El coste de producción del aceite de oliva crece más de un 100% desde 2020
«Los altos precios del aceite de oliva en el mercado no compensan la subida de costes», afirman desde la AEMO
El precio del aceite de oliva ha crecido un 73,5% en un año, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Una subida que se ha debido a diversos factores, pero que principalmente se ha visto impulsada por la escasez del producto debido a las condiciones climáticas y que no solo ha afectado a los consumidores, sino que también ha supuesto un problema para los productores.
Los costes de producción del aceite de oliva varían según el sistema de cultivo, pero en todos los casos se ha elevado notablemente y, de media, supera un aumento del 100% desde el año 2020, según los datos publicados recientemente por la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO).
La asociación afirma que «a pesar de la severa subida del precio del aceite oliva en origen, los olivareros no se ven beneficiados en sus cuentas de explotación», ya que «los altos precios del aceite de oliva en el mercado no compensan la subida de costes y la elevación de los mismos derivada de la baja cosecha».
El estudio de la AEMO analiza dos factores como causantes de esta situación: por un lado la subida de los precios de la energía, la mano de obra y los inputs agrarios y, por otro, la reducción de la cosecha sufrida en las dos últimas campañas.
En cuanto a la subida de los costes de producción, la asociación señala que los costes salariales han crecido un 9%; los inputs agrarios como fertilizantes y fitosanitarios, un 70% y la energía, cerca del 40%. «Todo ello sumado y aplicado a las distintas tareas de cultivo supone que el precio unitario se eleve hasta un 32%», dice el texto de la AEMO.
La reducción de la cosecha impide estabilizar el precio
El coste medio ponderado de producir un kilogramo de aceite de oliva era en 2020 de 2,42 euros y, si la producción fuera la normal en España, es decir, de una media de un millón y medio de toneladas, el precio sería de 3,2 euros. Sin embargo, dado que la última campaña ha sido muy mala en lo que a cantidades se refiere, con aproximadamente la mitad de toneladas de las habituales, y se espera que la siguiente sea similar, el precio ponderado por kilo se eleva a 6,22 euros.
«El agricultor tiene que seguir abonando, tiene los mismos costes que cualquier año pero la mitad de producción y, por tanto, producir un kilo vale casi el doble», explica en una conversación con THE OBJECTIVE José María Penco, director de AEMO.
De este factor, señala, «no podemos echarle la culpa a nadie» más que al clima. «Se buscan culpables siempre, pero cuando no hay sardina sube el precio de la sardina, cuando no hay setas sube el precio de las setas pues cuando no hay aceite, sube el precio del aceite, no es cuestión de nadie en particular», defiende.
Una situación que no se prevé que cambie con la próxima campaña, señala Penco, pues las previsiones apuntan a que va a ser muy similar a la última. «No va a bajar mucho porque vamos a encadenar el segundo año con baja producción», augura. «Otra cosa será cuando se vaya pasando este año y si vemos que el año siguiente va a dar buena cosecha», lo que podría provocar un comienzo de la bajada de los precios, añade.
Una escasez que, además, no se puede paliar con importaciones, puesto que el resto de países productores de aceite de oliva también han sufrido las consecuencias de la sequía, sumado a que España es el principal productor, por lo que los demás cuentan con menos existencias aún.
Los agricultores piden ayudas para el olivar
Desde la AEMO evitan pronunciarse sobre si el sector necesita ayuda financiera por parte de los gobiernos regionales o el Gobierno central, pero son muchas las voces dentro del sector que insisten en que el olivar debe recibir ayudas para paliar los efectos de la sequía.
Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Andalucía ha insistido recientemente en que tanto la Junta de Andalucía como el Gobierno central deben ofrecer «ayudas directas que palien, en parte, las cuantiosas pérdidas que, más que una realidad, significan una tremenda crisis en miles de pueblos».
«El diagnóstico está claro, vemos la caída de la producción y unos rendimientos grasos bajos debido a la crisis climática. Ya no hay excusas para que el olivar, especialmente el más vulnerable, de pequeñas y medianas explotaciones, tenga ayudas directas. Además, es de los pocos sectores que en esta situación de subida de costes y falta de lluvias no ha tenido ayudas directas», dijo hace unos días el secretario general del UPA Andalucía, Cristóbal Cano.
Desde Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos también llevan meses pidiendo estas ayudas, pues consideran «incomprensible» que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación dejara fuera al sector del olivar de las ayudas directas aprobadas como consecuencia de la sequía.
Por el momento, las ayudas que afectan al aceite de oliva son la bajada del IVA y algunos beneficios fiscales a los agricultores, pero «esto tampoco sufraga los gastos», apunta Penco.