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Guillermo Martínez, el joven que imprime brazos en 3D para personas sin recursos

Ayúdame 3D, que crea 350 prótesis al año, recibirá en el Mobile World Congress el premio Tecnología Humanitaria 2021 de Cruz Roja

Guillermo Martínez, el joven que imprime brazos en 3D para personas sin recursos

Guillermo Martínez, CEO Ayúdame3D. | Carmen Suárez

La tecnología es un medio para ayudar a los demás. Con esa premisa, hace cinco años, Guillermo Martínez, un joven veinteañero que por aquel entonces trabajaba como desarrollador de productos de juguetes, decidió comprarse una impresora 3D para dar forma a aquellos objetos que había diseñado desde pequeño. Y de un soldado de Star Wars –que fue lo primero que creó con este aparato– a una prótesis de mano, una de codo, otra de brazo entero y más de 1.000 personas a las que les ha cambiado la vida en en 55 países.

Pero comencemos por el principio: ¿quién es Guillermo Martínez y que son las trésdesis? Graduado en Organización Industrial, este amante de los juguetes decidió comprarse una impresora 3D para «cacharrear». Era 2017 y faltaban escasas semanas para emprender un viaje de voluntariado a un orfanato en el Rift, en el Valle de Kenia, y ahí fue cuando tuvo la idea: «¿Si puedo crear juguetes, por qué no prótesis para los más necesitados?», cuenta a THE OBJECTIVE en la sede de Cruz Roja.

Así que dicho y hecho. Contactó con la asociación con la que iba a Kenia y preguntó si necesitaban trésdesis –así es como él llama a estas prótesis hechas con material reciclado–. Le dijeron que sí, así que solo le bastó varias imágenes de las personas que las iban a recibir para ir dando forma al sueño de, en principio, cinco personas. Cinco hombres y mujeres que habían sufrido la amputación de alguno de sus miembros por problemas de nacimiento, accidentes de tráfico o enfermedades no tratadas a tiempo debido a las condiciones del lugar –en el mundo hay más de 100 millones de personas sin una o más extremidades. De ellas, el 83% no tienen acceso a un dispositivo para persona amputada que les haga la vida más fácil, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)–.

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Brazo trésdesis. | imagen: Carmen Suárez.

«Fue muy emocionante el momento de entregarles las trésdesis. Haber estado dos o tres meses haciéndola y ver que funcionaba bien, fue increíble», rememora Guillermo, que aclara que no son «prótesis», sino «una ayuda en el día a día que te va a mejorar la vida en cierta manera».

Así, especifica, las trésdesis son brazos impresos en 3D con movilidad prensil gracias a la articulación que tenga cada persona (muñeca, codo, hombro) para personas que no pueden permitirse un dispositivo que les ayude en el día a día. «Luego existen otras cosas totalmente diferentes, que quien pueda permitírselo que lo haga porque le van a ayudar mucho más», aclara Guillermo, que la próxima semana recibirá en el Mobile World Congress el premio Tecnología Humanitaria 2021 de Cruz Roja.

Totalmente gratuitas

Estas prótesis son entregadas de forma totalmente gratuita a quien las solicite. «Siguen y seguirán siendo gratis. La tecnología es un medio para ayudar a los demás», insiste el joven, que cuenta que se financian a través donaciones de socios y ONGs y, sobre todo, a través de la formación que dan en los colegios. De esta forma,  a través de su programa educativo, Helping, enseñan a niños desde 4º de Primaria a 4º de la ESO a manejar una impresora 3D y a crear los propios brazos.

No obstante, Guillermo asegura que desde el principio han sido «bastante rentables». «La gente tiene miedo a los emprendimientos sociales porque piensan que van a ser menos rentables que uno normal. Y esto no tiene por qué ser así. No porque tú modelo de negocio no se base en ganar dinero sino en ayudar, va a ser menos rentable», nos cuenta sin entrar en detalles de cifras, aunque sí nos asegura que en estos cinco años han crecido exponencialmente «una barbaridad».

En cuanto al mecanismo de funcionamiento de las trésdesis es muy sencillo. Con el movimiento de articulación natural de la persona se activa un mecanismo de hilos de nylon que hace que los dedos cierren con fuerza y al deshacer este movimiento unas gomas devuelven los dedos a su posición inicial. «En el momento en el que levanta el brazo hacia arriba, la mano cierra y hace un movimiento prensil, cerrándose y permitiendo coger objetos sin problema. No es una precisión local, es un efecto pinza, pero ayuda. Si no, no lo haríamos», explica.

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Impresión de una trésdesis. | Imagen: Carmen Suárez.

Comunidad ‘Helpers3D’

El objetivo de Guillermo siempre ha sido «poder llegar más lejos y ayudar a más gente». Pero para ello necesita ‘Helpers3D’, es decir, personas con impresoras 3D con ganas de ayudar y cambiar vidas. 

Hoy son más de 100. Más de 100 personas repartidas por toda España que no solo se dedican a hacer trésdesis. Y es que tras crecer en comunidad y tras las necesidades generadas durante la pandemia, Guillermo se lanzó también a crear máscaras protectoras durante el confinamiento (unas 20.000). Además, también imprimen Chemobox, cajitas personalizadas para cubrir las bolsas de la quimio de niños en hospitales; o pastilleros para personas con párkinson de los que solo sale una pastilla «agites lo que lo agites».

Y así es como este joven, que el próximo jueves recogerá en el Mobile World Congress el Premio Cruz Roja Tecnología Humanitaria, sigue demostrando que para intentar cambiar el mundo solo hace falta ganas e intención. Como suele decir él: «Ayudar es demasiado fácil para no hacerlo».

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