Antonio Garamendi: «El pacto de rentas es un debate político que me tendrán que explicar»
El presidente de la CEOE advierte contra posibles tentaciones intervencionistas del Gobierno, que no serían admisibles -entiende- dentro del marco de la UE
El despacho de Antonio Garamendi ocupa la octava planta en la zona noble del edificio de la CEOE, situado en el madrileño barrio de Salamanca. Tratados jurídicos copan sus estanterías junto a una fotografía dedicada del Rey Felipe VI, colocada estratégicamente para ser avistada por cualquiera que cruce sus puertas y otra instantánea – ésta sin dedicatoria- en la que se recoge el momento en el que el patrón de patronos susurra al oído del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que escucha con atención. Son dos de las imágenes que más destacan en la amplia estancia.
Por si el presidente del Gobierno sigue prestando la misma atención mostrada en la imagen enmarcada, el presidente de la CEOE no escatima esfuerzos a la hora de criticar algunas de las medidas recogidas en el Real Decreto aprobado recientemente por el Ejecutivo para hacer frente a los efectos de la guerra. Asimismo, advierte contra posibles tentaciones intervencionistas del Gobierno, que no serían admisibles -entiende- dentro del marco regulatorio de la UE y señala que las empresas españolas están al límite y no pueden con más cargas fiscales. Antonio Garamendi ofrece, además, sus recetas para luchar contra la inflación: eficiencia en el gasto, recortes y fin de las duplicidades y un apoyo muy especial a la industria y a las grandes empresas españolas, que ejercen el efecto tractor sobre nuestra economía.
PREGUNTA.- ¿Qué efectos cree que tendrá el último paquete de medidas que aprobó el día 29 de marzo el Gobierno para combatir la crisis y el impacto de la invasión rusa de Ucrania?
RESPUESTA.- El paquete de medidas llegó tarde. Hago referencia a dos temas, básicamente. Uno: es bastante sorprendente que hayamos negociado la reforma laboral y haya sido aprobada por el Congreso hace un mes y medio, y, uno o dos días antes de entrar en vigor, a través del Ministerio de Trabajo, se salten la reforma y cambien los ERTES. No tiene absolutamente ningún sentido. Además, genera inestabilidad regulatoria de nuevo y falta de seguridad jurídica. En segundo lugar, el propio Ministerio retira el despido objetivo. La parte demagógica, que es muy fácil, es: hay que tener más empatía.
P. ¿Y sobre otras medidas del Real Decreto?
R. Tampoco las hemos apoyado, porque la decisión de topar los alquileres de forma unilateral va contra un derecho constitucional, que es el de la propiedad. Una cosa es que el Estado tome medidas y otra cosa es que te obligue. Y siempre habla de los grandes propietarios, cuando la mayoría de la gente que alquila un piso puede ser un ahorrador que invierte los ahorros de toda una vida en la compra de un piso y complementa su pensión con el alquiler de esa vivienda. Otro ejemplo: el Gobierno toma una medida y decide que el coste lo adelanten las gasolineras, cuando la mayoría de las gasolineras son de particulares. Realmente están hablando de que una persona tiene que adelantar de 30.000 a 40.000 euros mensuales. En caso de que Hacienda luego diga «yo veo si te devuelvo o no» requiere ir al contencioso-administrativo. Vamos a ver cómo funcionan…
P.- De todas maneras, aunque el Decreto está aprobado ¿Existe la posibilidad de modular esto, o de incorporar nuevas medidas que se sugieran en un futuro próximno?
R.- No lo sé. Dicen que Hacienda está devolviendo, pero esto no consiste en que lo devuelva, consiste en que lo adelante. Y, concretamente, con el tema de los alquileres, estás en una situación de indefensión. En cuanto al tema laboral, pensamos sinceramente que es que es muy sorprendente que te saltes un acuerdo de diálogo social aprobado por el Parlamento antes de empezar.
P.- La reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha puesto de manifiesto nuevas formas y una cordialidad poco habitual en los últimos tiempos, pero ningún acuerdo en materia económica ¿Les resulta decepcionante?
