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Economía

Aliqindoi, el antídoto español contra la obsolescencia programada del smartphone

Este ‘marketplace’ coloca 100.000 terminales reacondicionados al año y promueve la economía circular

Aliqindoi, el antídoto español contra la obsolescencia programada del smartphone

Unsplash

Estar aliquindoi es una expresión usada sobre todo en Málaga y Cádiz para referirse a un estado de suma atención. Viene al pelo para el clásico viajero cargado de equipaje en su difícil peregrinaje hacia la estación. Si este turista no está alinquidoi, es probable que le birlen la cartera, la cámara de fotos o el smartphone

La conjunción de este último dispositivo y aquella frase popular da lugar a Aliqindoi, empresa con sede en Málaga cofundada por Félix Martín (CEO) con dos propuestas: un marketplace de teléfonos, tabletas y (próximamente) ordenadores reacondicionados y una plataforma de software para que retailers de cualquier tamaño ofrezca ese mismo servicio a sus clientes. 

Martín vive a caballo entre Johanesburgo y su malagueña ciudad natal. Atesora una vasta trayectoria tanto profesional como geográfica que culmina en 2009 con su aterrizaje como director estratégico en el tercer operador móvil de Sudáfrica, Cell C.

 Desde 2015, el CEO de Aliqindoi, empresa que debutó en diciembre del año pasado y ya genera ingresos anuales recurrentes de 700.000 euros, ha optado por la vía del emprendimiento con otras cuatro aventuras: ReWare, FibreCo, TnM Partners y ArtInBrick.  

«Nuestra propuesta de valor consiste en intentar resolver un problema bastante grave en Europa, donde sólo el 5% de los terminales disfruta de una segunda vida, un porcentaje ínfimo si se compara por ejemplo con la industria del automóvil, donde el 80% de los coches se revende en segunda mano», expone. 

Y la paradoja, añade, es que la inmensa mayoría de esos teléfonos reacondicionados se trae de Estados Unidos y China, de modo que la narrativa de la economía circular y la sostenibilidad queda anulada.

Marcar la diferencia

En 2020 se vendieron 225,5 millones de móviles usados en todo el mundo, según Statista. Este mercado, sin embargo, presenta un par de déficits. El primero, apunta Martín, es el precio que ofrecen los operadores a través de sus programas de renovación. Suele ser bajo y el consumidor a menudo pasa de largo. 

La segunda pega es la desconfianza. «Ni el vendedor quiere verse en la calle con alguien que va a darle en mano el dinero, ni el comprador está dispuesto a comprar algo que no ha visto».

Para derribar este doble muro, Aliqindoi dispone de un ramillete de apps que testean el estado del hardware y el software del smartphone en remoto y estrenará en breve una IA que incluso evalúa su estado cosmético. 

Cifras y hábitos 

Aliqindoi ha vendido desde su debut unos 100.000 terminales a través del marketplace. Que esta práctica se consolide es parte del cambio necesario, pero existen otros requerimientos. La iniciativa europea Right to Repair intenta obligar a los fabricantes a que renuncien a la obsolescencia programada y garanticen 9-10 años de vida por teléfono, permitiendo incluso que sea el propio usuario quien repare y mejore la unidad. 

Atlantic Copper pretende estrenar en 2025 una fábrica de separación de metales preciosos en Huelva. La compañía invertirá 310 millones en lo que será la quinta factoría de estas características en Europa. Este abultado desembolso da una idea, según Félix Martín, del brutal impacto que los ciclos actuales de producción de teléfonos móviles tienen en el planeta.

«Aunque en Europa la tendencia al smartphone reacondicionado crece, la regulación no acompaña aún y hay revendedores que no actúan con la seriedad necesaria. Esto al final impacta negativamente en la opinión del consumidor», lamenta el CEO de Aliqindoi.

Este dispositivo ubicuo, salvador y destructivo a la vez, convertido casi en un dios pagano desde aquella presentación de Steve Jobs en 2007, aún aguarda otro movimiento de fichas del poder público. «Todas las tecnologías, desde el coche hasta el ordenador, implican una educación en cuanto al uso. Como sociedad tenemos el reto de abrazar sus ventajas legítimas sin ignorar por ello sus amenazas». 

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