Alemania deja colgada a Ribera y apuesta por el hidrógeno azul del norte de Europa
Dan prioridad a la construcción de un gasoducto con Noruega, que esperan que esté operativo a partir de 2030
El 23 de enero de 2023, el Ministerio de Transición Ecológica celebró el desembarco de Alemania al superproyecto de hidrógeno verde que lideraba España junto con Portugal y Francia. Un anuncio que sirvió para cargar de optimismo a un plan que había estado cargado de controversias, presiones y tiras y aflojas. Sin embargo, casi medio año después, en concreto el pasado miércoles 26 de julio, Alemania hizo pública su nueva estrategia por el hidrógeno y allí escenificó un giro en su política haciendo especial hincapié en la producción de hidrógeno azul (se genera por medio de gas) y en su importación desde Dinamarca y Noruega.
Alemania prevé importar hidrógeno puro a través de gasoductos, y aunque se ha comprometido con el H2Med ‘español’, apostará, como así apuntan, principalmente por Noruega y Dinamarca. El intercambio comercial con estos dos países, apuntan fuentes gubernamentales, ya está muy avanzado. Además, también se han mantenido conversaciones con Finlandia y Suecia, así como con Austria, Italia y Francia. Por otro lado, se prepara la construcción de un hidroducto que sea un nuevo eje entre Oslo y Berlín. «Para que el gasoducto esté listo en 2030, tendremos que empezar a trabajar en los detalles técnicos en 2025», afirmó el ministro de Economía y Acción por el Clima, Robert Habeck.
Algunas voces industriales, que cuentan con gran autorización en nuestro país, comentan a THE OBJECTIVE con respecto a este ‘plantón’ a España por parte de los alemanes que «hay agendas pragmáticas y agendas idealistas». El país germano busca que el hidrógeno azul tenga un papel esencial en la siderurgia y la industria química, así como en el transporte pesado y ahora van a plantear el uso de esta energía en Bruselas. El eje España-Francia-Alemania muestra el contraste de estrategias entre los miembros europeos con el nuevo gas renovable, ya que cada uno apuesta por un hidrógeno de un color distinto: verde (por medio de renovables), rosa (a través de la nuclear) y azul.
«Con la actualización de la Estrategia Nacional del Hidrógeno, establecemos el marco para una nueva fase de crecimiento del mercado del hidrógeno», declaró Habeck. La estrategia actualizada prevé que la demanda de hidrógeno alcance los 95-130 Teravatios hora (Twh) en 2030, lo que supone un ligero aumento respecto a las previsiones anteriores, realizadas hace tres años. De estos, 55 Twh corresponden a la demanda actual de hidrógeno, que actualmente se produce a partir de gas fósil importado para su uso sobre todo en refinerías y plantas químicas.
Con el paso del tiempo —subrayan en su plan— el Gobierno alemán buscará que una parte del hidrógeno se produzca cada vez más dentro de su territorio, a partir de la electrólisis del agua. Con la nueva estrategia, se pretende alcanzar una capacidad de electrolizadores de 10 gigavatios, que produzcan más de 24 Twh de hidrógeno, el doble del objetivo de 2020. Sin embargo, el sector industrial alemán considera insuficientes las medidas previstas para alcanzar este objetivo y pide medidas más concretas y de apoyo. La estrategia recalca, por último, que el resto del hidrógeno se importará del exterior «entre el 50 y el 70% de la demanda».
El hidrógeno producido a partir de combustibles fósiles, con el consiguiente secuestro y almacenamiento de las emisiones de Co2 asociadas, es lo más novedoso con respecto a la política anterior de Alemania. En un principio, Alemania se propuso limitar la financiación estatal solo al hidrógeno verde. Sin embargo, el gobierno alemán suavizó esta postura tras las presiones de Noruega y del socio liberal de la coalición de gobierno del canciller Olaf Scholz.
Noruega ha subrayado en repetidas ocasiones que su objetivo inicial es suministrar a Alemania hidrógeno azul en lugar de verde. Por otro lado, la asociación de la industria de las energías renovables BEE criticó la medida. «El hidrógeno azul no sólo es mucho más perjudicial para el clima que el hidrógeno verde debido a las emisiones de su cadena ascendente, sino también más caro«, afirmó el grupo en un comunicado.
Mientras tanto, se espera que los derivados del hidrógeno, como el amoníaco, lleguen a los puertos alemanes. «Está previsto que la importación de hidrógeno y, sobre todo, de sus derivados se realice en gran parte por barco, al menos hasta 2030», señala el documento donde se recoge la estrategia germana. En octubre del año pasado llegó, por primera vez, a Hamburgo un cargamento de prueba de amoníaco procedente de Emiratos Árabes Unidos, encargado por el fabricante de cobre Aurubis. Para transportar todo ese hidrógeno, Alemania quiere disponer de una red de conducciones de hidrógeno de 1.800 kilómetros en 2028. Una realidad que deja a España en un frágil escenario ya que se confiaba en que Alemania fuese uno de nuestros potenciales clientes.