R.-Como he dicho otras veces, los empresarios no entramos en el ruedo político. En todo caso, quiero dejar una cosa clara, esperamos y confiamos en que se den más pronto que tarde los pasos adecuados para reconducir la situación económica y que se sienten bases y enfoques desde la política económica, para que las empresas puedan desarrollar todo su potencial en este entorno tan cambiante. Eso es lo que más nos interesa a nosotros, lo que nos ocupa, que podamos trabajar para cumplir nuestra misión, que no es otra que generar prosperidad y empleo.
P.- Creen que en el medio plazo pueden llegar coincidencias en materia económica que, de paso, respondan a parte de sus quejas frente a las medidas recientemente adoptadas por el Gobierno, para combatir la inflación y los efectos de la crisis?
R.- Soy optimista por naturaleza, como todos los empresarios, así que solo puedo confiar en que así sea. Y lo digo también no porque uno quiera que haya esas coincidencias y que beneficien a los suyos, sino porque la situación económica, la que viven las empresas y la que se vive en la calle, lo requieren. Mire, lo digo con toda claridad, un país no puede funcionar con inflaciones de dos dígitos, entre otras cosas porque eso quiere decir que los costes están ahogando a las empresas, que es lo que está ocurriendo ahora mismo. Por eso decimos, bajen ustedes impuestos, busquen recursos en esos 60.000 millones que según el último informe del IEE se pueden obtener racionalizando el gasto público, seamos todos conscientes de la necesidad de aplicar escenarios de moderación salarial… Creo que son cosas que todo el mundo entiende.
P.- Tiene la CEOE capacidad para engrasar relaciones y propiciar coincidencias entre ambos partidos en el futuro?
R.- Creo que en los últimos años hemos demostrado ser capaces de alcanzar acuerdos sobre temas muy complejos, muchos de ellos clave en la evolución de la economía en tiempos de pandemia, como son los ERTEs. La reforma laboral que firmamos estoy convencido que nos va a ayudar a superar males endémicos de nuestro mercado laboral. En ese sentido, creo sinceramente que nos hemos ganado la confianza de los agentes económicos, políticos y de la sociedad, para poder ser, como lo hemos sido en las últimas décadas, una voz activa a la hora de plantear hacia dónde pueden ir las políticas económicas del país. En CEOE estamos en permanente contacto con el Gobierno y con la oposición y, no sé si la palabra es engrasar, pero a los empresarios se nos escucha y esperamos, claro, que en el futuro se nos escuche mucho más.
P.- Cree que España está preparada para una gran coalición, a la alemana? ¿Lo están sus máximos representantes políticos?
R.- No sé si la opción es una coalición a la alemana, eso es algo que deben decir las urnas y nosotros no entramos en eso. Pero mire, lo que creo debe preocuparnos es tener un Gobierno estable, sólido, predecible, que aporte seguridad jurídica y certidumbre, que son la base de la prosperidad económica. Eso es cierto que es más fácil alcanzarlo con amplias mayorías.
P.- El pacto de rentas, que está detenido ¿No era tan urgente como las medidas del Gobierno?
R.- Para mí el término «pacto de rentas» es un debate político, que ya me lo contarán, porque no es mi problema. Nosotros llevamos toda la vida hablando del Acuerdo Nacional de Convenios (ANC), que es a lo que nosotros nos dedicamos. Ahora se empieza a hablar del «pacto de rentas», que nos tienen que explicar qué es lo que es. En el ANC, que es de lo que hablamos nosotros, vamos a ver si somos capaces de llegar a un acuerdo, porque la situación es complicada y la inflación está disparada.
P.- ¿No cree que la negativa patronal a revalorizar con el IPC se compadece poco con que las pensiones sí se actualicen con la inflación?
R.- Insisto: estamos en un momento complicado a la hora de intentar llegar a acuerdos. Dentro de la reforma laboral -en la que se mantiene el artículo 41- lo mollar es la reforma laboral de 2012, que sigue manteniendo la cláusula de descuelgue. Ahí, la mayoría de las empresas no van bien. Alguna puede ir bien, o algún sector puede ir bien, y otros que pueden ir mal. Hay compañías que van a tener que decir ‘no puedo pagar’, como pasó en el Covid, cuando muchas compañías fueron al descuelgue y no pudieron pagar las pagas extras. Las empresas están con una serie de costes que no pueden trasladar a sus clientes o, compitiendo con el exterior, no puedes vender al precio. Eso de que como sube todo me subes a mí y subo más… No es así.
