El 'no' de los liberales franceses a la reforma eléctrica augura tensión en el Consejo de la UE
Esta semana los defensores del texto de la reforma eléctrica lograron una victoria decisiva, pero sin una clara unanimidad
El pasado jueves, el Parlamento Europeo esquivó el último escollo, conocido como challenge (desafío), para sacar adelante el texto de la reforma eléctrica. Fue una gran victoria para los defensores de la propuesta, liderados por el socialista español Nicolás González, ya que una derrota frente a los ‘desafiantes’ hubiese abierto un periodo de enmiendas mortal contra el consenso acordado durante meses.
Sin embargo, y pese a la alegría esta semana, la votación no contó con un apoyo unánime de la Cámara. Así, los liberales franceses -que son familia política del presidente francés Emmanuel Macron- votaron en contra. Un escenario que augura tensiones en las próxima y última fase para su definitiva aprobación: la negociación que llevará a cabo el Parlamento con el Consejo de la UE en las próximas semanas.
THE OBJECTIVE ha accedido al resultado íntegro del pasado jueves. Así, se puede apreciar como partidos antagonistas, como Podemos y Vox, votaron juntos para forzar enmiendas al texto: los primeros porque buscaban proteger al consumidor frente a las reglas del mercado, mientras que los segundos lo hicieron por su decidida apuesta por la energía nuclear. Sin embargo, de nuevo lo más llamativo han sido las divisiones dentro de los partidos, según cada país. Algunos eurodiputados populares, socialistas y también liberales se desmarcaron de la mayoría de su grupo en Europa para apoyar los intereses de sus países.
Los 23 eurodiputados franceses liberales votaron en contra. Destaca la médico Catherine Amalric-Michalet, el periodista Stéphane Bijoux, el exministro de Desarrollo de François Hollande, Pascal Canfin, el exparlamentario socialdemócrata italiano, Sandro Gozi, que fue más tarde fichado por Macron, y también un peso pesado en la Eurocámara, como Chistophe Grudler. Fue este último, como así recogen algunos medios asentados en Estrasburgo (Francia), el que subrayó «la falta de apoyo» con la que salía la propuesta del Parlamento Europeo para comenzar los trílogos (la negociación con el Consejo y que tendrá la Comisión como árbitro).
Dentro de los noes de la familia liberal hay que resaltar a la vicepresidenta del Parlamento Europeo, la checa Dita Charanzová. Los dos únicos socialistas que votaron en contra fue el polaco Leszek Miller y el eslovaco Róbert Hajšel. Por otro lado, los liberales españoles, donde se encuentra la formación Ciudadanos, votaron a favor de la propuesta de reforma eléctrica. Entre ellos cabe mencionar a los europarlamentarios José Ramón Bauzá y Jordi Cañas.
Los franceses enfatizaron la posición del Parlamento Europeo el pasado mes de julio que, según argumentaban, restringía las opciones de financiación para la construcción de nuevos reactores nucleares y la ampliación de la vida útil de los ya existentes, dos cuestiones esenciales para su país. En su propuesta, se permite el apoyo público a las centrales nucleares existentes a través de Contratos por Diferencia (CfD) sin condiciones específicas, mientras que el informe del Parlamento Europeo, que debe ser negociado ahora, se condiciona el uso de estos CfD. Una diferencia sustancial porque Alemania y el resto de país que rechazan la posición francesa aseguran que lo que buscan con ello son «ayudas de Estado» para beneficiar a su industria y que además puede romper el mercado interno.
En medio de este escenario convulso de votaciones, las patronales eléctricas europeas presionan y hacen público sus dudas acerca de la reforma del mercado. Así, fuentes cercanas a la negociación aseguran que esta reforma dará un ‘cheque en blanco’ a los Estados para que aplique medidas intervencionistas en épocas de crisis. Aunque los beneficios de las empresas están aumentando este año por el contexto energético son conscientes de que el escenario puede cambiar.
Altos cargos de Bruselas deslizan en sus círculos la posibilidad de llegar a un acuerdo aprobando una reforma eléctrica que permita la existencia de «lagunas legales» que se abran a la interpretación de la norma y que permitan intervenir los precios. De esta forma, los países del sur lograrían activar este mecanismo en épocas de crisis, como, por ejemplo con el actual tope al gas. Y otros territorios, como Francia, podrían despegar los CfD para sus centrales nucleares. Los países miembros quieren que antes de las próximas elecciones europeas, que tendrán lugar en verano, se lleve a cabo este histórico acuerdo entre los territorios para fijar unas nuevas reglas que ajusten los vaivenes del siempre complejo mercado eléctrico.