organizado la de Dios, porque hace unos días una señorita del PSOE [Amparo Rubiales] le llamó «nazi judío» a Elías Bendodo. A mí, la Cadena SER, el imperio del monopolio, estuvo varios meses poniendo anuncios en la prensa -hasta tuvo que intervenir la Asociación de la Prensa-, donde yo era Hitler y al lado la cadena SER era cariñosa. 

P.- Se cuenta en el documental. Decía que hace 20 años que dejaste los medios de comunicación. ¿Cómo has vivido los cambios del panorama mediático?

R.- Pues no bien. Es decir, hoy estamos en una situación peor que ayer. Sólo tengo la esperanza de que sea mejor mañana, pero no lo sé seguro. El periodismo ha perdido. El periodismo está abajo. Hay dos problemas gravísimos. Uno, la totalidad de los medios de comunicación, a excepción de dos, Telecinco y Antena 3, están en quiebra técnica. Ellos ya han declarado que ganan 200 millones de euros anuales. Luego hay otro segundo problema. En España durante algún tiempo, a pesar de la odiosa censura, hemos tenido directores con una personalidad, con un conocimiento: Manolo Martín Ferrand, Luis María Anson… Ahora no tenemos directores, ahora tenemos chisgarabís. Por ejemplo, antes los directores estaban todo el puñetero día en el periódico porque había que hacer un periódico. Hoy los periódicos no los hacen los directores, los hacen los CEO. Porque no hay un euro y van a ver si el CEO intenta conseguir el feudo. ¿Tú crees que se puede hacer un periódico pasándote todo el día en la radio?

P.- Yo he de decir, ya que me preguntas, que el director de THE OBJECTIVE está aquí casi todo el día. 

R.- Bueno, hay excepciones que confirman la regla.

P.- ¿No crees que eres demasiado pesimista con el periodismo que tenemos?

R.- Yo no soy demasiado pesimista. Es que intento adelantarme a lo que se aproxima. El otro día fui a una universidad y pasé vergüenza, porque casi me sacaron a hombros. Habían tenido una semana de un curso de periodismo y entonces me decían: «¿Qué futuro?». Y les dije: «Mirad, yo jamás veo el vaso medio vacío. Yo lo veo siempre medio lleno». Un tío que se salva de un cáncer. Un tío que le han operado hace dos meses, porque me pegué un golpazo: rodando la serie fui a Asturias a grabar, y me tuve que venir a Madrid, urgente, porque tuve un problema gravísimo en el cerebro, dos cosas de sangre. Y por eso digo que soy positivo. Pero claro, os tengo que decir la verdad. 

«El periodismo ha perdido. El periodismo está abajo»

P.- ¿La verdad es que hoy no hay periodismo en España?

R.- No, la verdad, les decía a los estudiantes, es que lo tenéis muy difícil. Hay periodistas con 20 años de antigüedad. Redactores jefes de periódicos líderes que ganan 1.000 euros al mes. Pues imaginaros. Mira, tengo una anécdota que no cuento muchas veces porque se me pone la carne de gallina. Yo iba -ahora me dejan menos hasta que me recupere- al gimnasio de La Moraleja, porque allí había hecho un invento de agua helada. Yo corría mucho, dos, tres horas y me hacía sauna, luego agua helada, porque te deja los músculos relajados.

Y entonces salía de la ducha en pelota picada y vino un tío. Él era periodista, de los que por la mañana al cura le explican cómo se dice la misa. Al médico cómo se opera. Los tertulianos famosos. Y entonces me dice: «Tienes toda la razón. Perdona que te estaba escuchando, pero fíjate cómo está la profesión que desde hace tiempo no nos pagan. Nos pagan con vales de publicidad. Yo he reunido. 1.000 euros con estos vales. Te los vendo por 800 euros». Ese era un padre de la patria. Digo padre de la patria, porque es el que tú oyes por la mañana. Y a mí me encanta, porque no saben casi nada, pero hablan de todo. Y además, ya el colmo: aunque sean ateos, ven un euro y cantan una misa. 

García posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Carmen Suárez

P.- También eres muy crítico con el periodismo deportivo. ¿No crees que lo que ha cambiado es el acceso que tienen los periodistas deportivos a los jugadores, a los clubes, a los entrenadores? Que antes se te ponían y ahora es muy difícil que se te pongan.

R.- Ahora se te ponen. Lo que pasa es que tú no haces lo que uno por ello.

P.- Estuvo Juanma Castaño en El purgatorio y me vino a decir que no.

R.- Pero Juanma Castaño se dedica a la cocina.

P.- No me digas eso, dirige un programa de radio.

