Los expertos aprueban la idea del 'superfondo', pero dudan de su éxito sin más atractivo fiscal
El impulso del Gobierno a los planes de empleo prevé que los trabajadores puedan aportar más que su empleador y las empresas podrán excluir de su cotización 115 euros al mes
El superfondo público de pensiones impulsado por el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, sin el consenso de los agentes sociales avanza hacia su tramitación parlamentaria. Los expertos y empresarios consultados por THE OBJECTIVE reconocen que es una buena idea que los poderes públicos regulen una plataforma que permita el acceso a los planes de empleo a trabajadores que por su circunstancia no pudieran acceder. Pero consideran que será difícil atraer adhesiones al plantel de fondos que a través de la iniciativa privada completarán este vehículo, y consideran que los incentivos fiscales se tornan escasos para lograr ese propósito.
En este sentido se pronuncia el doctor en Economía y socio fundador de LoRIS, José Antonio Herce. Celebra como «buena noticia» el impulso al superfondo ya que el ahorro previsional -ahorro a largo plazo para completar la pensión pública en la jubilación- en España está languideciendo.
Aplaude Herce la dinamización que el impulso público puede imprimir al sector de la previsión social complementaria, pero destaca la «racanería» de Hacienda con los incentivos fiscales, en especial en el caso de los autónomos, que no pueden reducir su base imponible en la misma cuantía que los asalariados.
Escaso incentivo tributario
En el mismo sentido se pronuncia el secretario técnico del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), Luis del Amo, quien echa en falta un mayor incentivo fiscal, no sólo para el trabajador sino para la empresa que aporte al plan de empleo, para que esta opción le resulte atractiva desde el aspecto impositivo.
Además Del Amo recalca el hilo común de los expertos consultados. Es difícil captar adhesiones a este vehículo, ya que el ahorro es escaso debido a los bajos salarios y resulta un desafío atraer a las rentas bajas a la acumulación de capital en planes de empleo.
Las fuentes patronales consultadas por este diario confirman esta opinión de los expertos. Reclaman un mayor atractivo fiscal, aunque consideran que es positivo que el superfondo ampare un respeto a la libertad de elección entre aportaciones a la promoción pública o privada.
Incertidumbre sobre la política de inversión
Por su parte, el economista Javier Santacruz coincide en que el fondo tiene elementos inicialmente positivos, pero estima que le falta maduración. Señala el riesgo moral de que puede acabar por percibirse como un competidor dopado frente a la industria financiera de pensiones y afea el hecho de que no sea desgravable en mayor cuantía. Por otra parte, teme que la política de inversión que se elija reedite errores cometidos en el pasado con el Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Básicamente, apuntalar casi toda la inversión en deuda pública.
La economista Almudena Semur cree que el esquema del fondo no resuelve el déficit de ahorro previsional porque para ello tendría que generalizarse y no constituirse como una opción. Además, Semur considera que la renta disponible española es muy baja por la elevada presión fiscal y los bajos salarios, lo cual no azuza las adhesiones al ahorro a largo plazo.
El secretario confederal de Seguridad Social y Previsión Social Complementaria de CCOO, Carlos Bravo, considera que el superfondo es un vehículo que no goza de relevancia práctica. Admite que se está apostando por los sistemas complementarios del conocido como segundo pilar. El primero son las aportaciones a la Seguridad Social; el segundo, el que se realiza con el apoyo de la empresa; y el tercero, el ahorro indivual a largo plazo.
El proyecto no garantiza que las empresas lo usen
Pero Bravo desconfía del éxito de esta figura: «Aporta una opción más para la exteriorización de compromisos por las pensiones, pero […] la cuestión central para que haya sistemas complementarios de pensiones en las empresas es que éstas acepten aportar y hacer financiación para los mismos, cosa que este proyecto de ley no garantiza y por ello probablemente no tenga un desarrollo en términos cuantitativos o cualitativos muy relevante».
El Gobierno confía en que su implicación en el superfondo elimine el recelo social hacia el segundo pilar. Fuentes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones trasladan a THE OBJECTIVE que el desarrollo de los planes de empleo a través de la nueva plataforma dependerá del impacto de la reforma laboral.
Cambios sobre el primer esquema
El proyecto de ley camina hacia las Cortes con algunos cambios sobre su redacción anterior, que conoció el Consejo de Ministros el pasado noviembre. Fuentes del Ministerio de Inclusión de Seguridad Social y Migraciones trasladan a este diario que el desarrollo de los planes de empleo a través de la nueva plataforma dependerá del impacto de la reforma laboral.
El texto establece que los trabajadores puedan hacer aportaciones voluntarias superiores a las que por ellos haga su empleador (entre 2,5 veces más o la misma cuantía que la empresa aporte). También se abre la puerta a que el cobro del retorno pueda realizarse en forma de capital en casos determinados y se introduce una gobernanza que limite las competencias de las comisiones encargadas de su funcionamiento. Además, dispone para las compañías un incentivo basado en en la exclusión de la cotización de una parte de las aportaciones, con un límite de 115 euros mensuales por trabajador.