La Liga F arranca con convocatoria de huelga y negociaciones 'in extremis'
La primera jornada de la temporada debía jugarse este mismo fin de semana, pero los sindicatos mantienen el paro
La Liga F es prácticamente un bebé. En términos de edad humana, por lo menos, lo sería. La primera liga profesional femenina de la historia de España tiene apenas un año de vida. La de 2022/2023 fue una primera temporada que dio para mucho y que buscaba construir los cimientos de un proyecto nuevo e ilusionante. Dicho proyecto ya no es nuevo, ahora tiene que consolidarse, pero para muchos continúa siendo ilusionante. Especialmente, tras la victoria mundialista de la Selección española de este verano.
El éxito del Mundial ha puesto de manifiesto el gran talento que tiene el fútbol femenino español. Desde la Liga F esperan, de hecho, que sirva de impulso a la competición doméstica. La inmensa mayoría de las campeonas del mundo juegan en la liga española. La Liga F es una de las ligas que más jugadoras proporcionó en total a las selecciones que disputaron la Copa del Mundo. A pesar de todo esto, un nubarrón amenaza el inicio de la liga. El balón debía empezar a rodar este mismo viernes, pero una huelga planteada por los sindicatos de las futbolistas no lo permitirá. Esa convocatoria de huelga derivó en unas negociaciones in extremis entre la liga, los clubes y los sindicatos. Negociaciones que han demostrado que las cosas están tensas. Muy tensas. Y el mantenimiento de la huelga revela la incapacidad de las partes de ponerse de acuerdo.
Un año y un esprint final
Cuando saltó la noticia de que los sindicatos de las futbolistas (AFE, Futbolistas ON, Futpro, CCOO y UGT) convocaban una huelga para las dos primeras jornadas de la Liga F, muchos lo conectaron todo con el caso Rubiales. Sin embargo, el conflicto salarial que está detrás de esta huelga no es nuevo. Estalló mucho antes de que Luis Rubiales decidiera besar a Jenni Hermoso en la entrega de medallas en Sídney. Lo único que tienen en común el caso Rubiales y la convocatoria de huelga en la Liga F es que, una vez más, el fútbol femenino ocupa portadas para hablar de cualquier cosa menos de lo estrictamente deportivo.
Para entender la convocatoria de huelga no solo hay que ir más allá del 20 de agosto de 2023, sino hasta el año 2020. Fue entonces cuando se firmó el primer convenio del fútbol femenino. Un convenio que sirvió como base para profesionalizar este deporte en España. En ese momento, la liga femenina no era profesional. La competición era competencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que organizaba lo que por entonces se conocía como Liga Iberdrola. Desde la temporada pasada, al profesionalizarse la competición, la liga femenina es independiente de la RFEF. Así es como nació la Liga F, que preside actualmente Beatriz Álvarez.
El convenio de 2020, que establecía un salario mínimo de 16.000 euros brutos anuales con parcialidad del 75% –es decir, de 35 horas semanales en cómputo semestral–, ha quedado obsoleto para la mayoría de las partes. Tres años después, hay más dinero en juego, y los sindicatos que representan a las futbolistas consideran «inaceptable» la oferta económica de la Liga F. Las partes llevan un año negociando, pero el esprint final ha ocurrido en los últimos días. Tras la convocatoria de huelga, se han sucedido una largas negociaciones in extremis que, de momento, no han resultado fructíferas. El balón no echará a rodar cuando estaba previsto que lo hiciera.
Qué piden los sindicatos y qué ofrece la patronal
La intención de los sindicatos es renovar el convenio y mejorar las condiciones de las futbolistas. El foco está puesto precisamente en esos 16.000 euros de salario mínimo. Las partes coinciden en presentar propuestas que eleven ese 75% de parcialidad al 100%. Las diferencias llegan cuando hablamos de dinero.
La propuesta de la Liga F comienza en 18.000 euros anuales para la primera temporada y se incrementaría gradualmente a 25.000 euros en tres años, incluyendo beneficios adicionales como ayuda para el cuidado de los hijos de las futbolistas durante los entrenamientos. También se plantean espacios designados para la lactancia, así como fondos de ayuda económica para la educación. Por su parte, la propuesta de los sindicatos establece un salario mínimo de 20.000 euros para la temporada anterior, 25.000 euros para la actual, y 30.000 euros en la 2024/25. Los sindicatos abogan por posponer la discusión de los demás asuntos una vez que se haya resuelto este punto clave de la negociación.
Cruce de acusaciones y una oportunidad perdida
No han llegado, sin embargo, a un acuerdo que satisfaga a todas las partes. La Liga F acusa a los sindicatos de mostrar un «absoluto inmovilismo» que no permite desbloquear la situación. «La irresponsabilidad y falta de talante y altura de miras de los sindicatos abocan a clubes y las jugadoras a una huelga que perjudica de manera muy grave la imagen el fútbol femenino español», aseguraba la Liga F en un comunicado. «Esta Liga Profesional, por evitar una huelga, no cederá a la presión ni aceptará propuestas que supongan el colapso económico de la competición», concluía. Cabe recordar que hay varios clubes exclusivamente femeninos en la Liga F. Esto significa que no cuentan con el respaldo económico de sus secciones masculinas.
Los sindicatos, por su parte, defienden firmemente su postura. Publicaron un comunicado conjunto este jueves, en el que resaltaban que las futbolistas «consideran inaceptable la propuesta de la patronal y les entristece que tengan que mantener una huelga incluso habiendo rebajado la propuesta inicial a 23.000 euros anuales, lo que implicaría, no lo olvidemos, cobrar menos que el equipo arbitral». La pasada temporada de la Liga F también empezó con una huelga, esta vez de las árbitras, que consiguieron una notable mejora salarial. La árbitra principal, por ejemplo, pasaba de 300 a 1.666 euros por partido. Es mucho más de lo que cobran actualmente la mayoría de las futbolistas de primera división.
Entre cruces de acusaciones, las partes se han citado el próximo martes para intentar desbloquear la situación. Entre las jugadoras hay descontento. No todas apoyan la huelga con el mismo fervor, y su sentir se resume en una voluntad colectiva: «Solo queremos jugar». Entre los aficionados y la prensa especializada reina la sensación de que se está perdiendo una gran oportunidad de sacarle partido a la victoria mundialista. De momento, no podemos hablar solo de fútbol.