Las financieras no levantan cabeza: ganan el 7% menos hasta junio pese a la subida de tipos
Los establecimientos de crédito al consumo reducen sus beneficios a 386 millones por costes y provisiones
Sede del Banco de España | Europa Press
Las financieras de consumo no pasan por su mejor momento pese a la subida meteórica de los tipos de interés y la buena evolución del crédito. A diferencia de las alegrías que está dando el incremento de las tasas a la banca, con registros récord de beneficios, estas compañías no están levantando la cabeza. Sus ganancias han bajado en el primer semestre un 7% con respecto al mismo periodo de 2022, hasta 386 millones de euros.
El resultado de las financieras, aún así, ha ido a mejor a lo largo de los meses, de acuerdo con los datos recabados por THE OBJECTIVE en el Banco de España, ya que en marzo sus cuentas se habían hundido al descender un 64% debido al alza de los impagos. Entonces dieron la voz de alarma a todo el sector, pero la morosidad se ha contenido y la sangre no ha llegado al río por el momento.
Las financieras de consumo son compañías que ofrecen préstamos para la compra de bienes, como automóviles o electrodomésticos, y buena parte de ellas pertenecen a los bancos. Su comportamiento está siendo dispar a la de las entidades, que en España han visto un empuje de sus beneficios un 42%, hasta 13.150 millones de euros, por el crecimiento de los ingresos por intereses y a pesar del golpe del impuesto especial aprobado por el Gobierno.
Solo las seis mayores (Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankinter y Unicaja) ha facturado por el cobro de los préstamos y la rentabilidad de su cartera de deuda 16.000 millones de euros más hasta junio gracias a la escalada del euríbor, que cotiza por encima del 4%.
Aumento de costes y provisiones en las financieras
La caída de beneficios de las financieras se está produciendo por el aumento de los costes operativos y de las provisiones. En el último año, estas han aumentado en unos 100 millones de euros, hasta los 1.762 millones. Su tasa de morosidad, que llegó a estar en el 7% se ha moderado hasta el 6,33%.
Estos lastres, hasta la fecha, están ejerciendo una mayor presión a los establecimientos de crédito que los vientos de cola del aumento de los tipos de interés y del incremento de la actividad. De hecho, los préstamos al consumo son los únicos que están está avanzando. Hipotecas y créditos al mundo empresarial se están hundiendo como consecuencia del alza en el precio oficial del dinero y la inestabilidad política.
El aguante de la actividad de las financieras obedece en gran parte a la recuperación en las ventas de automóviles tras el parón de la pandemia y la posterior crisis de suministros. En variación interanual la cartera de préstamos de estas compañías ha subido un 5,1%, hasta 45.181 millones de euros.
Con este impulso el negocio de las financieras vuelve a la senda alcista. En los primeros meses del ejercicio se había contraído, pero en el segundo trimestre se ha visto beneficiado por la reactivación del mundo del motor, principalmente.
Las expectativas para las financieras no son halagüeñas, ya que se espera que más pronto que tarde las insolvencias comenzarán a despuntar. Los expertos y la banca consideran que tras la vuelta del verano los impagos pegarán el estirón. Y hay que tener en cuenta que los ciudadanos lo primero que dejan de pagar son los préstamos al consumo que tienen contratado ante los apuros económicos.
No obstante, las previsiones son más optimistas que ahora que hace unos meses y la morosidad se está retrasando a pesar de la elevada inflación y el golpe de los tipos de interés a los bolsillos de los españoles. Los pronósticos apuntan un crecimiento general más suave de los morosos, que podría situar el ratio en torno al 5%. Las anteriores estimaciones apuntaban que podría alcanzar el 6% o, incluso, el 7%. En la actualidad, la tasa de dudosos se mantiene controlada en el 3,5%.
Con la evolución actual y si se mantiene hasta final de año, las financieras se quedarán lejos de su época dorada, cuando ganaron en conjunto más de 1.000 millones de euros. Esto sucedió en 2018, tras varios ejercicios de fuerte ascenso de la actividad y, precisamente, en plena caída del euríbor. Entonces, el indicador de los intereses estaba en terreno negativo y no se preveía, además, una vuelta a niveles positivos.
