El Ibex se cala el turbante: Telefónica veo, Naturgy quiero
El fondo soberano de Qatar pone sus miras en Naturgy siguiendo los pasos de la STC saudí en Telefónica
Un consejo de administración ceremonial y desdentado, como dicen los americanos y es habitual en la casi totalidad de las empresas del Ibex 35, ha permitido a José María Álvarez-Pallete salir indemne por el momento de la inexplicada incursión del Estado de Arabia Saudí en el capital de Telefónica. La adquisición del 4,9%, ampliable hasta el 9,9%, anunciada por la Saudi Telecom Company (STC) en la compañía española ha entrado en una especie de limbo político y administrativo aprovechando la inestabilidad parlamentaria que se vive en España y el código de silencio impuesto en los aledaños de todo el Distrito C. Ni el Gobierno, ni los organismos reguladores ni la propia operadora han mostrado el más mínimo interés en aclarar el origen y las motivaciones que se esconden detrás de una inversión que puede provocar un extraordinario efecto dominó dentro del patio de vecinos donde se ventilan los grandes movimientos bursátiles en España.
Desde la tormentosa salida de Juan Villalonga a principios de siglo, el máximo órgano de gobierno de Telefónica ha sido una balsa de aceite que César Alierta dejó bien aliñada cuando cedió su puesto a Álvarez-Pallete. El actual presidente ha estado siempre bajo el protectorado de Isidro Fainé y solo ha tenido que ponerse la cara colorada en muy contadas ocasiones. El único incidente de relevancia tuvo lugar hace unos meses cuando uno de los consejeros históricos de la casa afeó a la cúpula ejecutiva los bonos extraordinarios que habían cobrado por incorporar como un mérito de gestión la venta de activos; en concreto, las torres de Telxius adquiridas por American Tower y el traspaso de la filial británica O2 en un acuerdo de fusión con Virgin Media. Una y nada más santo Tomás porque Pallete rectificó inmediatamente la política retributiva de la compañía para evitar que en el futuro se puedan otorgar tan preciados sobresueldos por enajenar el patrimonio de la entidad.
El episodio fue silenciado de manera oportuna con la misma sordina que ha presidido la última reunión del máximo órgano de gobierno de Telefónica, en la que los socios históricos; esto es el BBVA y CaixaBank, transmitieron sus quejas por la sorprendente aparición en escena de un agente extranjero y que aspira a convertirse en primer accionista de la multinacional española. Las dos entidades bancarias no han querido exacerbar su malestar en público pero en privado una y otra tampoco quieren chuparse el dedo y reconocen que una operación de esta naturaleza es inviable si la propia compañía no hubiera abierto a hurtadillas su puerta trasera con la pancarta de «Welcome home». Todo ello explica que a fin de aplacar los ánimos las propias instancias oficiales hayan recomendado a la STC saudí un cierto compás de espera en su programa de compras, retrasando unas semanas la solicitud formal de inversión al actual Gobierno en funciones.
«Centenariazo» en el Bernabéu
A tenor de las contraindicaciones que implicaría en los mercados financieros un frenazo en seco de los planes anunciados por el grupo árabe la intención de Moncloa consiste en dar el beneplácito a la adquisición inicial de un 4,9% de Telefónica, de manera que no exista un desequilibrio en la estructura de capital de la compañía y que todos los socios de referencia se encuentren en igualdad de condiciones a la hora de afrontar decisiones que puedan tener un carácter estratégico. Diferente sería si los emisarios del príncipe Bin Salman adquieren como pretenden la posición de primeros accionistas con casi un 10% del capital en una compañía que es centro neurálgico en el entramado de ciberseguridad de nuestro país y que, no se olvide, figura entre los destinatarios más y mejor agraciados de los fondos Next Generation procedentes de la Unión Europea.
«BBVA y Caixa entienden que la entrada del grupo árabe sería imposible si alguien no hubiera abierto desde dentro la puerta de Telefónica»
El proceso de autorización administrativa se dilatará todavía durante unos meses, quizá con el tiempo suficiente para que los festejos que Telefónica quiere celebrar por todo lo alto esta próxima primavera en el Santiago Bernabéu por sus 100 años de historia no se conviertan en lo que algunos empiezan a considerar un «centenariazo» cargado de confusión sobre el futuro de la antigua heredera del monopolio telefónico en nuestro país. El núcleo duro de dirección que encabeza Álvarez-Pallete ha conseguido un pequeño respiro bajo el resguardo de un plan estratégico que será presentado a primeros de noviembre y que previsiblemente será adobado con una serie de cambios en los primeros niveles ejecutivos. Tampoco se descarta la opción de un enésimo programa de bajas voluntarias (PSI), bien incentivadas claro está, para que los sindicatos no monten la mundial en los momentos críticos que se barruntan.
La paz institucional y social que busca Telefónica es determinante en el plan de acogida de STC y el consiguiente respaldo a la gestión de un proyecto trastabillado en bolsa. La compañía no deja de ser una entidad claramente politizada y Pallete se ha convertido en un soldado de Pedro Sánchez obligado a colaborar con los requerimientos provenientes de Moncloa, pero la salvación de su valido puede resultarle muy cara al Gobierno, que se verá abocado a levantar las barreras proteccionistas con que Europa y Estados Unidos tratan de contener la ofensiva extracomunitaria en todo Occidente. Abrir la ventana de una compañía estratégica para la Defensa nacional a un Estado como Arabia Saudí constituye un punto de inflexión que naturalmente será aprovechado más pronto que tarde por el resto de foráneos pretendientes que merodean desde hace tiempo a las puertas del Ibex.
Nueva carta astral después del fallido proyecto Géminis
Cuando uno se hace de miel se le comen las moscas y si hay alguien escamado por el efecto llamada de Telefónica ese es el caso de Naturgy, situada en el ojo del huracán a poco que aparezca algún pudiente con petrodólares de sobra para pagar las plusvalías latentes de los grandes fondos anglosajones que están atrapados en el capital de la empresa. Tanto los británicos de CVC como los estadounidenses de GIP constituyen un lastre para el management que encabeza Francisco Reynés por cuanto que solo buscan extraer el beneficio mondo y lirondo que compense su inversión. Teniendo en cuenta los obstáculos regulatorios que Teresa Ribera ha impuesto contra la separación de negocios que fue diseñada para salir del laberinto, nada podría impedir ahora la llegada de un rey mago procedente de Oriente, de dónde va a ser si no, que eche el resto en la compra de unas participaciones que fueron adquiridas a 19 euros y hoy valen un 35% más.
Los bancos de negocios llevan meses a la caza de un negocio que ahora consideran y con razón mucho más maduro. La rivalidad entre los grandes fondos soberanos del Golfo Pérsico mimetiza en Qatar cualquiera de los movimientos que puedan efectuar sus hermanos de Arabia Saudí y no faltan influyentes intermediarios que tratan de aprovechar las excelentes relaciones que fueron institucionalizadas tras la visita de Estado a España realizada por el jeque Al Thani en mayo pasado. El emir de Qatar fue distinguido entonces con la Orden de Isabel la Católica al tiempo que anunciaba inversiones por importe de hasta 5.000 millones de dólares adicionales a los que su país ya ha destinado a Iberdrola IAG, Colonial y El Corte Inglés. Demasiadas circunstancias alineadas para la nueva carta astral que Naturgy tendrá que descubrir tras su fallido proyecto Géminis. Y eso que todavía no ha aparecido en escena Borja Prado, perejil en las grandes salsas financieras y qatarí que te vi por su envidiable agenda de contactos con la familia real del emirato.