Hay que compatibilizar también con la competitividad y la productividad. A todos nos gustaría subir todo, pero está la realidad. Hay que tener mucho cuidado con el efecto de la inflación sobre los salarios. Como firmemos cualquier cosa, hacemos estructuras en inflación. A ver este año cómo va, pero lo que es evidente es que en 2023 todo el mundo apunta a que va a ser del 2% y al año siguiente entre el 1,5% y el 2%. Por tanto, como consolidemos una subida ahora de dos dígitos, como estamos viendo, tenemos un problema para las empresas españolas. Este es el pacto que tenemos que evaluar. El anuncio del ministro [Escrivá] de que va a indexar al IPC [las pensiones] nos lo tiene que explicar.
P.- ¿Lo ve inviable?
R.- Ese incremento va a suponer del orden de 10.000 o 12.000 millones de euros más de agujero o de déficit, y tiene que haber un factor de sostenibilidad, y no cobrar todavía más, porque las empresas ya están al límite. España tiene una Seguridad Social un 30% más cara que la media europea, y pensemos que el mundo es global, y hoy en día compites en todo el mundo. Por tanto, este es un tema que está ahí, y que vamos a ver cómo lo podemos llegar a gestionar nosotros, en este caso, con los sindicatos, que no es fácil. Pero insisto en que el término «pacto de rentas», forma parte del debate político, no de nuestra negociación, me lo tendrán que explicar…
P.- Dice usted que es difícil llegar un acuerdo con los sindicatos, por ese «pacto de rentas», aunque tampoco entiende muy bien a qué se refiere el término. ¿Será más o menos pactar para ellos unos mínimos y para ustedes unos máximos, no?
R.- Pero es que esto se llama Acuerdo Nacional de Convenios, el «pacto de rentas» es otra cosa. Y digo desde ahora: empezar a hablar de que el Gobierno decida si tus dividendos son buenos o malos es muy preocupante. Es intervencionismo. Por tanto… ¡cuidado! Nosotros vamos a defender la libertad de las cosas. En España, normalmente, la gente invierte en empresas españolas. ¿Cuánto valen ahora las acciones de alguien que invirtió sus ahorros hace cuatro años? Muchas veces, la mitad. Eso es pacto de rentas. Sería muy preocupante que el Gobierno interviniera en la economía. Cuidado, que estamos en Europa, y hay que jugar con la legislación europea y con el ámbito de libertad de Europa.
P.- ¿Ustedes con qué margen, más o menos, se aproximan a ese ANC?
R.- Esto varía cada día. No suelo hablar de cifras, mientras que estamos en la mesa de negociación.
P.- Entendiendo el argumento de la pérdida de competitividad relativa y también el de los efectos de segunda ronda, ¿no se hace raro que el colectivo en SMI haya ganado un 35% de poder adquisitivo desde 2018, que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo -porque se les revalorizará con el IPC-, y que el trabajador medio de la España productiva pierda poder de compra por no ser revalorizado su sueldo con la inflación? ¿No se le hace raro esto a un trabajador?
R.- Y a las empresas. Por eso nosotros estuvimos en contra de ese salario mínimo. El Estado está haciendo todo esto endeudándose y la empresa no lo puede hacer. Con los niveles de deuda y déficit- que se pueden ir a más- el problema no son ni las empresas, ni las familias, que no tienen el nivel de deuda que tenían en su momento: es el Estado el que lo tiene, y es por tanto donde hay que revisar. Por eso la clave es rigor presupuestario y ortodoxia económica. Si todo lo que va por el Estado se dispara y nosotros la tenemos que sostener, en cierta medida, no podemos y nos quieren arrastrar. Entonces hacemos que todo el país no sea competitivo.
