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La otra cara del dinero

Rupert Murdoch: cuando la realidad imita (o no) a 'Succession'

El legado del magnate de los medios conservadores despierta un morbo extraordinario en los países anglosajones

Rupert Murdoch: cuando la realidad imita (o no) a ‘Succession’

Rupert Murdoch, director ejecutivo y principal accionista de Fox News. | Europa Press

Rupert Murdoch lo deja. Se veía venir. Tiene 92 años. La noticia ya está más que dada, pero lo más jugoso quizá sea precisamente la forma en que la han dado los diferentes medios anglosajones, sobre todo los estadounidenses. Porque Murdoch es todo un símbolo de eso, de dar noticas. Su compañía News incluye centenares de medios en todo el mundo, y en Reino Unido algunos son tan potentes como los diarios The Sun y The Times, pero la cúspide de su leyenda la alcanzó a través de la Fox, cadena por antonomasia de los conservadores estadounidenses. 

La provecta edad del magnate y su renuencia a dejar el timón había despertado todo tipo de rumores sobre la sucesión. Murdoch tiene seis hijos. En principio, se daba por sentado que el mayor de los varones, Lachlan (52 años), sería nombrado heredero. Pero por allí rondaban también la hija mayor, Prudence (65), y el avispado James (50). 

Imposible no pensar en la serie de televisión en la que está pensando: Succession. El último gran pelotazo de la HBO se inspiraba con no demasiado disimulo en la familia Murdoch. De hecho, en mayo, con la serie al borde de la (tremenda) culminación, Inkoo Kang tituló un artículo en The New Yorker: «Viendo Succession en medio de los escándalos de Fox News».

Decía Kang que «el drama de la vida real de Murdoch ha potenciado la última temporada del programa de HBO, haciendo que su sátira se sienta aún más deliciosamente cargada». El adverbio no deja la menor duda sobre el goce de los lectores del buque insignia de la izquierda exquisita ante el muestrario de miserias y crueldades en las que se engolfa el (por otro lado, técnicamente magnífico) producto de (más o menos) ficción.

«El monstruo sigue acechando»

Llegado el Gran Evento de los Murdoch la semana pasada, The New Yorker se puso (un poco) más serio para el análisis de la situación. John Cassidy tituló el viernes: «Rupert Murdoch da un paso atrás, no lejos». O sea, el monstruo sigue acechando. Efectivamente, no debemos perder la perspectiva: «Aunque el magnate de los medios anunció que su hijo Lachlan se convertirá en presidente de News y Fox, también tuvo cuidado de sofocar las especulaciones de que se retiraría».

O sea, que «lo deja» relativamente. Cierto, pero estamos hablando de los dos buques insignia. Y en un momento muy, pero que muy caliente.

¿Por qué el bueno de Cassidy no las tiene todas consigo? Para explicarlo no se resiste a la comparación con Succession. «Mientras que [en la ficción] Logan Roy se negó a ceder el poder a cualquiera de sus hijos mientras estaba vivo, Murdoch también puede estar tratando de asegurar que sus empresas caigan permanentemente en manos de su hijo mayor, Lachlan, quien es su sucesor elegido».

¿Entonces? «El aparente traspaso del poder no soluciona del todo las cosas. Cuando Murdoch muera, el control final de sus dos empresas pasará a un fideicomiso familiar en el que sus cuatro hijos mayores (Prudence, Lachlan, James y Elizabeth) tendrán cada uno el mismo voto. James, que ocupó altos cargos en las empresas familiares antes de dimitir en 2020, citando ‘desacuerdos sobre cierto contenido editorial publicado por los medios de comunicación de la empresa y otras decisiones estratégicas’, ha sido visto durante mucho tiempo como un futuro líder alternativo (y menos conservador) del imperio Murdoch. Si pudiera persuadir a sus hermanas para que lo apoyaran, en teoría podría expulsar a Lachlan y llevarlo en una dirección diferente, o incluso vender».

Pero, ojo: «Todo eso es sólo especulación. Lo que está fuera de toda duda es que 2023 ha sido extremadamente difícil para Murdoch y sus empresas», dice Cassidy, que recuerda el momento crítico a principios de año, cuando los accionistas externos de Fox y News., que hasta 2013 formaban parte de una sola empresa, obligaron a Murdoch a abandonar el intento de reunirlas. 

Y, sobre todo, se relame reviviendo el momento, en abril, en el que «Fox News acordó pagar a Dominion Voting Systems 787,5 millones de dólares para evitar un juicio por las afirmaciones de Dominion de que la red de noticias por cable transmitió a sabiendas falsedades sobre el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 […] El enorme acuerdo planteó dudas sobre la gestión de Fox News después de las elecciones de 2020 y su manejo de la demanda de Dominion». 

«Rupert Murdoch quería dar un golpe de efecto lampedusiano: cambiar para que todo siga como está»

Conclusión: Rupert Murdoch quería dar un golpe de efecto lampedusiano: cambiar para que todo siga como está. Cassidy subraya que, en el discurso de su renuncia, «atacó a las organizaciones de noticias rivales por ‘vender narrativas políticas en lugar de buscar la verdad’». Y no se resiste a apostillar: «Por supuesto, vender narrativas políticas es lo que Fox News ha estado haciendo durante décadas. Al menos en este ámbito nada cambiará tras el anuncio del jueves».

