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Economía

Custodio de criptoactivos: tipos de billeteras

Tras la caída reciente de servicios centralizados, los sistemas de autocustodia de criptomonedas ganan popularidad

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La gestión y custodia de activos ha resultado siempre un aspecto sujeto a extenso debate, ya que existen dos acercamientos opuestos sobre cómo guardar las criptomonedas. El primer método es mediante billeteras autocustodiadas, en las que el usuario dispone tanto de su clave pública, que es la dirección a la que se envían los fondos y es similar a un número de cuenta bancaria, además de la clave privada de la billetera, que va a asociado a la pública y da pleno acceso a los fondos depositados en ella. El segundo método consiste en delegar la custodia a un intermediario, como un exchange, en el que el usuario tiene depositados los fondos a cambio de acceder a un amplio abanico de servicios financieros centralizados del entorno criptográfico, como bróker para hacer trading y programar operaciones de compraventa.

La seguridad y control de los sistemas autocustodiados dependen únicamente del propietario de los fondos, pero puede resultar algo intimidante para un primerizo en la gestión de activos criptográficos. Y es que tener la clave pública y privada dan el poder absoluto, pero extraviar la clave privada significa perder de forma irremediable el acceso a los fondos. De ahí la popularidad de los servicios de custodia ofrecidos por los exchanges, que son la puerta de entrada para buena parte de los inversores y usuarios. Tras realizar alguna operación, como una compra de criptomoneda, muchos optan por mantener los activos en la plataforma a la que simplemente se accede mediante un usuario y contraseña, de igual forma que al portal de cliente de un banco, para poder gestionar desde ahí sus fondos e inversiones.

El colapso de FTX y la confianza hacia el sistema

La crisis ocasionada por el exchange FTX ha hecho saltar todas las alarmas, y ha llevado a cuestionarse de nuevo el eterno dilema sobre dónde y cómo deben custodiarse las criptomonedas. Cabe recordar que una de las primeras medidas que tomó la empresa en apuros, debido a su falta de liquidez, fue la congelación de los retiros. Es decir, los usuarios perdieron el acceso a las monedas que tenían custodiados en la plataforma, ya que el verdadero control de estos activos generados por la blockchain recae en quien posee la clave privada. En el caso concreto de FTX, el problema no es que los usuarios no pudieran acceder a su capital para enviarlo a otras billeteras o exchanges, es que la empresa había estado utilizando las criptomonedas de los clientes para moverlos entre su conglomerado corporativo e invertir en distintas estrategias y entramados financieros. Como resultado, los usuarios de FTX veían en sus perfiles un saldo ficticio en criptomonedas que no existía, ya que el dinero se había esfumado mucho antes. El principal error es que la empresa no se limitó a su función de custodiador de fondos, sino que tiró de reserva fraccionaria, como los bancos, para mover sin aviso, transparencia, control, ni regulación un capital ajeno.

Como resultado del escándalo, al menos 8.000 millones de criptomonedas se han perdido, afectando a millones de inversores en todo el mundo, además de otras empresas y plataformas que están todavía en entredicho. Esto ha resultado en una justificada crisis de confianza hacia los entes centralizados, aunque hay que recalcar que no es un error del modelo de negocio o la tecnología, es un notorio caso de malversación de fondos, que salpica a toda la industria. De hecho, a raíz de lo sucedido, muchas empresas del sector han procedido a presentar las reservas de criptomonedas de sus clientes a un ratio 1:1, que es lo propio según el servicio que ofrecen.

Es decir, deben poder mostrar una reserva de fondos equivalente al capital depositado por parte de los clientes. En cualquier caso, si algo ha producido la caída de FTX es un aumento del interés para conocer el funcionamiento de las billeteras de criptomonedas, más allá de su custodia mediante los exchanges.  Ello ha llevado a muchos usuarios a contemplar sistemas autocustodiados, propios de una mayor madurez en el entorno criptográfico, generalmente asociados a una visión más largoplacista y mayor fidelidad al principio ofrecido por las criptomonedas en las que cada usuario debe ser el dueño y custodiador de sus fondos.

