La subida del salario mínimo castiga más a la pyme por su mayor carga en costes laborales
Ante la pretensión de Díaz de elevar lo más posible el SMI, Calviño admite que el alza ha de ser compatible con la creación de empleo y la bajada del paro juvenil
Las microempresas y las pequeñas empresas -mayoritarias en el tejido productivo español, en torno al 98% del total de compañías- son las que más se han visto y se van a ver afectadas por la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) aupada por la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, como ha venido avanzando THE OBJECTIVE. Son las que proporcionalmente gastan más en personal sobre su facturación y las que tienden a pagar sueldos más bajos, a la vez que presentan menos rentabilidad del negocio, explican los expertos consultados por este periódico.
Según datos del Banco de España, desgranados para THE OBJECTIVE por el profesor del Centro de Estudios Financieros (CEF) Juan Fernando Robles, las microempresas tienen un gasto de personal sobre facturación de entre un 9% y un 46% de su facturación, con un promedio aproximado de un 27%, mientras que esa media en las grandes empresas es de alrededor de un 12%, lo que implica que las microempresas gastan más del doble en personal sobre su facturación.
Al ser más intensivas en mano de obra, las microempresas sufren más por el incremento de los costes laborales, a lo que se añaden las dificultades financieras por el peor acceso al crédito bancario debido a su encarecimiento, al tiempo que la inflación incide en sus costes.
Además, la rentabilidad de las microempresas sobre fondos propios es aproximadamente cuatro puntos inferior a la de las grandes empresas (cerca de un 7% frente a casi un 11%), y los nuevos costes laborales pueden mermar aún sus beneficios, lo que va a dificultar en buena medida que puedan realizar inversiones o mejorar su actividad, e incidirá indudablemente en su demanda de trabajo.
Por su parte, las pequeñas empresas (de 2 a 10 millones de euros), aunque están en una situación algo más favorable que las microempresas (hasta 2 millones), también son más intensivas en mano de obra con respecto a empresas más grandes (cinco puntos más de gastos de personal sobre facturación), lo que implica que también van a sufrir con el incremento de costes laborales, aunque en menor medida porque tienen menos masa salarial en rango de salario mínimo. No obstante, habría que matizar que ello depende de los sectores, pues en servicios el SMI es algo más frecuente.
Con todo, son las empresas de más de 10 millones de facturación -medianas y grandes- las que menos se verán afectadas, en general, por la subida del salario mínimo interprofesional, explica Robles, porque son las que presentan una mayor productividad del factor trabajo y suelen tener menos personal en salarios próximos al SMI que pudieran verse afectados por la subida.
Puede afirmarse -afirma categóricamente el profesor de Finanzas- que las subidas tan continuas del SMI están deteriorando la rentabilidad de las microempresas y pequeñas empresas a la vez que inciden en la subida de precios de los productos y servicios que ofrecen, sobre todo en aquellos que van dirigidos a cliente final, lo que, indudablemente, incide sobre la inflación.En este sentido se han publicado estudios por parte del Colegio de Gestores Administrativos y de la patronal de las pequeñas y medianas empresas Cepyme, de los que se ha hecho eco este periódico.
De momento, sigue sin fijarse por parte del Gobierno la cantidad en que subirá este umbral salarial este año. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y para la Transformación Digital, Nadia Calviño, se ha mostrado este miércoles partidaria de «encontrar un buen equilibrio dentro de la horquilla» que han recomendado los expertos encomendados por Trabajo para proponer la subida del Salario Mínimo Interprofesional en 2023.
El grupo de expertos del SMI ha sugerido al Gobierno aplicar una subida de entre el 4,6% y el 8,2% para este año, a fin de cumplir con el compromiso de elevar la cuantía de esta renta mínima al 60% del salario medio, lo que lo situaría entre 1.046 y 1.082 euros mensuales.
Acerca de la apuesta de Díaz, de subir el SMI en la «banda alta» recomendada por los expertos, esto es, 1.082 euros, Calviño ha señalado que tiene que buscarse un «buen equilibrio» dentro de esa horquilla de los expertos, de manera que la subida que finalmente se aplique sea «compatible» con la creación de empleo y la bajada del paro juvenil, en lo que constituye un reconocimiento tácito de que el alza del salario mínimo afecta a la generación de puestos de trabajo y de contratos a tiempo completo.
El salario mínimo ha subido un 38,5% desde el primer Gobierno de Pedro Sánchez, de forma gradual. Desde los 735,9 euros de 2018 a los 1.000 de 2022, a expensas de la subida definitiva que se cierre para 2023. «Prefiero no decir una cifra y que en estos próximas días podamos avanzar con los agentes sociales», ha señalado la vicepresidenta primera al preguntársele si es partidaria de que la subida se situé en la banda baja sugerida por el grupo de expertos.