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Economía

El Gobierno estrecha sus lazos con China justo mientras la UE intenta depender menos

Bruselas pide reducir la dependencia del gigante asiático la misma semana que España intensifica acuerdos comerciales

El Gobierno estrecha sus lazos con China justo mientras la UE intenta depender menos

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el primer ministro chino, Li Qiang, en Pekín el pasado mes de marzo. | Agencias.

El Gobierno español ha acelerado en las últimas semanas pactos comerciales, acuerdos estratégicos y encuentros bilaterales con China en sectores clave como la agricultura, las energías renovables, la biomedicina o el turismo, según ha confirmado THE OBJECTIVE. Unas relaciones económicas que van a más en momentos en que la Unión Europea (UE) ha aprobado una nueva estrategia hacia el gigante asiático que se basa en reducir su dependencia y vulnerabilidades críticas (incluyendo las cadenas de suministro), para disminuir el riesgo y diversificar su cadena productiva, aunque sin desacoplarse o volverse aislacionista.

Estrategias que parecen divergentes, ya que precisamente una de las prioridades de la presidencia española de la Unión Europea es reducir la dependencia de China de los socios comunitarios y convertir al continente como un tercer polo de desarrollo económico, digital y renovable del mundo, al margen del control de Pekín y Washington.

Este pasado viernes 30 de junio los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 aprobaron que Europa debía establecer una autonomía estratégica respecto a China con «relaciones constructivas y estables, ancladas en el respeto del orden internacional basado en normas, el compromiso equilibrado y la reciprocidad».  En el punto de mira está el déficit comercial de la UE con respecto a Pekín que ha aumentado en un 58% en el último año, desde los 250.000 millones hasta los 396.000 millones de euros.

Firma del acuerdo tecnológico y renovable entre España y China en la sede del Ministerio de Ciencia e Innovación, en Madrid.

‘Foro Diálogo España-China’ 

Esto significa que la UE es sumamente dependiente de los productos chinos y por ello quiere ahora emprender una carrera para producir sus propios productos y no tener que exportarlos, lo que supone crear industrias fuertes en el ámbito digital, energético, de materias primas y de producción de componentes.

Algo que no parece afectar la agenda bilateral de España con China. Este mismo lunes 3 de julio cuando Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, inauguraban los seis meses de presidencia española en la Galería de las Colecciones Reales de Madrid, a menos de cinco kilómetros (en el Hotel Intercontinental) el Ministerio de Turismo al completo participaba en el Foro Diálogo España-China para la cooperación turística.

Este encuentro contó con la máxima representación de los dos países con discursos del ministro de Industria, Comercio y Turismo, Hector Gómez; el ministro de Cultura y Turismo de la República Popular China, Hu Heping; de la secretaria de Estado de Turismo, Rosa Ana Morillo; del embajador de la República Popular China en España y Andorra, Wu Haitao; del director General de Turespaña, Miguel Sanz, y del presidente de la WTA, Zhang Xu.

Alta tecnología

El pasado viernes 30 –el mismo día que los 27 publicaron su nueva estrategia para reducir su dependencia de China– España firmó un memorando de entendimiento para reforzar la colaboración científica y tecnológica. La ministra de Ciencia e Innovación de España, Diana Morant, y el ministro de Ciencia y Tecnología de China, Wang Zhigang, sellaron el documento para impulsar acuerdos en investigación, tecnología e innovación e impulsar proyectos en energías renovables e hidrógeno verde. 

El pacto está dirigido a promover proyectos conjuntos entre empresas, universidades y centros de investigación de ambos países y a fomentar el intercambio de personal y la organización de seminarios, entre otros asuntos. Entre los ámbitos prioritarios de colaboración bilateral se encuentran las ciudades sostenibles, las tecnologías de producción y fabricación inteligente, la biomedicina y tecnologías para la salud, las tecnologías limpias y para el medio ambiente, las energías renovables y de gestión y tratamiento del agua, la agricultura sostenible y los materiales avanzados sin impacto ambiental. 

Sectores clave que son precisamente los que la Unión Europea quiere desligar de China. El gran temor de Bruselas tiene que ver con la seguridad geoestratégica de nuestros gobiernos y de sus países y por ello ha impulsado en las últimas semanas medidas para que los Estados miembros saquen a empresas chinas de sus infraestructuras digitales y tecnológicas, las más sensibles y las que generan más riesgo. En este sentido, no parece muy acertado firmar memorandos de entendimiento en estas industrias punteras con China, la principal amenaza que ha identificado la UE.

Encuentro bilateral

El caso es que España lleva varios meses cultivando esta estrategia paralela a la de la Unión Europea respecto a China. A finales de marzo, fue el propio Pedro Sánchez el que viajo a Pekín para convertirse en el primer líder europeo en reunirse con el el primer ministro de China, Li Qiang. En esta oportunidad -y celebrando el cincuentenario de la apertura de relaciones diplomáticas entre ambos países-, se firmaron cuatro acuerdos de colaboración: un Plan ejecutivo de cooperación en materia educativa para los años 2023-2026, dos protocolos fitosanitarios para la exportación de productos agrícolas y un memorando de entendimiento de colaboración en materia deportiva.

En el encuentro en el que Sánchez también se reunió con empresarios chinos se avanzó en reuniones en el ámbito de las relaciones económicas y comerciales, el turismo, la agricultura y la cultura. El Gobierno indicó en ese momento que Sánchez trasladó a su homólogo que tanto España como la Unión Europea en su conjunto desean aumentar la colaboración con China y poder así avanzar hacia una relación comercial más equilibrada. Una visión un tanto distinta a la expresada por la propia UE en la redefinición de sus relaciones con el gigante asiático plasmada el pasado viernes.

En este sentido, las fuentes consultadas por este diario advierten que España -y el particular Pedro Sánchez- tiene una interpretación más libre de las posiciones europeas frente a China. En todo el continente existe la certeza de que hay que acabar con la dependencia del gigante asiático, pero el actual Ejecutivo considera que el camino es acercarse a Pekín a diferencia de otros países, y de la Comisión Europea, que consideran que se debe hacer una desconexión paulatina, sobre todo comercial y económica.

Intercambios con China

Estas mismas fuentes indican que un buen ejemplo de esta estrategia española es la lista de suministradores de alto riesgo del 5G. En marzo del año pasado se aprobó la Ley de ciberseguridad, pero 15 meses después todavía no se elabora el listado para vetar directamente a empresas chinas, pese a que la UE ha pedido en varias ocasiones que se acelere este proceso para garantizar la seguridad de todo el continente. Una posición de equidistancia que España ha sostenido frente a las demandas de Washington y Pekín, intentando mantener los flujos comerciales y los beneficios de la relación con los dos países.

Las importaciones españolas desde China sumaron, en 2022, 49.653 millones de euros, una mejora del 42,5%. Este dato significó el mayor volumen de la historia comercial entre los dos países desplazando a Alemania como primer proveedor español. No obstante, las exportaciones españolas a China sumaron 8.013 millones de euros (un 7,5% menos), reflejando un claro desequilibrio comercial que volvió a aumentar el año pasado. España importa desde China bienes de equipo, equipos de oficina, maquinaria, equipos electrónicos, productos químicos, ropa y juguetes. 

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