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Telefónica y las grandes 'telecos' europeas piden ayuda a la UE para evitar opas de fondos y jeques

Las grandes compañías europeas del sector piden un salvavidas regulatorio a la Comisión Europea para fortalecerse ante la arremetida de empresas extranjeras

Telefónica y las grandes ‘telecos’ europeas piden ayuda a la UE para evitar opas de fondos y jeques

José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica y firmante de la carta enviada a la UE. | TELEFÓNICA

Telefónica, Orange, Vodafone, British  Telecom, Deutsche Telekom y otras siete grandes operadoras de telecomunicaciones europeas lanzaron este lunes un grito de auxilio al regulador comunitario. Una carta abierta en la que pidieron por primera vez de manera conjunta menos trabas regulatorias, equidad con los gigantes digitales y mayores incentivos para invertir.

La misiva, según las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, refleja el miedo de estas operadoras a que fondos de inversión especulativos y grandes compañías asiáticas (incluso dopadas con petrodólares) o estadounidenses con gran liquidez puedan hacerse fuertes en sus estructuras de capital e incluso lanzar opas sin que los actuales accionistas de las telecos europeas puedan hacer nada por detenerlos.

Las grandes operadoras llevan meses pidiendo a Bruselas no solo más flexibilidad para poder hacer operaciones de integración a pequeña escala entre ellos, sino que también piden eliminar regulaciones como los costes de las llamadas telefónicas y que se exija a Facebook, Netflix, Amazon o Google que paguen por utilizar sus redes de fibra óptica, 4G y el futuro 5G.

«El papel global de Europa no puede limitarse a comprar y regular la tecnología construida por otros: debemos crear las condiciones para que prosperen la infraestructura y los servicios digitales propios y establezcan estándares globales a los que otros puedan aspirar», indicaron en su comunicado.

Esta carta -que se suma a la serie de negociaciones que llevan meses realizando en Bruselas- es el último aviso de un sector que pide ayuda para hacerse fuerte y poder repeler la arremetida de empresas extracomunitarias sin vocación industrial. Fondos que quieren sacar tajada rápida de sus inversiones y que nunca lo habían tenido tan fácil para comprar activos estratégicos digitales en Europa.

Telecom Italia y BT

En menos de dos semanas, estos temores se han acrecentado con dos operaciones que confirman los rumores que hablan de varios movimientos en marcha para entrar en el capital de las operadoras europeas. Hace siete días el sector registró un pequeño terremoto al conocerse los planes del fondo KKR por comprar Telecom Italia (TIM) en unos 10.600 millones de euros. Un movimiento resistido y aplaudido por partes iguales, pero que no es bien visto por las empresas industriales.

El segundo aviso ha llegado este mismo lunes -casi al conocerse la carta enviada a la UE– con los rumores de que el grupo indio Relianc estaría preparando una opa hostil para hacerse con British  Telecom (BT Group). La idea sería poder asociarse con el brazo de fibra óptica de BT, Openreach, al igual que KKR que quiere separar TIM en una división de servicios y en otra de fibra, para rentabilizar mejor estos activos.

Pese a que el magnate de las telecomunicaciones y el petróleo Mukesh Ambani desmintió el interés horas después, lo cierto es que estas informaciones no han hecho más que agregar incertidumbre al sector y constatar que el interés en sus activos es creciente para buscar rápida rentabilidad.

Para que este apetito inversor crezca se han dado tres acontecimientos que atentan contra la fortaleza del sector: un momento crítico para las telecos con serios problemas económicos y financieros, el valor de sus redes e infraestructuras que está al alza y la desprotección de sus gobierno locales y de la Comisión Europea.

En el apartado económico la situación no puede ser más negativa. Con mercados deflacionarios en todos los países del continente -en el caso español una pérdida de ingresos del 30% en solo una década- y unas inversiones ingentes que las propias operadoras cifran en unos 300.000 millones de euros, las perspectivas no son nada alentadoras.

Operadoras a precio de saldo

Esto ha llevado a que la mayoría de las empresas del continente coticen en mínimos en bolsa, convirtiéndose en presa fácil de los grandes fondos especulativos y oportunistas. En el caso de Telefónica, actualmente tiene una valoración de 22.4oo millones, la mitad que hace tres años; Orange tiene una capitalización de 25.650 millones, un 50% menos que hace dos años; y Vodafone cotiza a 30.550 millones de libras, la mitad que hace cuatro años.

Unos precios que hacen extremadamente fácil -y barato- entrar en ellas con una posición de control. Para hacerse con cualquiera de estas tres compañías se necesitan solo 10.000 millones de euros, un montante sumamente accesible para cualquier fondo de inversión en momentos en que el dinero está fluyendo con gran facilidad hacia los mercados.

En paralelo, el apetito por las redes de infraestructuras -en especial en la fibra óptica y las torres móviles- es creciente, ya que los fondos han visto que es una oportunidad barata y con un retorno que podría duplicar sus inversiones en el corto plazo. En España los fondos están detrás de la red de fibra de Telefónica, que quiere colocar un 20% de sus activos en el mercado, compraron Adamo hace unos meses por 1.000 millones y quieren estar en la red de fibra de Red Eléctrica.

Y todo ello en un contexto en el que las operadoras no están recibiendo apoyo de los reguladores. En el caso Europeo, la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, lleva años impidiendo las consolidaciones entre operadoras, regulando en exceso el sector y sin una normativa clara para poder limitar -o al menos igualar- estas regulaciones a los grandes gigantes digitales.

La UE no ha llegado a un acuerdo sobre la Ley de Mercados Digitales (DMA) y la Ley de Servicios Digitales (DSA). La DMA se creó para obligar a empresas como Google a garantizar términos más equitativos en sus plataformas online con los competidores, mientras que la DSA busca aclarar la forma en que las grandes empresas de internet deben mantener el contenido ilegal fuera de sus plataformas.

Normas de competencia

Respecto del impacto de esta carta en Bruselas, directivos del sector consultados por este diario indican que es un intento para que la UE cambie rápidamente de doctrina. Indican que las operadoras están sufriendo y que es urgente que se tomen medidas, en especial para presionar a quienes dentro de las instituciones comunitarias siguen siendo reticentes a estos cambios.

En cuanto a acciones concretas, las compañías estarían satisfechas si es que se establece un marco favorable a la compartición de redes y a la consolidación del sector, lo que pasa por un entendimiento distinto de las actuales normas de competencia.

Una situación que también debe ser dinamizad por el uso de los fondos europeos para impulsar inversiones donde las operadoras ya no pueden llegar, por economía de escala y por peso financiero.

En definitiva, las grandes telecos quieren tener la seguridad de que cuando se planteen operaciones concretas éstas se consideren de manera diferente de como se ha hecho hasta ahora, en términos de competencia.

ESCUDO ANTI-OPAS – En España, el Gobierno español ha ampliado su acción de oro para vetar operaciones de compra de empresas europeas sobre compañías españolas estratégicas como Telefónica, Repsol o el grupo Prisa. Sin embargo, las fuentes consultadas por este diario indican que la medida no evitará que un gran fondo de inversión quiera hacerse con la operadora española, si es que ve una oportunidad de negocio. Este escudo anti-opas tiene un máximo de un año y será imposible mantenerlo por más tiempo, lo que da un plazo razonable a un interesado para lanzar su ataque contra Telefónica, si así lo estima conveniente. Es, por tanto, un blindaje de corto alcance si consideramos el tiempo que tardan este tipo de movimientos.

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