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Una refinería búlgara pasa de las sanciones a Rusia y su pago permite costear a los Wagner

Centros de investigación apuntan a que se compra el crudo para luego refinarlo y venderlo en el mercado internacional

Una refinería búlgara pasa de las sanciones a Rusia y su pago permite costear a los Wagner

Vladimir Putin con el ministro de Defensa y el Jefe del Estado Mayor. | Reuters

Una refinería búlgara esquiva las sanciones europeas sobre la compra de petróleo ruso y permite al Kremlin embolsarse un valor estimado de 1.100 millones de euros en impuestos. Esta ha sido la conclusión a la que han llegado tres centros de investigación distintos: la británica Global Witness, la finlandesa Centre for Research on Energy and Clean Air y, por último, el think tank búlgaro Center for the Study of Democracy.

Los análisis del estudio muestran que que la refinería -que está situada cerca del puerto de Burgas, en el Mar Negro, y es la mayor refinería de Bulgaria- demandó más de 4,95 millones de toneladas de crudo ruso en los diez primeros meses de 2023 (de enero a octubre), es decir, se han canalizado, hasta el momento, «unos 1.130 millones de euros hacia Rusia en ingresos fiscales directos».

Una cantidad, esta última, que posibilita mantener al grupo mercenario Wagner durante un año, tal y como reconoció el propio Putin. Según los medios estatales rusos TASS y Ria Novosti, Putin aseguró el pasado verano durante una reunión con funcionarios del Ministerio de Defensa que «el mantenimiento de todo el Grupo Wagner fue sufragado íntegramente por el Estado». Además, añadió que «desde el presupuesto estatal, se financió totalmente este grupo. De mayo de 2022 a mayo de 2023, el estado ruso pagó más de 86 mil millones de rublos (aproximadamente 940 millones de dólares) a Wagner».

Negocio para la refinería búlgara

Por otro lado, la investigación de los tres centros demuestra que, «en lugar de limitarse a satisfacer la demanda interna búlgara, la refinería, propiedad mayoritaria del gigante ruso Lukoil, parece estar explotando la exención». Así, el análisis de Global Witness señala que «antes de la invasión de Ucrania, el consumo de petróleo ruso por parte de refinería rondaba el 70% de sus importaciones totales. Pero esta cifra ha aumentado hasta el 93% en los diez primeros meses de este año.

Además, la refinería, según se indica en el estudio, «exportaba grandes cantidades de los productos que ella misma refinaba; y se estima que «solo las exportaciones marítimas de productos petrolíferos refinados están valoradas en 984 millones de euros en los diez primeros meses de 2023″. De esta forma, concluyen que «mientras los países de la Unión europea sufren las consecuencias del embargo, la refinería búlgara compra a Lukoil crudo ruso con grandes descuentos y vende productos refinados en el mercado mundial».

Victoria doble para Rusia

Los centros de investigación concluyen que el Kremlin se beneficia de forma doble gracias a esta transacción. Por un lado, por la recaudación de los impuestos recaudados en la producción y exportación del crudo comprado por la refinería y, por otro, por los impuestos pagados por la compañía Lukoil, que es la segunda empresa más grande de Rusia y propietaria última del 99% de la refinería búlgara. En concreto es la filial de Lukoil, Litasco S.A, la principal accionista de la refinería. Según aseguró, cumplía todas las leyes y reglamentos aplicables, incluidas las normas del G-7 sobre precios máximos.

La exportación de productos refinados derivados del crudo ruso está prohibida de forma general. Sin embargo, la ley de la Unión Europea prevé una excepción para las exportaciones a países no pertenecientes a la UE cuando «los productos no puedan almacenarse en Bulgaria debido a riesgos medioambientales y de seguridad», es decir, cuando la refinería produzca más de lo que pueda almacenarse o consumirse en el país.

Sin embargo, la medida aclara que «dicha venta, suministro, transferencia o exportación no tiene por objeto eludir las prohibiciones». Una excepción que ha permitido a la refinería búlgara seguir produciendo y exportando a países extracomunitarios los productos excedentarios que refina.

Por último, subrayan que el pasado 8 de agosto, un petrolero operado por la empresa griega Thenamaris Ship Management, el Seaexpress, atracó en el puerto de Burgas y cargó 40.000 toneladas de fuelóleo procedente de la refinería. Los datos de seguimiento muestran que el buque inició entonces un viaje de quince días por el Mediterráneo antes de descargar su cargamento en el puerto holandés de Rotterdam. Sin embargo, antes de que el Seaexpress cargara ese petróleo, Burgas no había recibido crudo que no fuera ruso durante 21 días.

De hecho, apuntan a que durante ese periodo la refinería búlgara recibió cuatro cargamentos de crudo ruso por un total de más de 340.000 toneladas. «Lo que significa que el combustible del Seaexpress procedía probablemente en parte de crudo ruso», sentencian. Global Witness se puso en contacto con el petrolero Thenamaris Ship Management pero rechazó hacer comentarios.

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