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Ribera presiona a la CNMC en su negociación por el sobrecoste de la conexión con Francia

El regulador español está molesto por la interferencia del Ministerio. Pese a ello, continua negociando con el regulador francés

Ribera presiona a la CNMC en su negociación por el sobrecoste de la conexión con Francia

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. | Europa Press

La tensión entre el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) y la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) se ha agudizado con respecto a uno de los proyectos que negocia el regulador español con su homólogo francés, la Commission de Régulation de l’Énergie (CRE). El plan no es otro que un tubo submarino que pretende conectar de forma eléctrica el norte de España con el suroeste de Francia, que recibió luz verde durante el Gobierno de Rajoy, y que después de dificultades imprevistas sobre el terreno y en medio del contexto inflacionario, ha sufrido sobrecostes. Fuentes próximas a la negociación apuntan a que el Ministerio estaría presionando al regulador español para que reduzca su presión sobre la negociación de los sobrecostes con los franceses por el empuje que el Gobierno galo está haciendo sobre la ministra Teresa Ribera.

El escenario energético de España es hoy mucho más favorable que el de Francia. Por lo que el regulador, que tiene un mayor conocimiento que el Ministerio, busca ‘enmendar’ el acuerdo que logró el anterior Gobierno de España con respecto al tubo, que trató de llegar a un pacto a toda costa por la ventaja que ofrecía el parque nuclear francés (que hoy atraviesa problemas). Así, el coste del proyecto correría a cargo de España en un 47%, frente al 23% de Francia y el 30% de la Unión Europea. Ante la nueva realidad energética de España, el regulador español busca negociar los sobrecostes con Francia en igualdad de condiciones.

Por ello, desde la CNMC apuntan a que el Ministerio que dirige Ribera, cuya función es la de promocionar el plan, habría tratado de desestabilizarlo para, de alguna forma, amedrentar al regulador español. Una situación que ha molestado a la CNMC, que el pasado jueves trató de exteriorizar con la publicación de un comunicado, donde sostenía que las negociaciones con la CRE seguían su curso. Una versión que también apoya Redeia (aunque se mantiene al margen), que es quien posee la titularidad y ejecución del futuro proyecto.

«El proyecto avanza según lo previsto», afirmó la CNMC. Un mensaje de unas breves líneas que tenían un destinatario principal: el Ministerio de Transición Ecológica. «La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) continúa analizando con el regulador francés la financiación de la interconexión eléctrica Bahía de Vizcaya ante el incremento de costes declarado por los promotores, dentro de los plazos previstos. No hay ninguna decisión que implique la renuncia a dicho proyecto. En estos momentos, la CNMC y la CRE están analizando los incrementos en el presupuesto de ejecución y las implicaciones sobre el acuerdo de reparto de costes entre países«, sentencia el comunicado.

El proyecto, según comentan diversas fuentes, saldrá seguramente adelante porque ya superó el análisis de coste beneficio tras los problemas surgidos sobre el terreno y después de la repercusión de la subida de los precios. Un primer envite que, tras superarlo, hace difícil que el proyecto caiga ahora por otro nuevo. En las negociaciones entre la CNMC y la CRE no solo se ha tratado el reparto del sobrecoste, sino también las rentas de congestión, que se encuentran al 50% hoy. Es decir, los ingresos que se producen por un desacoplamiento de dos zonas de precio, siendo el de la zona exportadora inferior al de la zona importadora. Una situación que se da pese a que España desembolsa el 47% del coste del proyecto.

Las fuentes consultadas creen que Ribera y el Gobierno tiene poca fuerza frente a la CNMC, porque los funcionarios de esta institución tienen bastante peso en este tipo de materias tan técnicas. De esta forma, sus estudios de análisis son complejos, con muchas hipótesis, además de ser discrecionales y arbitrarios. Sin ir más lejos, como anécdota, la unidad que usan son los megavatios hora.

El trazado del proyecto

La histórica negativa de los franceses a aumentar las interconexiones con España es conocida. Una realidad que, sin embargo, logró un hito tras el histórico pacto con el futuro gasoducto BarMar. Nuestro país ha estado siempre sumido bajo el aislamiento energético con Europa y buscando fórmulas para mejorar las conexiones con el Viejo Continente.

El proyecto nace en la estación de conversión de Gatika (Vizcaya). De allí, un cable subterráneo atraviesa varios kilómetros (en concreto, trece) hasta introducirse en el mar, cerca de la antigua central de Lemoiz. En ese momento, el cable pasa a ser submarino al sumergirse por el Golfo de Vizcaya, que recorrerá unos 300 kilómetros hasta llegar a la costa de Médoc. A mitad del recorrido, el tramo del cable vuelve por debajo de la tierra para evitar el cañón submarino de Capbreton. Después vuelve al mar hasta su última parada: la estación de conversión de Cubnezais (al norte de Burdeos).

El plan fue declarado de interés común por la Comisión Europea en 2013 y en 2015. Está impulsado por los gestores de redes de transporte español y francés -lo que antes era Red Eléctrica (REE) y ahora Redeia- y Réseau de Transport d’Électricité (RTE). En principio debería entrar en servicio en 2028. Según los cálculos de los gestores, esta nueva línea duplicará prácticamente la capacidad de interconexión eléctrica entre España y Francia, que pasará de 2,8 Gw a 5 Gw.

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