España acelera sus reservas de gas: alcanzan un 80% y supera en diez puntos la media europea
Es el umbral que exige Bruselas a cada Estado miembro de cara al próximo otoño
Los almacenamientos de gas españoles están ya casi al 80% de su capacidad, el umbral que exige la Comisión Europea a cada Estado miembro de cara al próximo noviembre con el fin de protegerse de un posible corte de suministro ruso. En concreto, según los datos de los operadores europeos que publica GIE-AGSI, a 4 de agosto, se encontraban al 78,49%.
Estos datos suponen diez puntos porcentuales más que la media de la Unión Europea (UE) y un 6% más del registro que ofreció la propia vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a principios de julio. «Estamos muy bien posicionados en nuestra capacidad de almacenamiento de gas natural, muy por encima de nuestra media histórica y muy por encima de lo que están otros países de nuestro entorno», señaló Ribera hace un mes.
España es uno de los países con mejores niveles de reservas de gas de toda Europa gracias a sus plantas de regasificación y tanques de almacenamiento. De hecho, puede convertirse en el ‘gran almacén’ de gas de la UE, ya que cuenta con casi un 30% de la capacidad de regasificación de toda Europa y el 30% de las reservas de gas natural licuado (GNL).
La ventaja de poseer plantas regasificadoras es tener una mayor independencia energética. Estas permiten importar GNL en barcos procedentes de cualquier país. También es cierto que este tipo de transporte es más caro debido a que el gas llega a 160 grados centígrados bajo cero en estado líquido para luego transformarlo a estado gaseoso.
España, uno de los países menos expuestos al gas ruso
En lo que a dependencia rusa se refiere, España es uno de los países menos expuestos, aunque ha elevado sus compras en los últimos meses. En junio, importó la cifra récord de 8.752 gigavatios hora (GWh), frente a los 6.587 GWh del mismo mes del año pasado, según datos de Enagás. De este modo, el 24,4% de los 35.890 GWh de gas que compró España en el sexto mes del ejercicio procedieron de Rusia, lo cual lo convirtió en el segundo proveedor nacional después de Estados Unidos.
Por su parte, en el semestre se situaron en 22.948 GWh, un 3,2% más interanual y con un peso del 10,1% sobre el total. Mientras Rusia ha ganado peso, la importación de gas procedente Argelia se ha desplomado un 41,11% en la primera mitad del curso. El país africano ha sido hasta 2021 el principal proveedor de gas de España: el 42,7% de gas que importó el país el año pasado procedió de territorio argelino, mientras que un año antes reforzaban su relación con la firma en Orán de un acuerdo para ampliar la capacidad del gasoducto de Medgaz, que conecta ambos países desde Béni-Saf hasta Almería, pasando bajo el Mar Mediterráneo.
No obstante, la relación energética entre España y Argelia comenzó a torcerse en noviembre del curso pasado. Argelia anunció que no renovaba el contrato para la utilización del gasoducto Magreb-Europa, que transporta gas natural a España a través de Marruecos, después de la ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos países africanos a finales de verano. Asimismo, se ha visto afectadas por el reconocimiento por parte del Gobierno del plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental. Sonatrach, la gasística estatal argelina, y Naturgy tienen firmado un contrato de suministro hasta 2032, pero se encuentran en negociaciones para la revisión de precios.
De su lado, la Unión Europea en su conjunto depende en gran medida del gas ruso. Tras la invasión a Ucrania, Vladímir Putin ha reducido sustancialmente el suministro a Alemania y lo ha cortado a Letonia, Polonia, Bulgaria, Finlandia, Países Bajos y Dinamarca por negarse a pagar en rublos. El país germano tiene actualmente unas reservas del 70,83%, mientras que Francia e Italia están en un 81,31% y un 73,75%, respectivamente.
Consciente de que la situación en cada país y la capacidad de almacenaje de cada socio es distinto, el nuevo reglamento europeo prevé que los Estados miembro puedan computar en su nivel de almacenamiento las reservas de GNL -como pidió España- y otros carburantes alternativos.
Además, para tener en cuenta la relación entre la capacidad de almacenaje de cada socio y el consumo nacional de gas, la nueva obligación estará limitada a un volumen equivalente al 35% del consumo anual medio de gas durante los cinco años anteriores. También se ha previsto que aquellos Estados miembro que no dispongan de instalaciones de almacenaje suficientes en su territorio para cumplir los umbrales, puedan guardar un 15% de su consumo nacional anual en reservas ubicadas en otros países de la UE, así como acceder a la reservas de terceros.
Este mecanismo permitirá reforzar su seguridad de abastecimiento de gas al tiempo que comparten la carga financiera de lo que supone llevar las reservas de la Unión Europea, destacan los Veintisiete.