La debilidad del euro echa más leña al fuego de la inflación y al coste de la deuda pública
El entorno de paridad de las divisas beneficia a las empresas españolas exportadoras y al turismo, pero empeora el poder adquisitivo de los hogares
La paridad del euro y el dólar, inédita hace dos décadas, echará más leña al fuego de la inflación y presionará al alza el coste de la deuda pública, explican los expertos consultados por THE OBJECTIVE. Por tanto, se desvanecen las perspectivas de que la mayor tasa de aumento del IPC en 37 años amaine a corto plazo, como al inicio de la escalada de precios sostuvo el Gabinete económico de Pedro Sánchez, encabezado por la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.
Además, el refuerzo del componente inflacionista, explican los economistas, endurecerá la política del Banco Central Europeo (BCE) por encima de lo previsto, y redundará en mayores intereses para el endeudamiento, en concreto para la abultada deuda pública que acumula España, en el 117% del PIB.
Favorece las exportaciones y el turismo
Los expertos señalan otros efectos negativos colaterales de la debilidad del euro -este viernes un euro se cambiaba por 1,01 dólares-, como un eventual empeoramiento de la balanza comercial, el aumento de la deuda externa y, por tanto, de la vulnerabilidad financiera de la economía española. Y también destacan la cara amable de la coyuntura de la divisa europea: es positiva para las exportaciones del continente y para que el turismo asista este verano a un relanzamiento mayor del inicialmente previsto.
«Un euro débil significa que estamos importando inflación», explica el director de Estrategia de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance, Víctor Alvargonzález. «Somos más pobres, un euro débil incide en la inflación y a su vez es el reflejo de la misma», remacha el profesor de Finanzas del Centro de Estudios Financieros (CEF) Juan Fernando Robles.
Los productos que importamos nos cuestan más, prosigue Robles. Hasta el punto, puntualiza Alvargonzález, de que cuando empiecen a aflojar los precios de gas y petróleo puede que en España no nos percatemos de la intensidad de la bajada, compensada por el sobrecoste que nos supondrá ante una divisa europea débil.
La debilidad del euro tiene un efecto inflacionista -abunda Miguel Ángel Bernal, socio del despacho patrimonial Bernal & Sanz Bujanda- que se trasladará inmediatamente a la cadena de valor, lo que provocará un alza superior y más rápida en los tipos de interés directores de la política monetaria. Añade Bernal que la devaluación del euro evidencia la fuerte debilidad de la economía europea frente al avance de los precios: «Una mala noticia», sentencia.
Dependencia energética
El profesor de Deusto Business School Mario Cantalapiedra añade, además, que esa retroalimentación de la inflación que acecha a Europa atañe especialmente a la factura energética de petróleo y gas que se abona en dólares. En general en la UE y en España en particular, dependemos de la importación de estos elementos, agravada por la situación de la guerra en Ucrania, y comprar la misma cantidad nos saldrá más caro, igual que los aprovisionamientos adquiridos en el sudeste asiático por parte de sectores como el de la moda, que se pagan en dólares, argumenta Cantalapiedra.
Desde la firma de gestión de activos y asesoramiento patrimonial Welzia Management, su director de Inversiones, Miguel Uceda, abunda en el argumento de que la paridad euro-dólar no sólo importa inflación sino que debilita las compras de activos energéticos cotizados en dólares, que cada vez pesan más en la balanza comercial.
En este sentido se pronuncia también Robles, ya que la mejora del turismo y las exportaciones que propicia un euro débil se ve contrapesada por la mayor factura en importaciones, especialmente energéticas. Con todo, avisa Robles, proseguirá el aumento de la deuda externa bruta de España, que ha crecido un 12% desde 2019, agravando la vulnerabilidad financiera internacional de nuestro país.
Diferente impacto en Estado, ciudadanos y empresas
Por agentes económicos, deparará distintas consecuencias y en diferente grado. Para el Estado supondrá un sobrecoste en intereses de la deuda pública, explican los expertos, ya que el BCE se verá forzado a una política de tipos de interés más agresiva, pero también la inflación permitirá a las arcas públicas unos mayores niveles de recaudación, ya que los impuestos giran sobre bases más altas. Los tributos indirectos se aplicarán sobre precios crecientes e ingresarán más, y figuras directas, como el IRPF, seguirán recaudando más, al no haberse ajustado los tramos a la inflación vigente, como los asesores fiscales y los gestores administrativos le solicitan a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Para las familias, el impacto general es el de empobrecimiento, caída del poder adquisitivo y mayor factura en intereses. Mientras que para las empresas supone mayores costes y un replanteamiento de sus márgenes y precios así como de las decisiones de contratación. Se salvarán del horizonte más oscuro, explica Alvargonzález, las empresas exportadoras -cuyos precios se tornan más atractivos para el comprador exterior- y aquellas grandes compañías españolas y de otros países europeos que obtienen ingresos en dólares en el exterior, o que mantienen activos en Estados Unidos e Iberoamérica.
Las sanciones cotizan en la valoración del euro
El escenario de retroalimentación de la inflación es todavía más adverso, explica Alvargonzález, por el contexto actual de revisión a la baja del crecimiento económico reflejado en las últimas proyecciones de organismos como la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En cualquier caso, constituye una gran incógnita averiguar todos los motivos del porqué de esta paridad del euro con el dólar 20 años después. Y Alvargonzález tiene una respuesta clara: es Europa quien está pagando la factura de las sanciones a Rusia, y esto cotiza en el mercado, en la valoración de la divisa.
Por ello, la invasión rusa de Ucrania, de duración indeterminada, se reafirma como uno de los grandes determinantes de la intensidad y extensión de la crisis económica que hace sonar tambores de recesión en la UE y algunos de sus Estados miembros. No sólo eso, también la gestión internacional del conflicto determinará el suministro energético al que puedan acceder los hogares europeos.
Por todo ello, concluye Cantalapiedra, la redefinición de la globalización tal como se entendía antes de la pandemia puede derivar en un modelo europeo de menor dependencia del exterior en orden a evitar que nuevas crisis económicas se transmitan de manera tan uniforme a los distintos continentes y países.