Qué son exactamente las billeteras y cómo funcionan

Para ver las opciones de billeteras autocustodiadas, primero es necesario comprender su concepto. Las wallets de criptomonedas, conocidas también como carteras, monederos o billeteras, básicamente son herramientas para visualizar los fondos que estas guardan en una blockchain concreta, y sirven para enviar, recibir y almacenar criptoactivos, desde monedas como bitcoin hasta NFTs. Según se ha avanzado al comienzo, estas billeteras disponen de dos aspectos fundamentales; por un lado, cuentan con la clave pública, que es la combinación alfanumérica única que sirve de dirección pública para enviar y recibir fondos. Es decir, funciona como si fuera el número de una cuenta bancaria.

Tras el colapso de FTX, ¿el fin de los criptoactivos?Tras el colapso de FTX, ¿el fin de los criptoactivos?

Por otro lado, la clave privada es una segunda combinación alfanumérica única que da acceso a los fondos de la billetera, y con ello control total sobre la billetera a modo de contraseña. Partiendo de esta premisa de funcionamiento básica, existen dos categorizaciones fundamentales para las carteras: si son custodiadas o no custodiadas en función de quién dispone de las claves privadas de la billetera, y con ello si es un tercero o el mismo usuario quien tiene el control y responsabilidad sobre los fondos. Por otro lado, también cabe considerar si las billeteras son hot wallets o cold wallets dependiendo de su nivel de exposición a internet. 

¿’Hot wallets’ o ‘cold wallets’?

El término hot wallet o «billetera caliente» se refiere a las billeteras que permanecen todo el tiempo conectadas a Internet. Los usuarios de criptomonedas normalmente se conectan mediante hot wallets para acceder a aplicaciones DeFi, mercados NFT y otras aplicaciones Web3. Tienden a venir como extensiones del navegador de internet, y algunas populares son MetaMask o Keplr. De hecho, disponer de una de estas billeteras no solo da el pleno acceso a los fondos depositados en ellas al disponer de la clave pública y privada, son la llave para conectarse al mundo de las finanzas descentralizadas.

Por su parte, existen diferentes tipos de cold wallets o «monederos fríos», pero los más populares suelen ser los monederos de hardware Ledger, Trezor o Safepal y cuyo aspecto es similar a una memoria USB que se conecta al ordenador. Las billeteras frías se diferencian de las billeteras calientes en que se desconectan de Internet cuando no están en uso, lo que las hace mucho más seguras. Sin embargo, las billeteras frías tienden a ser menos convenientes para el uso diario. De ahí a que este tipo de billeteras sea la opción más habitual para custodiar criptomonedas a largo plazo, y es la elegida desde por parte de usuarios individuales hasta grandes instituciones que ofrecen el servicio de custodia mediante estas billeteras, aunque se responsabilizan de la gestión de claves y conservación y protección del dispositivo que alberga los fondos.

Encontrar el punto de equilibrio

Los exchanges seguirán viendo un aumento del número de usuarios a medida que avance la adopción de las criptomonedas, a lo que ayudará la salida de la actual situación económica y financiera que salpica los mercados de inversión. Además, la entrada en vigor de la ley europea MiCA en los próximos meses también allanará el camino en materia de regulación, lo cual aportará mayor confianza hacia todos los agentes centralizados que operen en él. Utilizar un proveedor centralizado que ofrezca garantías y transparencia es una herramienta esencial para el ecosistema, ya que aportan la entrada de capital, el punto de partida de muchos usuarios y un amplio abanico de servicios criptográficos.

De forma complementaria, cualquier usuario debe conocer cómo custodiar fondos por su cuenta. Por un lado, disponer de una billetera tipo Metamask es imprescindible para moverse por el creciente entorno descentralizado y maximizar lo que ofrece el universo de las criptomonedas, la tecnología blockchain y los servicios descentralizados. Como guinda, todo inversor largoplacista cuenta con su billetera fría para disponer del pleno acceso a sus fondos. Y es que, como reza el mantra, not your keys, not your coins, o lo que es lo mismo, si no dispones de las claves de las billeteras, no tienes el control total sobre las monedas.