Las pequeñas 'telecos' solo pujarán por la red de fibra de Orange y MásMóvil tras la fusión
Los candidatos a cuarto operador se posicionan ante la posibilidad de que la Comisión Europea imponga venta de activos a la ‘joint venture’
Las pequeñas operadoras del mercado español de las telecomunicaciones comienzan a tomar posiciones de cara a la eventual venta de activos que la Comisión Europea podría imponer a Orange y MásMóvil para autorizar su fusión. Una batalla en la que la mayoría solo se plantean pujar por activos de red fija o fibra óptica y en la que las infraestructuras móviles o frecuencias de 4G y 5G quedarían en segundo plano, según ha podido confirmar THE OBJECTIVE con potenciales adjudicatarios de estos remedies con los que Bruselas condicionaría a la aprobación de la integración.
Los plazos indican que el próximo 3 de abril la Comisión Europea debería pronunciarse sobre si aprueba el expediente en primera instancia o si va a una fase 2, que implicaría un análisis en profundidad de la operación. En el sector –y en los propios protagonistas de la joint venture– existe el convencimiento de que la operación se irá a este segundo procedimiento que, además de alargar el proceso, probablemente desemboque en la imposición de condiciones o remedies (venta de activos) para las dos empresas fusionadas.
La clave de la venta de estos activos es que, de imponerse, se deberían ceder a terceros a precios muy por debajo de mercado y podrían ayudar a reforzar a uno de los pequeños operadores españoles, que son precisamente los que llevan más de un lustro engordando una guerra comercial que ha debilitado a las tres grandes operadoras (Telefónica, Orange y Vodafone). Nos referimos a compañías como Digi, Avatel o Finetwork, que son las que tienen los mayores despliegues comerciales en este segmento.
Escenarios para Orange y MásMóvil
La Comisión Europea ha defendido históricamente la necesidad de que existan cuatro operadoras en cada país de la UE para garantizar la competencia y, si nada cambia radicalmente, su objetivo será aprobar la joint venture en España con condiciones que favorezcan la existencia de una cuarta alternativa en nuestro mercado. Una situación a la que temen las grandes operadoras que la ven como una prolongación del actual escenario deflacionario en el que los bajos precios han dinamitado sus opciones de rentabilizar el negocio y sus inversiones.
Con todo, si consideramos que lo más probable es que Bruselas active la fase 2 a comienzos de abril, lo normal sería que la Comisión comenzase a establecer contactos con posibles interesados en estos remedies a más tardar a mediados de año. El procedimiento en este tipo de operaciones indica que la UE puede contactar directamente con los interesados o esperar un pacto de Orange y MásMóvil que se adelante a la imposición de estas condiciones. En ninguno de los casos se han producido acercamientos formales hasta la fecha, a la espera de que se active la segunda fase de la fusión en Bruselas.
Este diario ya ha advertido de que la Comisión Europa maneja tres escenarios para imponer estos remedies. El primero es el de los remedies de infraestructura, que incluyen la red fija que sería redundante entre Orange y MásMóvil y las frecuencias móviles que también podrían solaparse entre las dos compañías. En este caso, en el foco está la red de fibra de Euskaltel en el norte de España: País Vasco, Asturias y Galicia; al mismo tiempo que las frecuencias y las estaciones base de Yoigo.
Redes fijas
El segundo escenario que contempla Bruselas son los remedies de acceso que obligarían a las dos operadoras a dar acceso a su red a precios bajos y competitivos, para así garantizar la competencia. Serían condiciones similares a las establecidas a Telefónica en su condición de operador incumbente, pero con una justificación diferente. Y el tercer escenario que se contempla sería la obligación de desprenderse de marcas con sus respectivas carteras de clientes. En este punto estarían en el punto de mira las más de doce marcas de MásMóvil.
Fuentes comunitarias indican a este diario que la opción más probable –considerando similares operaciones aprobadas en el pasado por la Comisión Europea– es la primera con imposición de remedies, aunque no demasiado abultados. La segunda opción sería la más suave y la más esperada por Orange y MásMóvil, pero no tendría mucho sentido en un futuro escenario en el que también se debería liberalizar el mercado para Telefónica; mientras que la tercera opción no está en ninguna de las quinielas.
En este sentido, los posibles candidatos a hacerse con estos activos consideran que la red de fibra óptica es más fácil de integrar en sus infraestructuras actuales y en sus planes de negocio y que se podrían generar mayores sinergias en el marco de sus planes de crecimiento. Estas operadoras alquilan redes de fibra, pero complementan su huella con despliegues propios en diferentes zonas urbanas y rurales. Así, quedarse a bajo coste con este tipo de redes les permitiría ahorrar el alquiler en algunas zonas y mejorar sus márgenes, permitiéndoles ser aún más agresivos en sus precios.
Redes móviles
Por el contrario, las redes móviles son totalmente alquiladas a otras operadoras como Telefónica, Orange o Vodafone y sumar eventuales nuevos activos no sería del todo rentable para estas compañías. El coste de mantener una red móvil con sus estaciones base y sus emplazamientos, es mucho mayor que contratarlas a otra operadora, una inversión que se disparará en los próximos meses con las actualizaciones del 5G que irán necesitando estas infraestructuras.
Esta estrategia de las pequeñas operadoras encaja además con los planes del Ministerio de Asuntos Económicos, que prevé elevar los límites máximos de tenencia de espectro radioeléctrico de cada operador en España, lo que facilita que el eventual espectro que la Comisión Europea obligue a ceder a Orange y MásMóvil se pueda reasignar a las tres grandes compañías: la fusionada y Telefónica y Vodafone.
En el caso de que se establezcan estos remedies o venta forzosa de activos, el interés se centraría casi exclusivamente en los activos de fibra óptica para constituir un cuarto operador fuerte con una red importante de internet de alta velocidad y que -según quieren estas operadoras pequeñas- pueda seguir alquilando las redes de telefónica móvil. Un encaje de bolillos que también debe contentar a Bruselas y permitir que la fusión de Orange y MásMóvil siga siendo viable.