P.- En la UE ahora hay un curioso movimiento de Holanda y España para que se relajen las normas fiscales, que, por otra parte, tampoco se estaban cumpliendo. Sorprende que sea Holanda en sociedad con España, que suele ser de los que no cumple, y Holanda de los que exige, pero ahora van en comandita a cuenta de los efectos de la guerra…
R.- Es compatible que haya una relajación fiscal, pero eso no significa que puedas gastar lo que quieras. Puede ser compatible una relajación fiscal con valorar muy bien, dentro del Pacto de Toledo, hasta qué punto o cómo se gestionan las pensiones. Por ejemplo, en la crisis del covid todos los trabajadores por cuenta ajena del sector privado que estaban en ERTE estaban con el 70-80%, y la empresa pagando la cotización. Todos los funcionarios -y las empresas públicas ninguna ha tenido un ERTE- han estado cobrando el 100%. Me alegro por ellos, pero, hombre, el sector privado estaba pagando la Seguridad Social de todos ellos. Y han cobrado el 70%, cuando muchos funcionarios han estado en su casa por la misma razón que han estado las empresas y han cobrado el 100%. Ahí queda.
P.- Entiendo que es una crítica a la eficiencia o a la falta de eficiencia en el gasto público. ¿Tienen fórmulas que aportar para este capítulo?
R.- Según un informe del Instituto de Estudios Económicos, el Estado -y cuando digo el Estado me refiero a Gobierno, CCAA y Ayuntamientos- tiene mínimo una capacidad de ahorro de 60.000 millones de euros. Y cuando se habla de que la presión fiscal en España es menor que en Europa, es verdad, pero si divides lo que se recauda entre el número total de españoles. Si, en cambio, divides entre el número de españoles que pagamos, entre los cotizantes, entonces la presión fiscal ya es mucho mayor en España. Y, lógicamente, nosotros contamos la Seguridad Social como tal porque son impuestos también para la empresa. En Europa, la economía sumergida es un 13% y en España es el 24%. En Madrid es el 16%. Donde pensamos que hay una mejora de eficiencia en estos momentos es en el Estado.
P.- ¿Qué receta cree que habría que aplicar para luchar contra la inflación? El Banco de España ha más que duplicado su previsión de media para este año, hasta el 7,5%…
R.-¿Esto cómo se arregla? Apoyando mucho más a la industria. Hay que apoyar muchísimo a las multinacionales españolas y a las grandes empresas, que son las que tienen el efecto tractor. La internacionalización es clave, y la formación. Ahí hemos llegado a un gran acuerdo que se aprobado, que ha pasado desapercibido, en la ley de Formación Profesional. La de Educación, nosotros no la compartimos, y de hecho no nos gustó y dijimos que no. Se nos llena la boca de digitalización, de sostenibilidad… pues tenemos que preparar a la gente para esto.
Otro de los déficit de España, muy importantes, es en innovación. España tiene un objetivo del 2%,en los pactos de Lisboa debiéramos de haber llegado al 3% y seguimos en un 1,4%. Y una parte muy importante no es empresarial, es universitaria. Hay que trabajar sobre ello porque es donde realmente va a estar el futuro del país. Ahí es donde hay que ponerse las pilas, ya con un acuerdo de Estado. La medida no es dar 400 euros a la gente joven para que compre cine, no. Cuidado, que no tiene nada que ver: es más potente ayudar a la cultura, ayudar al cine.
P.- Con respecto a la reunión de Sánchez y Feijoo y el nuevo talante y las formas que se han esforzado en evidenciar ambos líderes ¿tienen ustedes expectativas fundadas de que la mejora del clima político pueda ayudar a mejorar la situación económica?
R.- En la parte política no nos solemos meter. Ha habido un cambio ahora en el PP a Alberto Núñez Feijóo, le conozco bien. Me parece una gran persona, superpreparado, y tiene una experiencia enorme en gestión. Al PP le deseo lo mejor. Es muy importante que haya un principal partido de la oposición sólido, fuerte, y a la vez es lógico que tenga que llegar a pactos de Estado cuando toque. La reunión es un momento para pactos de Estado, en general. Por ejemplo, en el tema de las pensiones, clarísimo. La oposición también es muy razonable y muy sana y buena para que el país fluya. Creo que es una reunión formal de presentación.
P.- ¿Se puede aventurar que si llegan a algún acuerdo en materia económica en el futuro será saludado, apoyado por la CEOE?
R.- Si no se vuelven locos, sí.
P.- ¿Y, en este contexto de consensos y pactos necesarios ¿Resulta controvertido el papel de los sindicatos? Siempre hablamos de las puertas giratorias de la política a las eléctricas y se señalan ciertas veleidades de CC.OO, o de su líder, Unai Sordo, hacia la plataforma de Yolanda Díaz …
R.- Llevamos dos años y medio haciendo acuerdos, muchos muy importantes. Me gustaría poner en valor a los sindicatos. Porque también hemos vivido con mucha tranquilidad situaciones muy complicadas. Y la paz social es lo mejor en la estructura. Hoy por hoy Unai a mí no me ha hablado para nada de política: hace su labor y yo le tengo un respeto.