R.- ¿Cómo que no te diga eso? Dirige entre comillas, pero de todas formas… 

P.- [Interrumpiendo] ¿Pero no crees de verdad que el acceso ahora de los periodistas a los jugadores es más difícil?

R.- Mientras que el periodista doble la toalla permanentemente será un esclavo de los presidentes. Es verdad y yo respeto lo que tú dices. Es verdad que se complican cada vez más las cosas, pero es que a nosotros nos pasaba igual antes. En el documental hay una grabación en una radio en Barcelona, donde están Raúl González y Ronaldo. 

P.- Y tú en medio.

R.- Bien. ¿Qué pasó? Que no se conocían, no se habían visto juntos y se jugaba un Barcelona-Real Madrid. Y pienso: ¿por qué no junto a estos? Me dijeron: «No, porque te lo van a boicotear». No me van a boicotear nada. Yo me pongo de acuerdo con los dos jugadores. Saco a Raúl del hotel sin que se entere absolutamente nadie. Y a Ronaldo del hotel. Y allí van. Bueno, pues pasa lo mismo. Es decir, ¿que ellos no quieren?

P.- Pues hay que sortear obstáculos. 

R.- No, sortear no, lo que hay es que trabajar. Y luego, en un momento determinado, alguien podrá decir: «Joder, es que eso es mafioso». No, no es mafioso. Lo único es: ¿por qué usted no quiere que yo entreviste a su jugador? ¿Es usted el dueño de este jugador? No. Usted será el dueño del futbolista, pero no de la persona. Y yo quiero entrevistar primero a la persona y luego al futbolista. Muy fácil. A mí, Jesús Gil me llegó a decir que me iba a prohibir el acceso al estadio. Pues muy bien, el tiempo que yo iba a dedicar a hablar de él y del Atlético de Madrid, lo dedico a hablar y a contarle a sus socios cómo es usted, cuáles son sus correrías. A los tres días, estaba en el estadio. 

P.- ¿Crees que has incurrido, como alguno dice en el documental, en actitudes mafiosas?

R.- No, ¿mafioso qué es?

P.- Sortear la legalidad. 

R.- ¿Y mafioso no es anunciarme en el periódico como Hitler?

P.- Supongo que también. 

R.- No, yo no he hecho ni una sola acción mafiosa. Todo lo que he hecho lo he hecho con consentimiento del protagonista. Yo, por ejemplo, escondí a José Legrá, campeón del mundo de boxeo, me parece que casi una semana en un apartamento. ¿Es mafioso? No, porque el consentimiento es de Legrá. 

P.- ¿Y qué ves ahora en los medios? Sé que escuchas a Carlos Herrera y a Carlos Alsina.

R.- Exacto. En radio estos son los dos fundamentales. Luego hay alguna alternativa, pero muy pequeña, porque realmente no merece la pena.

P.- ¿Radio deportiva?

R.- No, nada. Porque en la radio deportiva, por ejemplo, la gente se quedaba hasta las doce de la noche «a ver qué nos dice hoy García». Y lo que dice García es verdad. Ahora no solo no te dicen nada, sino que, si lo dicen, tienes dudas, muchas dudas. Lo acabamos de vivir estos días con el asunto de Messi. Todos los periódicos llevaban días diciendo que si el Barcelona ha cerrado a Messi, coño y Messi se va a Miami. ¿Dónde habían investigado? ¿Dónde habían mirado?

Yo no estoy contra las nuevas tecnologías, pero hay dos cosas que tenemos que arreglar. Una primero y luego otra. Tiene que terminar radicalmente el secreto en las redes sociales. Y luego, durante muchos años, a pesar de la maldita censura en este país, mucha gente ha luchado por no publicar una noticia sin certificarla antes adecuadamente. Es decir, ratificarla por todos los medios absolutamente posibles. Ahora no. Ahora hemos pasado a que la verdad no te estropee sacar una noticia. 

P.- Dijiste a Jesús Quintero en aquella famosa entrevista censurada de TVE, que los políticos quieren taquígrafos, amanuenses. ¿Nunca te has encontrado con ningún político de verdad que tenga respeto a los periodistas?

R.- Ahora como todos los viernes con un grupo de periodistas y con un político. Gente que, sin conocerla tanto, creemos que son un poquito cortitos o cortitos con sifón. Estoy reconociendo calidad y sobre todo amor a la libertad. Hay muchísimos. Fíjate, hasta hace una semana que yo me iba para allá riéndome, quedamos a comer con Tezanos.

P.- Qué tal, ¿dijo que estaba bien la cocina?

R.- No, lo que pasa es que había mentido en las cifras. 

P.- ¿Eso lo reconoció él?

