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El BarMar obligará a Cataluña a corregir su retraso en energías renovables

En 2021, la energía a través de aerogeneradores y las placas solares representó en el mix energético catalán apenas el 6,4% y el 1,4%

El BarMar obligará a Cataluña a corregir su retraso en energías renovables

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. | EFE

El anuncio del proyecto BarMar -conocido también como H2Med- convertirá a Cataluña en una de las futuras puertas del hidrógeno verde a Europa. Un combustible limpio que surge de una electrólisis a través de la energía eólica y solar. Sin embargo, Cataluña llega a este reto siendo una de las comunidades que menos energía limpia genera, lo que ha empujado a la Generalitat a activar medidas que aceleren nuevas instalaciones eólicas y solares. Una realidad muy criticada desde partidos de la oposición y del tejido empresarial: «Llevamos 10 años de retraso».

En los últimos años, el Govern ha tratado de incentivar la producción eólica y solar, pero con ligero éxito. De esta forma, en 2019 se aprobó un decreto ley sobre «medidas urgentes para la emergencia climática y el impulso a las energías renovables» y, dos años después, el departamento de Presidencia firmó otro nuevo decreto ley para la «aceleración y el despliegue» de las energías renovables. En este último se exigía al promotor ofrecer participar «al menos en un 20%» a inversores de la localidad.

Según la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Cataluña solo tiene el 5% de la cuota de mercado de esta energía en España. Su potencia instalada es de 1.271 Mw/h en 47 parques eólicos. Unas cifras muy inferiores a las de otras comunidades autónomas, como Castilla y León (6.404 Mw/h), Aragón (4.435 Mw/h), Castilla-La Mancha (3.954 Mw/h), Galicia (3.866 Mw/h), Andalucía (3.521 Mw/h) o Navarra (1.302 Mw/h). Pese a este frágil escenario, el territorio catalán parece no haber reaccionado. Así, en 2021, según los mismos datos de la asociación, no se instaló ni un megavatio hora en Cataluña a diferencia de otros territorios, como Canarias (104 Mw/h) o Aragón (275 Mw/h). Sobre este último territorio, fuentes empresariales aseguran que la compleja regulación catalana en materia de renovables les empujó a trasladarse a esta comunidad limítrofe con Cataluña.

Por otro lado, según los datos de la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (ANPIER), la potencia instalada de energía fotovoltaica en 2019 fue de cinco megavatios hora. Una cantidad insignificante en comparación con la de otras comunidades, como Andalucía (896 Mw/h), Aragón (765 Mw/h), Castilla-La Mancha (798), Extremadura (683 Mw/h) o Murcia (673 Mw/h). Para más inri, los cinco megavatios de potencia de 2019 fue la cantidad máxima instalada desde 2014.

«En el periodo previo a 2010 alguien me resumió en una sola frase lo que pasaba en Cataluña con las renovables: si en Castilla-La Mancha un permiso para poner un parque eólico tarda siete meses, en Cataluña supone siete años. A partir de 2010, la Generalitat publicó una normativa que decía los lugares exactos donde se podían hacer los parques eólicos y supuso que prácticamente no se instalara ninguno. Por último, en 2019 cambiaron la normativa que permitió una discrecionalidad administrativa importante por medio de una comisión que autorizaba sin criterios claros los nuevos parques eólicos y solares», comenta una fuente del PP catalán. Este escenario, argumenta, ha provocado una fuga de empresas renovables catalanas a otros lugares, como Teruel o Huesca.

«Cataluña, en una preocupante situación»

«Cataluña lleva 10 años sin hacer nada en renovables. Entre otras cosas porque la Generalitat ha dedicado toda su energía al procés, un proyecto irrealizable y divisivo. La falta apuesta por las renovables contrasta con el enorme esfuerzo realizado por otros territorios en este sentido. Ahora que abordamos una crisis energética y que la Unión Europea está preparando unos objetivos de energías renovables muy exigentes (45% del mix energético en renovables en 2030) es especialmente punzante y preocupante la situación«, comenta a este periódico un diputado socialista del Parlamento Europeo.

La misma fuente sentencia: «La realidad es que, después de diez años hablando de independencia, Cataluña puede convertirse en profundamente dependiente en materia energética. La única buena noticia en materia energética para Cataluña es que ha venido de la mano de Europa y el Gobierno de España el BarMar. Una importantísima infraestructura que conectará el hidrógeno verde de Barcelona con Marsella y la península ibérica con el resto del continente».

La producción bruta de energía en Cataluña durante el último año confirma la debilidad actual de la energía solar y eólica en su mix energético. Así, el 57,7% es a través de la energía nuclear, el 12% por medio del ciclo combinado, el 10,5% se genera a través de la cogeneración, el 8,6% por la energía hidroeléctrica y, por último, apenas el 6,4% y el 1,4% por medio de energía eólica y solar respectivamente.

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