El mundo del 'crowdfunding' pide una reforma de la ley de 'startups'
«La norma se ha quedado corta y hay retoques pendientes», afirma el CEO de Fellow Founders, Guillermo Azqueta
En su duro peregrinaje hacia el ideal del unicornio, las startups tienen diversas formas de financiarse. Sin duda, la principal es el venture capital, traducido al castellano como capital riesgo en un claro indicio de la aversión que este tipo de aventura genera entre los ahorradores españoles.
Fellow Funders se creó en 2016 para plantear la opción del crowdfunding. Básicamente, este mecanismo se nutre de tres tipos de inversor: los no experimentados, que desembolsan una media de 1.500 euros por ticket; los experimentados (7.500 euros de media); y los family offices algo desencantados con el venture capital y deseosos de explorar otras vías (50.000 euros de media).
Guillermo Azqueta, CEO y cofundador, explica la naturaleza de Fellow Funders, que forma parte del grupo Orbyn: se trata de un crowdfunding de equity (inversión, no préstamo) que ha financiado hasta la fecha más de 80 proyectos, captando más de 50 millones de euros desde el agnosticismo.
Interesa cualquier sector, incluido uno tan poco tecnológico como el inmobiliario, sin importar en qué fase se halle la compañía invertida. También se asumen diversos grados de riesgo. El tamaño de las rondas oscila entre los 300.000 euros y los cinco millones. «El rendimiento histórico contando los tres exits (ventas a terceros) registrados hasta la fecha, los defaults y los exits latentes a última valoración es la cifra invertida por 1,5″, pormenoriza Azqueta.
Una norma coja
«Pero existe un problema. Los inversores pequeños o grandes que entran en un vehículo de inversión como el nuestro no disfrutan de incentivos fiscales porque ya no invierten a título particular, sino desde una sociedad. La ley de startups se ha quedado corta y estamos promoviendo una mejora. Hay retoques pendientes muy importantes«, reflexiona.
Los tres exits de Fellow Funders, admite el CEO, no han exhibido multiplicadores espectaculares. De hecho, el house flipping (operaciones donde se compra un local comercial para transformarlo en vivienda, por ejemplo) es una de las modalidades más populares en la plataforma porque genera rentabilidades anuales de entre el 12% y 15% «y la gente entiende cómo funciona el real estate«.
La verdadera estrella
Esto no impide que las startups sean no sólo el producto más arriesgado, sino también el más lucrativo si la jugada sale bien. Azqueta y su equipo ponen grandes esperanzas en tres nombres: Zunder (red de estaciones de carga para coches eléctricos), que ha multiplicado por 30 su valor y aspira a cotizar en el mercado continuo; Laminar Pharma (biotech que está a 12 meses de comercializar un medicamento contra el cáncer cerebral); y All in Biking (plataforma tipo Playtomic o Wallapop en torno al mundo de la bici).
«Fellow Funders se basa en la transparencia total —asegura el cofundador—. El planteamiento es diferente al de un fondo de venture capital, que suele retirarse de sus invertidas a los 8-10 años. Aquí ese plazo se acorta a entre tres y cinco».
A los fundadores de la empresa financiada se les obliga a firmar una garantía de permanencia en el proyecto. Fellow Funders les ayuda a cambio a conseguir la cantidad a la que aspiran. Si fuese un millón de euros y esa cifra se alcanza, después la plataforma cobraría una comisión del 6%. Al inversor, sea del tamaño que sea, no se le cobra nada. «Detrás de cada ronda hay un análisis exhaustivo. Publicamos menos del 2% de las oportunidades que nos llegan».
Guillermo Azqueta participa en más de 25 proyectos del portfolio de Fellow Funders. En su opinión, no hay mejor prueba de lo dura que es la criba y de lo seguro que está de que en algún lugar de ese listado se esconde al menos un diamante.