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Capital sin reservas

Sánchez y la 'operación Ave Fénix': a mal tiempo, mucha jeta

Salvar a Sánchez con un plan de carrera internacional es la única preocupación en los cuarteles monclovitas si la noche electoral resulta aciaga para el PSOE

Sánchez y la ‘operación Ave Fénix’: a mal tiempo, mucha jeta

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. | Europa Press

Los productores de la docuserie televisiva sobre ‘Sánchez, ese hombre’ terminaron los trabajos de rodaje el pasado mes de febrero con la visita que el presidente del Gobierno realizó a Kiev al cumplirse el primer año de la invasión rusa de Ucrania. El plan inicial consistía en lanzar la emisión como anticipo inmediato para solemnizar el comienzo de la Presidencia de turno de la Unión Europea que asumirá España a partir del 1 de julio. Pero las inclemencias del calendario electoral, con un PSOE muy tocado en las encuestas, han complicado las previsiones, hasta tal punto que los asesores monclovitas no tienen ahora nada claro la conveniencia de poner en antena una película que temen sea percibida como una propaganda servil a la antigua usanza del NODO si el resultado del 28-M no es favorable a los intereses del gran jefe socialista.

Las exhortaciones de Isabel Díaz Ayuso declarando los comicios de este domingo como un plebiscito sobre Pedro Sánchez han hecho mella en la corte palaciega que rodea al jefe del Ejecutivo, convencidos en su fuero interno del rechazo que produce la figura de su líder en distintos segmentos del electorado, tanto ajenos como propios. El desgaste en la dirección del Gobierno ha ido creciendo en proporción directa a las contradicciones que supone la tutela de posiciones radicales enfrentadas dentro de una misma coalición de poder. No sólo el nefando matrimonio de conveniencia con Podemos o los recientes arrumacos con Yolanda Díaz, sino también las concesiones al resto de aliados nacionalistas y separatistas han proyectado la imagen de un dirigente obsesionado por mantenerse en la poltrona al precio que sea y caiga quien caiga.

Los barones socialistas que tratan también de salvaguardar sus feudos autonómicos han mostrado una especial desafección a su jefe de filas durante buena parte de la campaña electoral para no verse contaminados por la estela derrotista que emana desde Moncloa. Los máximos dirigentes de los distintos gobiernos periféricos franquiciados por el PSOE están convencidos de que su líder hará lo imposible por sacudirse un eventual fiasco al término de esta noche electoral, renunciando si es menester incluso a su propia candidatura a la Presidencia del Gobierno en el supuesto de que se cumplan los fatídicos pronósticos que apuntan a un vuelco del mapa político en España. Dentro del partido son conscientes de que la dirección de Ferraz guarda celosamente una estrategia alternativa que tomará carta de naturaleza a partir de mañana y cuyo objetivo no es otro que salvar al soldado Sánchez.

La pinza con Biden y la amiga Ursula

Un elemento esencial para entender el ‘Plan Ponds’ de belleza en seis meses con el que se pretende acicalar el gran truchimán socialista es precisamente el documental en cuatro capítulos de una hora de duración destinados a describir el perfil de un hombre de Estado, sobrado en sus relaciones internacionales y dotado de una capacidad de gestión que le acredita para impulsar los más complicados acuerdos geopolíticos. Si Zapatero fue capaz de arrogarse sin ningún pudor el final de ETA, el objetivo de Sánchez es ahora poner término a la guerra de Putin, sin duda una misión más acorde con los delirios de grandeza que adornan al presidente del Gobierno desde que destronó a la triste Susana Díaz en las primarias del PSOE allá por mediados de 2017. 

España se le ha quedado pequeña al inquilino de la Moncloa como se puede demostrar en los viajes que viene realizando cada vez con mayor profusión por todo lo largo y ancho de este mundo. En especial su visita a Washington para sacar rédito de su encuentro con Joe Biden tras el giro copernicano sobre la cuestión del Sahara, la ampliación de la base militar de Rota y los últimos compromisos para acoger en nuestro país a un millar de inmigrantes agolpados en la frontera de Estados Unidos. Todo sea para conseguir el favor del colega americano en términos equivalentes al fervor que ya atesora por parte de la amiga Ursula von der Leyen. Con esta pinza malo será que Sánchez no encuentre una colocación a su gusto si como a la zorra de la fábula se le ponen duras las uvas en diciembre y no ve clara la posibilidad de dar la campanada electoral. 

«La docuserie televisiva sobre Sánchez se plantea ahora para septiembre, antes de que se convoquen elecciones generales y en vísperas del relevo en la secretaría general de la OTAN»

A la luz de los resultados que deparen las urnas este domingo, el mes entrante de junio marcará el termómetro de lo que Sánchez define con el ampuloso y no menos cursi término de ‘resiliencia’. En este caso la suya personal e intransferible, orientada a desbrozar el terreno de un plan de carrera que, tras la escala de Moncloa, apunta descaradamente a las grandes instituciones internacionales. Bien sea el Consejo Europeo, cuyo horizonte parece bastante largo de fiar debido a que cualquier movimiento de sillas no se hará efectivo hasta después de las elecciones al Parlamento Europeo en mayo de 2024. O quizá con la vista puesta en la más accesible secretaría general de la OTAN, cuyo actual titular, el noruego Jens Stoltenberg, trabaja prácticamente en funciones con un mandato prorrogado que el propio interesado ha anunciado que no tiene intención de extender más allá de su fecha de vencimiento en octubre próximo.

En septiembre esto será Hollywood

El calendario, a expensas de muy pequeños ajustes, puede encajar a la perfección con la hoja de ruta desplegada en los cuarteles electorales socialistas. Eso explica que los estrategas que reafirman el criterio incontestable del general en jefe quieran reservarse el pretendido blockbuster como su principal comodín de la baraja. Los próximos comicios al Parlamento de la Nación se convocarán con casi toda seguridad en otoño, por lo que la única ventana efectiva para ensalzar la performance holliwoodiense de Sánchez es el mes de septiembre, en la rentré del curso político y justo en vísperas del relevo previsto al frente del mando militar de la Alianza Atlántica. Por esas fechas, el protagonista de la serie estará luciendo sus galones como presidente ocasional de la Unión Europea y tendrá ocasión de lucir palmito con su coreografía habitual al lado de los grandes conmilitones del mundo mundial.

El presidente del Gobierno lo tiene todo atado y bien atado. O al menos eso se creen los que a su vera entienden la política como un ejercicio de optimismo antropocéntrico traducido en el sencillo adagio de poner ‘buena jeta a los malos tiempos’. Es el sino de la época actual, que también han saboreado otros antecesores en el cargo, y que en el caso del actual inquilino de Moncloa pasa por repartir primero a mogollón las culpas de un fracaso colectivo, disfrutar sin reparos después del éxito personal, evitar futuras contiendas para dar de lado a eventuales derrotas y buscarse la vida aprovechando el momento presente. Puede que el sanchismo sea finalmente derogado, pero eso no significa que Sánchez no haga lo imposible por seguir vivo y coleando. La operación ‘Ave Fénix’ empieza este mismo lunes.

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