La 'nueva' Unicaja se abre a unificar en 20,5 pagas el salario de todos los trabajadores
La entidad se muestra dispuesta a aceptar una demanda histórica de la plantilla para cerrar conflictos laborales
La ‘nueva’ Unicaja, liderada por el recién nombrado consejero delegado Isidro Rubiales, tiene claro que quiere enterrar el conflicto que mantiene desde hace años la plantilla con la dirección, una vez que se ha cerrado la crisis interna por el poder. La entidad ya se ha puesto manos a la obra y está dispuesta a aceptar una de las reivindicaciones históricas de los empleados y sus representantes, los sindicatos, que no es otra que la homologación de los salarios a todos los trabajadores.
En una reunión celebrada hace unos días, Unicaja se ha abierto a acordar esta medida y ha realizado un planteamiento sobre este asunto, con el fin de zanjarlo y rebajar las tensiones vividas durante la etapa anterior, la capitaneada por Manuel Menéndez -procedente de Liberbank-.
De acuerdo con las fuentes sindicales consultadas por THE OBJECTIVE, el banco ha propuesto la unificación salarial en 20,5 pagas anuales para toda la plantilla. Hay que tener en cuenta que el grupo está conformado por diferentes entidades, fruto de los procesos de fusión, y que la política retributiva no es la misma en todos los casos.
Así, según el calendario presentado por Unicaja, los ingresos para los empleados por su trabajo sería el siguiente: 12 mensualidades; media paga en enero, mayo, julio, septiembre y noviembre; y una entera en los meses de febrero, abril, junio, agosto, octubre y diciembre.
La plantilla más beneficiada de Unicaja será la procedente de Cajastur
Los empleados de la antigua Cajastur -origen de Liberbank- son los que más se beneficiarán si la iniciativa se aprueba y se alcanza un acuerdo laboral, ya que estos estaban siendo los más penalizados por las distintas estructuras retributivas. La plantilla de la extinta Caja de Asturias recibe por ahora 17,5 pagas garantizadas al año. El convenio colectivo del sector establece que sean 18,5, por lo que en su caso no se cumple el marco general de la industria. El resto del personal -heredado de Unicaja, Caja Extremadura, Caja Cantabria, CCM-, sí tienen un sistema en línea con las líneas generales.
La propuesta de Unicaja no incluye, por contra, la unificación de los planes de pensiones ni un incremento en las aportaciones, pero sí establece que ningún empleado verá mermada su remuneración fija una vez se ponga en marcha la igualdad de condiciones. Sin embargo, no incorpora una subida salarial, hecho que está impidiendo un pacto.
Una de las demandas de los sindicatos, entre ellos CCOO, para sellar un acuerdo es que el banco entregue una paga extraordinaria. En otras entidades, como Ibercaja, han reclamado un abono especial de 2.000 euros para compensar la subida de la inflación y los tipos de interés.
CCOO añade además que esta mejora serviría para recuperar lo perdido en algunos casos concretos, como en la extinta EspañaDuero, y para reducir la brecha de sueldos respecto al resto del sector. Unicaja abona de media 43.000 euros a cada trabajador, mientras que BBVA, por ejemplo, cerca de 73.000 euros.
Otro guiño de la nueva dirección de la entidad a los empleados para rebajar las tensiones en las relaciones laborales en sus planteamientos ha sido el incremento de los tipos de interés ofrecidos por la cuenta nómina. Unicaja está dispuesta a pagar una tasa del 4,10% hasta los primeros 5.000 euros y 0,1% a partir de saldo.
Estos intereses son los mismos que aplica el banco para los nuevos clientes en las sucursales en la actualidad, por lo que el grupo andaluz no considera a la plantilla como preferente por su calidad de personal. En el canal digital, Unicaja comercializa una cuenta de hasta el 2% en caso de la domiciliación de la nómina a los usuarios el primer año.
Los sindicatos, a pesar de que siguen apretando las tuercas, se sienten confiados por la nueva dirección y la llegada con plenos poderes de Rubiales. En los últimos dos años, desde que formalizó la fusión con Liberbank, se han mostrado muy críticos y molestos con el anterior consejero delegado, ya que, a su juicio, no velaba nunca por los intereses de la plantilla y los trabajadores estaban muy presionados desde el punto de vista comercial. Unas quejas que ya eran habituales desde la época en las que Menéndez comandaba el extinto grupo asturiano.