Una familia soporta 1.700 euros más de gasto al mes en una gran ciudad que en la 'España vacía'
Los Gestores Administrativos reclaman rebajas tributarias que alienten la creación de empresas y la residencia en zonas afectadas por la despoblación
Las familias afrontan un nivel de gasto diferente en función del lugar del territorio español y ciudad en la que vivan. La brecha entre la gran ciudad y las localidades de la España vacía es, en promedio, de 1.458, euros en favor de las poblaciones de menor tamaño. La máxima diferencia se da entre Barcelona, la ciudad más cara para una familia-tipo, y Valladolid, caso en el que alcanza los 1.700 euros de divergencia de gasto mensual en manutención básica, según un estudio del Consejo de Colegios de Gestores Administrativos, que preside Fernando Jesús Santiago Ollero, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.
El informe concreta sus mediciones en parámetros de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del Instituto Nacional de Estadística (INE), en los datos desglosados de inflación, en sus propios registros, y centra la comparación en cuatro ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Sevilla y Valladolid.
La elección de estas localidades para efectuar la comparación se basa en que las tres primeras son las capitales de autonomía más pobladas: Madrid, con 3.286.662 habitantes; Barcelona, con 1.639.981; y Sevilla, con 684.234 habitantes. La cuarta capital elegida, Valladolid, se toma como representativa de la España vacía, siendo la que cuenta con más población de ese sector de España afectado por la emigración.
Dificultades para abordar los gastos básicos
Según el estudio de los gestores, ante unos mismos ingresos de un estereotipo de hogar de cuatro miembros con ingresos mensuales de 2.138,60 euros, equivalentes a dos salarios mínimos, en cuya unidad dos de los integrantes son menores de edad, el mismo consumo de productos básicos e inversión en vivienda depara un gasto de 2.761,07 euros mensuales en Barcelona, de 2.599,85 en Madrid; y de 2.246 en Sevilla, frente a los 1.074,25 de Valladolid.
En el caso de que la familia viva de alquiler gasta más que si sufraga una hipoteca y tiene menos capacidad de ahorro. Explica el estudio que -bajo esa hipótesis de ingresos netos mensuales de los dos adultos de la unidad familiar de un total de 2.138,6 euros-se puede afirmar que «si la familia vive de alquiler, ni en Madrid, Sevilla ni Barcelona podrían hacer frente a los gastos mínimos, incluso si prescindimos del ahorro familiar y que solo la familia de Valladolid podría llegar a fin de mes». En el supuesto de una unidad familiar con vivienda hipotecada, tanto Sevilla, explica el informe.
El alquiler medio más caro, en Barcelona
El estudio del Observatorio de Gestión Pública de los Gestores Administrativos concluye, además, que cuando los gastos por vivienda se destinan al alquiler, dicho alojamiento y sus suministros representan en tres de los casos el gasto principal del mes en las tres grandes ciudades, siendo Barcelona la capital con gastos de arrendamiento más elevados, representando en la Ciudad Condal el 34% de total de desembolsos.
En el caso de que la vivienda se financie a través de una hipoteca, la alimentación pasa a ser el gasto principal de la unidad familiar para todos los casos (entre un 25% y un 35%), destacando Valladolid con un 31,92%. Destaca también el informe que la partida destinada por las familias a transporte representa uno de los porcentajes más altos del gasto familiar, frente a los menores importes dedicados por las familias a seguros, ropa, calzado o imprevistos.
Como consecuencia de este estudio, el servicio de estudios del Consejo General de Gestores Administrativos infiere que «el lugar de residencia de la familia es la variable que más condiciona su capacidad para afrontar los gastos mínimos mensuales, por la elevada diferencia del coste de vida entre ciudades, en favor de las menos pobladas y, especialmente, las de la España vaciada».
Medidas tributarias contra la despoblación
Por tanto, los gestores llaman la atención sobre la necesidad de medidas que combatan la despoblación y que hagan más atractivo establecer centros productivos y vivir en las zonas despobladas, tales como una fiscalidad más amable: deducciones en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) por residencia habitual en comarcas muy despobladas, o en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) para la compraventa de viviendas, así como en el de Actos Jurídicos Documentados (AJD) en los supuestos de agrupación, agregación, segregación y división de suelo industrial o terciario.
En cuanto al elevado volumen de los gastos ligados a vivienda -ya sea vía alquiler o hipoteca- junto con los de alimentación, que representan más del 50% de los desembolsos de las familias, los gestores explican que -ante la imposibilidad constitucional y comunitaria de topar los precios por el principio de libre competencia, que siempre debe salvaguardarse- la forma más directa de reducir dichos costes pasa por reducir la fiscalidad, bien reduciendo los impuestos ligados a la vivienda, como el IVA y el ITP, o introduciendo deducciones en el IRPF por compra de vivienda o alquiler.