P.- ¿Qué lectura hace del papel jugado por los sindicatos tradicionales frente a la huelga de los transportistas?
R.- Las organizaciones, que básicamente son de esta casa, son las que han estado en la Mesa del Transporte. Ha habido una Plataforma a la que tenemos un respeto profundo; no a la violencia que ha ocasionado ese paro. Los sindicatos realmente estaban más al margen de la situación. Pero en lo que a mí me corresponde y en lo que hemos llegado a negociar, que son 15 acuerdos muy importantes, creo que de verdad los sindicatos han dado mucha tranquilidad a este país, que era necesaria, cuando la política estaba también muy activa, pero de otra manera.
P.- Se habla mucho de las empresas zombi, los trabajadores fantasmas -los que no acaban de salir de ERTES-. ¿Qué previsión tiene CEOE de empresas que se puedan destruir este año o de pérdida de empleos que se pueda producir?
R.- Que hay empresas que van a caer es evidente; y que muchas han caído ya, también. El ERTE tiene todo el sentido cuando tu empresa tiene criterios de viabilidad o cuando crees que la tiene. Lo que sí es verdad, pero yo no creo que sean empresas zombi, es la readaptación de muchos sectores, no tanto por el efecto de la guerra que sí es un efecto brutal. Por cierto, hay que condenar de arriba a abajo la invasión de Ucrania. El teletrabajo evolucionó en un año lo que lo hubiera hecho en ocho o nueve. Y las agencias de viajes, por ejemplo, no son zombis; lo que se están es readaptando. Para eso sí tiene sentido un ERTE, no para decir ‘estoy muerto’. Por eso no tiene ningún sentido el planteamiento que acaba de hacer la ministra con respecto a los ERTES que están negociados en la reforma laboral.
P.- Por cierto, con respecto a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a la que aconsejó que montase su propia empresa, para ponerse en la piel de los pequeños empresarios… ¿ha tenido ocasión de hablar con ella después de este lance?
R.- Ella me dijo que tuviera empatía también, y yo la tengo. Lo que quise transmitir es que no es malo que la gente se ponga en el lugar del otro. La mayoría de las empresas son pequeñas, medianas, son autónomos con empleados. Hay gente que ni tiene paro, que tiene hipotecada su casa. Cuando hablamos de vulnerabilidad, hay 30.000 empresas que están en la calle, se han quedado sin la casa, etc. Creo que a la clase política, en general, no le vendría mal una temporada en la vida real.
P.- Le falta empatía por ejemplo al Gobierno con la pequeña y mediana empresa, con las clases medias…
R.- Yo no voy a decir que nadie no tenga empatía, a mí me han dicho que yo no la tengo.
P.- Por último, la infraejecución de los fondos europeos, el dinero de la SEPI pendiente de repartir y la problemática con los créditos ICO, ¿en qué medida están ralentizando una recuperación fuerte?
R.- Ahora se va a ampliar la línea de los créditos ICO a 10.000 millones. Eso está bien. La moratoria sí tiene peligro. Como tú entres en el registro de mora, porque es obligatorio por el Banco Central Europeo… entrar es muy fácil, pero salir es muy difícil. Mañana tienes la moratoria, pero no vuelves a obtener un crédito en tu vida. Es otra de las normas que nos parece peligrosa y estamos avisando: cuidado, porque eso puede perjudicar de una forma muy importante a la empresa o al autónomo. Y la línea de SEPI, igual. Están entrando empresas, y se está revisando bien cuáles son o cómo tienen que entrar. Porque no consiste en que se entre porque sí. Y más, visto el caso que todavía está ahí en duda -el efecto de Plus Ultra-, que llegó y que igual ha sido hasta bueno para que se empiecen a hacer las cosas bien. No he dicho que sea bueno, porque yo creo que aquello fue un error. Un error… o lo que fuera. Pero lo que quiero decir es que yo creo que SEPI en estos momentos está entrando de una forma bastante más razonable.