Preocupación en el Gobierno por el desplome de la inversión de EEUU y Reino Unido
El flujo de capital foráneo que llegó a España se hundió un 74% en el segundo trimestre hasta los 2.074 millones
Los malos datos de inversión extranjera conocidos esta semana han generado un pequeño terremoto en las oficinas del Ministerio de Asuntos Económicos. Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE indican que la lectura que se hace en el equipo de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, es desalentadora y apunta a un retroceso que se mantendrá durante todo lo que queda del año, en especial por el importante desplome de históricos socios comerciales.
Precisamente uno de los datos que más ha preocupado al Gobierno es el pobre desempeño de los flujos de capital con origen en Estados Unidos y Reino Unido. Los dos principales países desde donde la inversión extranjera sale hacia España y que durante el año 2022 representaron casi la mitad de los 34.000 millones de euros que llegaron a nuestro país.
Desde todos los parámetros estas dos economías han dado un paso atrás en sus inversiones en España durante el segundo trimestre. En el caso de Estados Unidos, solo llegó a 57,9 millones de euros entre abril y junio como «país inmediato», un desplome del 96,9%, mientras que en Reino Unido se quedó en 326,5 millones, un 67,9% de retroceso. Una caída solo equiparable al 92,5% de Luxemburgo, que se situó en 186,2 millones.
Inversión de Luxemburgo
Si se analiza como «país de origen», Estados Unidos se quedó con 334,7 millones, una caída del 92% si se compara con abril y junio del año pasado. En el caso de Reino Unido llegó a los 200,1 millones, un retroceso del 70%. Francia también se suma a este desplome con 166,7 millones y un 69% de retroceso.
La diferencia entre «país inmediato» y «país de origen» radica en el lugar que se contabiliza como origen de la inversión. En el primero de los casos, se considera el país desde donde salió el capital hacia España y en el segundo se refiere a el sitio donde está establecido en última instancia el inversor. En el caso español, en 2022 casi un tercio de las inversiones tuvieron como «país inmediato» Luxemburgo, aprovechando sus mayores ventajas fiscales; pero el destino final o «país de origen» de estas empresas fue Estados Unidos y Reino Unido.
Es por ello por lo que hay tanta preocupación en el Gobierno. La reducción de la inversión desde Luxemburgo se puede atribuir a la volatilidad de los inversores internacionales que pueden eventualmente buscar otra ruta para desembarcar en España. Sin embargo, si caen Estados Unidos y Reino Unido -los dos mayores centros financieros del mundo- es un barómetro de que las cosas pueden ir a peor en lo que queda del año y de que la desconfianza en España es generalizada en todo el mundo.
Situación política
Entre abril y junio el flujo de capital foráneo que llegó a nuestro país fue de apenas 2.074 millones, la cifra más baja para un trimestre en más de una década y 6.074 millones menos que en igual periodo del año anterior. Una caída del 74% que coincidió con los tres meses anteriores a las elecciones generales del 23 de julio y que los expertos califican como el detonante de la incertidumbre generada entre los inversores que causó este desplome.
Si se analizan las cifras de Estados Unidos, en términos de «país inmediato» su aportación a la inversión en España se redujo 1.769 millones de euros y en cuanto a «país de origen» cayó en 3.945 millones, el 65% de todo lo que dejó de entrar en el segundo trimestre de este año. De esta manera, si estos malos datos se cruzan con las dudas de los inversores por la inestabilidad política tenemos un peligroso cóctel. Los dos mayores centros de negocios y sede de las mayores empresas del mundo desconfían de nuestro país en un entorno en el que la situación política sigue sin aclararse.
Malas perspectivas
Este diario ya informó de que los asesores y fondos de inversión prevén una caída «histórica» de la inversión extranjera durante este año, precisamente porque se mantendrá esta incertidumbre política que causó la caída del segundo trimestre. El problema es que tras las elecciones generales del 23-J, los peores temores de los inversores se cumplieron y -salvo cambio de guion de última hora- saldrá adelante un Gobierno de Pedro Sánchez apoyado por Sumar y por independentistas.
En el caso de que Sánchez sea designado, estos fondos creen que tendremos un gobierno duro con las grandes compañías y con la inversión e influenciado por partidos como ERC o Bildu que ya han señalado en reiteradas ocasiones que quieren más impuestos y más control sobre las empresas. Si, por el contrario, no hay acuerdo para su investidura nos iríamos a unas nuevas elecciones como pronto para el primer trimestre de 2024, lo que perpetuaría la incertidumbre política que ya lleva un año instalada en España.