El manifiesto tecno-optimista de uno de los fondos de inversión más poderosos del mundo
Andreessen Horowitz proclama que la tecnología es la única fuente de crecimiento que sigue vigente para la humanidad
Logo del fondo de inversión Andreessen Horowitz. | Europa Press
Andreessen Horowitz es uno de los fondos de venture capital más importantes de EEUU y, por lo tanto, del mundo. Su último vehículo, lanzado en mayo de 2022, gestiona 4.240 millones de euros. Sus equivalentes españoles no sobrepasan los 250-300 millones.
Entre las apuestas del gigante con sede en Menlo Park (California) destacan empresas tan potentes como OpenAI, SpaceX, Airbnb, Stripe o Slack. Su portfolio suma 818 startups de Estados Unidos, 18 de Canadá, 14 de Reino Unido, seis de Australia, cinco de Colombia, Suiza y Brasil; cuatro de Israel, Francia y Alemania… y ninguna de España.
Como casi todos los fondos de primera magnitud, Andreessen Horowitz actúa no sólo como multiplicador de recursos (sin jamás perder de vista el ánimo de lucro que constituye su ADN), sino también como medio de comunicación.
Una de sus últimas publicaciones abarca en unos pocos párrafos el gran debate de los últimos años y se posiciona en la dirección obvia, tal y como anticipa el título del artículo: El Manifiesto Tecno-optimista, inspirado en una concisa frase de Thomas Edison: «Siempre hay una forma de hacerlo mejor. Encuéntrenla».
En el texto, el fondo reflexiona sobre el impulso modernizador de la humanidad, cuyas civilizaciones más duraderas se han construido sobre la base del descubrimiento, la exploración y, más tardíamente, la industrialización.
Desmontar la distopía
Para empezar, el artículo recopila lo que considera una sarta de mentiras inspiradas en los luditas. «Nos dicen que la tecnología nos quita el trabajo, reduce nuestros salarios, aumenta la desigualdad, amenaza nuestra salud, arruina el medio ambiente, degrada nuestra sociedad, corrompe a nuestros hijos, amenaza nuestro futuro y está siempre a punto de arruinarlo todo».
A continuación, contrapone sus verdades. «Nuestra civilización se ha construido sobre la tecnología y gracias a ella podemos avanzar hacia un modo de vida superior. Tenemos las herramientas, los sistemas y las ideas para conseguirlo».
La cuadratura del círculo
Las mentes pensantes de Andreessen Horowitz identifican tres fuentes de crecimiento: el que se produce a través de la demografía (como demuestran o demostraban los casos chino e indio), el que parte de la explotación de recursos naturales y el que se nutre de los avances tecnológicos.
«Las sociedades desarrolladas pierden población en todo el mundo y en todas las culturas; es posible que la población humana total ya esté disminuyendo. Y la utilización de los recursos naturales tiene límites muy marcados, tanto reales como políticos. Así pues, la única fuente perpetua de crecimiento es la tecnología», concluye el manifiesto.
Aquí irrumpe uno de los pasajes más optimistas: «Los economistas miden el progreso tecnológico como crecimiento de la productividad: Qué cantidad extra podemos producir cada año con menos materias primas. El crecimiento de la productividad, impulsado por la tecnología, es el principal motor del crecimiento económico, el aumento de los salarios y la creación de nuevas industrias y nuevos puestos de trabajo, ya que las personas y el capital se liberan continuamente para hacer cosas más importantes y valiosas que en el pasado».
Fórmula mágica
Inteligencia colectiva y energía son, a juicio del fondo, la mejor receta hacia la abundancia. El enemigo, alerta, no son los malos individuos sino las malas ideas. A ellas opone el concepto de los supermanes tecnológicos, adiestrados en un sistema educativo eminentemente volcado con las ciencias y la programación y embebido del espíritu de equipo y de la filosofía de escalabilidad y globalización propia de las startups.