R.- No, digo que había mentido porque habíamos tenido ya las elecciones y era evidente que había fallado. He comido con varios políticos. Plurales. 

P.- ¿Dónde hay más corrupción: en la política o en el mundo del fútbol? 

R.- Mucho más en la política. Sin lugar a dudas, la política es lo más corrupto que le toca al ser humano, pero yo no creo que sea sólo la española. La política es algo absolutamente terrible.

«Abascal, ¿a qué te dedicas?»

P.- Y la soledad… Me refiero al espacio que se le da a la soledad de José María García en el documental. ¿Cómo has vivido esa soledad del líder? 

R.- Es difícil asumirlo porque a mí me encanta el diálogo y la compañía. A mí me encanta la amistad. Y hay veces que en el ejercicio de tu profesión -y tú, aunque eres joven, lo habrás padecido alguna en alguna ocasión-, es muy duro encontrarte con esas ocasiones aciagas. No sé si te pasa a ti. Tú puedes estar con mil personas y estar absolutamente solo. 

P.- «Abrazafarolas, meapilas, soplagaitas, chupópteros, correveidile, lametraserillos». De todas las expresiones que más se te recuerdan, ¿tienes alguna favorita?

R.- Me gusta una bastante porque es de lo que más me encuentro: los abrazafarolas.  

P.- ¿Ves algo de fútbol femenino?

R.- Poco. 

P.- ¿La radio morirá algún día?

R.- Pues hay algunos directores novatos y menos novatos que la están matando día a día. Tú fíjate: cuando yo empiezo, a mí me llama Manolo Martín Ferrand para hacer el Hora 25 Deportes y le digo: «Mira, Manolo acaba de empezar la televisión a las doce de la noche, no nos van a escuchar ni nuestros familiares». Bueno, empezamos y la cosa va bastante bien, porque yo pienso, la televisión no la vas a cerrar ni vas a acabar con ella.

Entonces, lo que yo les tengo que contar a mis oyentes es lo que no esté contando la televisión, que ya lo están viendo. Y efectivamente, a los 15 días había más de un millón de personas escuchando la radio. Bueno, pues el posterior mundial las dos emisoras líderes de este país, la SER y la COPE, cedieron a sus narradores estrella a la televisión. Así sí acaban con la radio. 

P.- ¿Ves preocupante el racismo en la Liga española?

R.- En España no hay racismo. Lo que pasa es que sí hay locos que ejercen de racistas. 

Carlos Padilla y José María García. | Carmen Suárez

P.- Viendo el documental, sale Rajoy, que llegó a ser tertuliano de la Vuelta ciclista con usted. ¿La radio se le daba tan bien como él dice? Porque él dice que se le da muy bien la radio.

R.- El ciclismo se le daba.

P.- ¿Se le daba mejor la radio que la política?

R.- No, dársele bien algo… En general, no es quizá lo más ideal para un político. Pero lo que yo digo es que es un tipo que merece el respeto y merece la consideración, porque la bondad está cara y él es buena gente. 

P.- Ya que hablamos de Rajoy. Si tuvieras que describir a Pedro Sánchez en una palabra, ¿qué me dirías?

R.- No mientas.

P.- Santiago Abascal.

R.- ¿A qué te dedicas?

P.- Yolanda Díaz.

R.- Ni fu ni fa.

P.- Isabel Díaz Ayuso.

R.- Puff. Mentir, mentir y perseguir.

P.- ¿Y a Núñez Feijóo le dirías algo?

R.- Que no está en Galicia.

P.- ¿Qué opinión te merece el nuevo Santiago Bernabéu?

R.- Pues un auténtico disparate. No por más bueno, ni más malo, sino porque no hay una capital en Europa que haga un estadio en el medio de una ciudad como Madrid.

P.- Pero ya estaba el estadio.

R.- Ya, pero hay que quitarlo porque usted tiene una ciudad deportiva. 

P.- Si te llama Pedrerol para invitarte al Chiringuito y presentar el documental, ¿irías? 

R.- No sé quién es Pedrerol.

P.- Este truco es muy viejo. 

R.- ¡Que no sé quién es Pedrerol!

P.- Una pregunta clásica para ir cerrando: ¿votarás el 23 de julio?

R.- Votaré siempre. Este 23 de julio, si no estoy de vacaciones, pues voy a votar en directo. Si estoy de vacaciones como espero, pues votaré por correo, pero que no te quepa la menor duda de que votaré. Y tengo claro mi voto.

P.- Y la última. «Tierno, tímido y leal», así es como describe Arturo Pérez-Reverte a José María García en el documental. ¿Te parece una descripción acertada?

R.- Casi todo lo que hace Reverte me parece bien. Es que es un genio y una gloria de España. 

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