Más de lo mismo vemos en The Guardian, orgulloso adalid del progresismo británico. Incluso el esquema cronológico es parecido. En marzo, Ed Pilkington desenfundaba este titular: «‘Lachlan está en el fango’: el caso de Fox News significa problemas para el heredero de Murdoch». La apocalíptica frase es una cita de David Folkenflik, corresponsal de medios de la Radio Pública Nacional y autor de Murdoch’s World: The Last of the Old Media Empires. A partir de ahí, Pilkington dispara: «El hijo mayor de Rupert Murdoch, que supervisó la línea servilmente pro-Trump de la cadena, ocupa un lugar destacado en la evidencia revelada en la demanda por difamación de Dominion Voting Systems». 

O sea, no vamos a perdonaros el trumpismo. Ni al padre ni al hijo ni al espíritu santo. 

Efectivamente, llegado el evento de la semana pasada, Ed Pilkington, en esta ocasión acompañado por Dominic Rushe, explican «Cómo se convirtió Lachlan Murdoch en el nuevo director de Fox y News Corp». Pero, sobre todo, cargan armas para un futuro inminente: «El paso de la corona de Rupert Murdoch a Lachlan se produce cuando Fox News enfrenta un difícil acto de equilibrio en el período previo a las elecciones de 2024».

El otro lado de la trinchera

Queda bastante claro la posición por la izquierda. Demos un salto al otro lado. Empecemos por lo más convencional: la noticia vista desde el cuartel general: Fox News.  David Rutz cita las palabras oportunas del (todavía no tan) ex jefe, en el orden y con el sentido preciso. Primero los datos básicos de lo que ha pasado; luego la emoción, con mención incluso a «los camioneros que distribuyen nuestros papeles, los limpiadores que trabajan duro cuando salimos de la oficina, los asistentes que nos apoyan o los operadores cualificados detrás de las cámaras o el código informático» y bla bla bla.

Hasta que, ya bien avanzado el reportaje, llega la artillería pesada: «Murdoch continuó diciendo que la batalla por la libertad de expresión y la libertad de pensamiento nunca había sido más intensa, y dijo que su familia seguía firmemente comprometida con esa causa. Criticó tanto a las élites desdeñosas como a los medios de comunicación ‘confabulados’ con ellas por impulsar narrativas en lugar de buscar la verdad».

La vertiente económica de los medios también tiene algo que decir. Básicamente, gracias. El Consejo Editorial del Wall Street Journal publicó un artículo titulado «Saludo a Rupert Murdoch» y con un cristalino subtítulo: «El periodista invirtió en el Journal y lo salvó del declive». No esconden que no van a ser neutrales, pero tampoco se limitan a glosar su habilidad como empresario. El penúltimo párrafo sostiene que Murdoch «ha ampliado la órbita de la libertad y la prosperidad». Palabras mayores. Y el último, recuerda que «incluso cuando entrega el mando de sus empresas a su hijo, Lachlan, dijo el jueves que seguirá ‘involucrado todos los días en el concurso de ideas’. Ojalá». 

En otro periódico de la casa, el New York Post, Shannon Thaler saluda al nuevo hombre fuerte: «Lachlan Murdoch se convertirá en presidente exclusivo de Fox y News Corp después de décadas de roles clave y acuerdos lucrativos». Su visión difiere notablemente de la del New Yorker. Recuerda que Lachlan lleva «nueve años como copresidente de News, incluido un período notable como editor del New York Post, y cuatro años como director ejecutivo de Fox». Y resalta éxitos como el de la venta de los derechos de la NFL.

Pero, sobre todo, insiste en que lleva 27 años (desde sus 25) en la gestión de las empresas de News, tiempo en el que, atención, «demostró que había heredado la afinidad de su padre por orquestar mega acuerdos». 

O sea, continuidad.

Y contra lo que buscan morbo a lo Successión: «El hermano menor de Lachlan, James, renunció a la junta directiva de News en 2020 después de fundar la empresa de inversión privada Lupa Systems, mientras que su hermana mayor, Elisabeth, se desempeña como presidenta ejecutiva de Sister, una productora de cine y televisión con sede en Londres».

«O sea, están fuera. Lachlan es el nuevo Rupert. Y punto»

Por esa línea van también en Forbes, los expertos en ricos: algo saben ya, a estas alturas, de los tejemanejes de los grandes emporios familiares. Asegura Tony Fitzgerald que Rupert Murdoch ha «solidificado los planes de sucesión para su imperio mediático con el nombramiento de Lachlan». Una medida, por cierto, «que nadie habría esperado hace 18 años, cuando el joven Murdoch se fue a Australia en medio de una disputa familiar».

Según ella, el jueves, «completó su largo viaje desde el exilio hasta convertirse en el máximo directivo del emporio, después de la incertidumbre sobre cuándo (o realmente si) Rupert Murdoch –una de las figuras más influyentes de los medios–dimitiría algún día».

El punto más interesante en esta toma de posiciones antes de la batalla electoral del año que viene es que «se ha especulado que sus puntos de vista conservadores compartidos con su padre fueron parte de lo que lo atrajo de regreso. Según los libros escritos sobre la familia, se dice que Elisabeth y James tienen puntos de vista más centrados».

Aunque matiza Fitzgerald que, «al igual que su padre, Lachlan no es fanático del expresidente Donald Trump. El nuevo libro de Michael Wolff sobre Fox News, que se publicará la próxima semana, afirma que Lachlan lloró cuando Trump ganó en 2016; Rupert ha criticado al ex presidente».

¿Y si la maquinaria de los Murdoch prepara un candidato más decente que Trump para los republicanos? El otro lado de la trinchera se quedaría sin su enemigo favorito. Sería un golpe curioso. Veremos. 

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