Guillermo Martínez (Ayúdame3D): «Dejé el sueño de mi vida por este proyecto»
Graduado en Organización Industrial, este amante de los juguetes decidió usar su impresora 3D para ayudar a los demás
De niño, Guillermo soñaba con crear juguetes y su vida iba encaminada a eso: idear y crear juguetes. Pero un viaje para hacer voluntariado en un orfanato en Kenia le cambió la vida. Pensó en llevar regalos a los niños, pero terminó llevando brazos para gente que carecía de ellos. Brazos que él mismo diseñó y fabricó en su impresora 3D.
A la vuelta de su viaje, Guillermo crea Ayúdame3D y, con el tiempo, renunció a su trabajo para dedicarse a enviar sus modelos de brazos de manera gratuita a todo aquel que lo necesitara. Hoy trabajan seis personas en Ayúdame 3D y envían sus modelos a más de 55 países.
Guillermo Martínez es uno de los protagonistas del podcast Así empecé, creado por Arcano Partners. Esta serie de entrevistas tiene como objetivo acercar al oyente las historias de personas que tuvieron una idea, un sueño, de crear o mejorar algo, y que a base de ingenio, determinación y pasión consiguieron sacar adelante. En definitiva, son historias de emprendedores contadas por ellos mismos.
Este ingeniero terminó la carrera «sin saber muy bien qué hacer», admite. Aunque tenía claro que le encantaba una herramienta en concreto: la impresión 3D. Drones, robots y juguetes son el objetivo último de esta herramienta para Guillermo, aunque en su tiempo libre desarrolla este proyecto, «el 100% de mi vida». «Me cuesta mucho concentrarme, en la carrera y en el colegio me costaba mucho», explica, por lo que al terminar su Ingeniería se marcha de voluntario a Kenia. El resto es historia.
Diseñó brazos para personas que carecían de ellos y se sorprendió al ver que sus diseños funcionaban, ayudaban y podían cambiarle la vida a las personas. Esas primeras piezas que diseñó dieron pie a establecer todo un sistema para hacerlo a mayor escala. «Ahí nace Ayúdame3D», explica. Empezó publicitando su labor en internet, explicando que ofrecía brazos a quien los necesitara de forma gratuita, y más tarde llegó la prensa, que le ayudó a amplificar su mensaje. Al principio, compaginó aquella labor con su trabajo, monitoreando gracias a la tecnología lo que hacía la impresora desde otro lugar. Después, se dio cuenta de que tenía que entregarse al 100%. «Todo corría de lo que ahorraba, y también creé un pequeño bote online», explica sobre los comienzos. Entonces decidió formar Ayúdame3D como entidad social e invitó a otros que, como él, tenían una impresora 3D y querían colaborar con el proyecto.
El entregarse completamente al proyecto de Ayúdame3D supuso que tuvo que dejar «el sueño de mi vida, que era diseñar juguetes». Aunque todavía hace algunas «cosillas», su dedicación total es a este fin solidario. Renunció a su sueldo, pero mereció la pena. «De repente, te das cuenta de que cuando te esfuerzas únicamente en un proyecto, tienes ilusión y tiempo desde que te levantas hasta que te duermas, es que explota». El resto de su historia, cómo expandió el proyecto a más de 50 países, está en el episodio que le dedica el podcast Así empecé.
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