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Economía

El permiso menstrual, un acicate para la brecha salarial y el menor empleo femenino

La nueva incapacidad temporal será conocida por la empresa para su tramitación y el empresario recalculará el sueldo en función del posible absentismo femenino

El permiso menstrual, un acicate para la brecha salarial y el menor empleo femenino

La ministra de Igualdad, Irene Montero. | Europa Press

La idea de la ministra de Igualdad, Irene Montero, de incluir en la controvertida Ley del Aborto una baja por menstruaciones dolorosas ha conseguido, de entrada, destapar un debate que no estaba en el ambiente. Los expertos consultados por THE OBJECTIVE explican que esas bajas por dolores -sean de lumbago, de ovarios, o incluso si se trata de una jaqueca- siempre han estado cubiertas por la Seguridad Social.

Aunque la mayoría de los consultados rechazan identificarse, para no ser tildados (o tildadas) de algún atisbo de sexismo, creen que la medida empeora la situación de la mujer en el mercado de trabajo. En primer lugar, porque como esa baja será sufragada por el Estado ya no será anónima, como cualquier otra incapacidad temporal (IT), completamente hermética, y sobre la que nadie puede preguntar el motivo.

Desde ese momento, señalan, reluce la «estigmatización» a la que aludió la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Porque, explican, ya en las entrevistas de trabajo existirá un escollo más que antes para las mujeres.

Falta de privacidad

La directora de Relaciones Laborales de una gran consultora traslada a este diario que aunque los gastos de esa baja laboral los pague la Seguridad Social, las empresas van a tener una información sobre las mujeres, y solo sobre ellas, que antes no tenían y que afectará a su empleabilidad y a su sueldo.

Ejemplifica el caso de una cafetería de la playa levantina. Si el empresario tiene que elegir entre un hombre y una mujer, que podría faltar entre 3 y 5 días todos los meses, seguramente elija al hombre, para evitarse tener que contratar personal extra esos días indeterminados en los que la trabajadora puede causar baja.

Menor sueldo potencial

Pero, además, en caso de contratarla, el empresario recalculará su sueldo potencial descontando los posibles días de ausencia, que se pueden ir de 36 a casi 60 al año, y -añade- que puede que no los utilice la mujer que realmente padece episodios de dolor por un afán de mantener el empleo en favor de otras que sí pueden encontrar un canal para utilizarlos sin límite.

Una empleada del sector turístico traslada a este diario: «Van a dar más días por la menstruación que por la muerte de un familiar». Un comentario, de una mujer, claramente representativo de cómo una supuesta medida garantista empeora la situación laboral inicial de las féminas.

La economista Almudena Semur, consultora y experta en Recursos Humanos, explica a este diario que, sin duda, la medida empeorará, afianzará o justificará, de alguna manera, la brecha salarial ya existente -que descuenta los periodos de maternidad- por mucho que esté blindada por los planes de igualdad.

El techo de cristal está más alto

De entrada, muchas mujeres perderán pluses de asistencia que existen en algunos convenios, y arriesgarán sus opciones para la ruptura de ese techo de cristal que existe en los puestos de alta responsabilidad, ante la posibilidad indeterminada de su absentismo recurrente.

Además, desde un despacho de abogados laboralistas se indica a este periódico que la medida, de consolidarse, abre una puerta al fraude y puede ser un coladero. Indican que, dependiendo del sector productivo, puede acabar suponiendo una barrera de entrada a la mujer. «Son decisiones decimonónicas para el siglo XXI», zanjan. Ello porque, explican, siempre una mujer o un hombre han podido acudir al médico de cabecera ante un dolor inhabilitante y obtenían su correspondiente dispensa de ir a trabajar.

Las patronales consultadas aceptan la medida y creen que si se considera una incapacidad temporal no tienen nada que decir, pero son conscientes de la distorsión que supone a la hora de elegir las incorporaciones a un empleo.

Una incapacidad ya contemplada

Desde otra consultora remachan a TO el argumento de la falta de privacidad: «Ante una IT cualquiera, la empresa desconoce la causa; con ésta -la de menstruación dolorosa- ha de saberla en orden a su tramitación, al no ser ni enfermedad común ni dolencia profesional».

Más optimista, el director de Adecco Group Institute, Javier Blasco, cree que si la menstruación dolorosa no ha generado hasta ahora menor empleabilidad no lo hará ahora, con la futura norma. Asegura que «algo que ya existía y se gestionaba con la más absoluta normalidad no puede convertirse ahora en una oportunidad para discriminar».

Y, en este sentido, una de las consultoras contactadas por este diario destaca precisamente ese punto: es una situación que ya existía y se ha venido tratando con absoluta normalidad.

De hecho, Blasco destaca que «desde hace años, la incapacidad temporal por este tipo de procesos está en la Guía del Instituto Nacional de la Seguridad Social, luego no hay ningún cambio que pueda justificar un comportamiento diferente».

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