El BCE alerta a BBVA sobre los riesgos de su aventura en Turquía por los lazos con Rusia
El organismo supervisor teme que la economía otomana sufra un grave deterioro tras la invasión de Ucrania y afecte a los resultados del banco español
El BCE avisa a BBVA sobre el panorama tan incierto al que se enfrenta Turquía, país en el que el banco ha decidido apostar de lleno en los últimos meses en detrimento de otros mercados, como el español. De manera indirecta, esta vez el organismo regulador hace sus alertas. Unas advertencias que en el pasado ya hizo directamente a la entidad, aconsejando reducir su exposición otomana.
El organismo comunitario pronostica un panorama demoledor para Turquía por sus lazos con Rusia y las consecuencias que la invasión de Ucrania pueden acarrear para su economía. Un augurio que se produce en plena oferta de BBVA por el control total de su filial Garanti. Una propuesta que, según señalan fuentes del grupo a THE OBJECTIVE, sigue su curso a la espera de que reciba todas las autorizaciones para su ejecución.
Según el calendario previsto, la propuesta de adquisición de acciones del 50,15% de Garanti debería estar cerrada este mismo mes de marzo. Un plazo que, previsiblemente, se extenderá, ya que a falta de una semana no se ha lanzado oficialmente. BBVA destinará hasta 2.250 millones de euros, una cantidad que se reducirá significativamente por el desplome de la lira.
Golpe al turismo y la energía
El BCE, en su informe mensual, considera que «es probable que las repercusiones económicas de la guerra Rusia-Ucrania sean significativas para Turquía». Y apunta que entre las causas de ello se encuentran los grandes flujos de turistas que recibe de ambos países y su dependencia a las importaciones energéticas del invasor. Hay que tener en cuenta que sobre Rusia pesan duras sanciones económicas.
«El conflicto podría perjudicar gravemente el crecimiento y la estabilidad macroeconómica turca, al intensificar las presiones inflacionistas, frenar las exportaciones e incrementar el déficit», añade el BCE. Todo este cóctel, a su juicio, «agravaría la depreciación de la lira turca, que ya es considerable».
La moneda otomana se ha depreciado en solo seis meses un 30% y la inflación se ha disparado hasta un 55% en febrero, debido a la política monetaria del régimen de Erdogan. Ha bajado los tipos de interés, en contra de la ortodoxia para contener la escalada de los precios. El Gobierno ya ha tenido que salir al rescate de los bancos públicos y ha tenido que adquirir al sector financiero la mayor ‘teleco’ del país, entre ellos a BBVA.
BBVA se enfrenta a la hiperinflación otomana
Precisamente, uno de los verdaderos problemas a los que se enfrenta, como el resto de economías es la inflación, ya que esta ralentizará el consumo privado, reducirá la inversión y elevará el coste de la vida. Y ni siquiera se descarta que Turquía llegue a considerarse una economía hiperinflacionista, como sucedió con Argentina en el pasado, por ejemplo.
Si los precios alcanzan un 100% de subida en tres años, algo que está cerca de producirse, las consecuencias para BBVA podrían ser relevantes. Un reciente informe de UBS calculaba que a final de año el banco podría perder hasta 900 millones de euros de beneficio (el 15% del total) si el IPC de Turquía mantenga su ritmo de ascenso.
Con la adquisición del control total de Garanti, BBVA pretende colocar hasta el 25% de sus resultados en el país del Bósforo. Los expertos, si bien, no confían en que alcance el 100% del capital. Auguran un 84% como máximo en dos tomas, una ahora y otra el próximo ejercicio.
Apuesta a largo plazo
El grupo que preside Carlos Torres decidió apostar por Turquía pese a la oposición del BCE y después de romper las negociaciones de fusión con Sabadell. Unas conversaciones que en parte culminaron sin éxito por el deseo del consejero delegado de BBVA, Onur Genç, que es de origen turco.
El banco español, por contra, no teme las consecuencia y confía en el potencial a largo plazo. Además, en estos momentos dispone de recursos suficientes como consecuencia de la venta de su filial de Estados Unidos. Con la desinversión obtuvo 9.600 millones y situó su superávit de capital en cerca de 8.000 millones.
Parte de este dinero, 3.500 millones, irá destinado a la recompra de acciones para mejorar los dividendos de los accionistas. Y tiene sobre la mesa un plan para crecer con compras de bancos digitales para crecer. Asimismo, plantea desembarcar en algunos mercados donde no opera tras entrar en Italia y volver a Chile.
Con la oferta por todo Garanti, BBVA habrá destinado a Turquía más de 8.000 millones. Unos fondos que están ahora en riesgo por la inestabilidad que vive el país desde hace tres años. Una incertidumbre que va a más por los desequilibrios de sus economía y por las consecuencias de la guerra de Ucrania.