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Economía

El sector pesquero alerta del envejecimiento de sus trabajadores: «Hay barcos sin personal»

Solo un 9% de los trabajadores de la pesca tienen menos de 30 años, el grupo de edad que más difícil resulta atraer

El sector pesquero alerta del envejecimiento de sus trabajadores: «Hay barcos sin personal»

Marineros y trabajadores de la lonja durante una descarga de bonito en el Puerto de Burela en Lugo. | Carlos Castro (Europa Press)

La falta de relevo generacional no es solo un problema de la agricultura y la ganadería, que llevan tiempo alertando de que no se cubren los puestos de trabajo de quienes se jubilan. El sector pesquero también está avisando del envejecimiento de sus trabajadores y las dificultades para atraer a empleados jóvenes que mantengan el ritmo de producción actual. 

La Confederación Española de Pesca (Cepesca) se muestra «realmente preocupada» por esta situación, ya que, según los datos del Instituto Social de la Marina (ISM), los profesionales entre los 50 y los 59 años son un 33% del total. 

En el tramo de 40 a 49 años hay un 31% de los trabajadores, y en el de 30 a 39, un 19% del total. En cuanto a los menores de 30 años, el grupo de edad que el sector busca atraer, solo es un 9% del total. Esto quiere decir que el 72,2% de los empleados en este ámbito son mayores de 40 años. 

La pesca se ha convertido en un sector con una edad media elevada y un 8% de sus trabajadores cercano a la jubilación, una situación que ya ha obligado a algunas empresas a dejar barcos en el puerto por falta de personal, según cuenta a THE OBJECTIVE Javier Garat, secretario general de Cepesca. 

«Hay barcos que no han podido salir a pescar por no tener personal a bordo, o empresas que a lo mejor tienen tres o cuatro barcos y deciden amarrar uno para distribuir a los tripulantes en el resto, estos son casos que ya se han producido«, cuenta Garat. 

Desde Cepesca afirman que «la inexistencia de una tasa de reposición y el envejecimiento acelerado del sector pueden enterrar muchos de sus objetivos de futuro«. 

Más comunicación y oferta formativa 

Por eso, la confederación pide ampliar la oferta formativa náutico pesquera en todas las comunidades autónomas y busca mejorar la comunicación hacia los estudiantes de grados formativos. Un objetivo en cuya dirección ya se lleva un tiempo trabajando, según explica Garat. 

«Veíamos que las escuelas estaban llenas de alumnos, pero que finalmente muchos de ellos no acababan en la pesca», cuenta. Por eso, se hizo una encuesta para analizar los motivos, de la que se extrajo que había «una falta de comunicación entre el sector, las escuelas y los alumnos, porque había una serie de ideas que no se corresponden con la realidad», afirma.

Al darse cuenta de esta situación, hace unos años el sector comenzó a desarrollar actividades y prácticas para mejorar la comunicación con los futuros posibles trabajadores, como visitas a los barcos para borrar las imágenes anticuadas sobre las condiciones para los tripulantes, charlas a los estudiantes y más información y más sencilla sobre las empresas disponibles para hacer las prácticas obligatorias de la formación profesional, compañías que en muchas ocasiones acaban ofreciendo a estos alumnos un contrato. 

Además, se han introducido cambios en los grados formativos, como alternar la teoría con la práctica en lugar de dejar esta última para los últimos meses de formación y reducir la duración de los grados.

De esta forma, argumenta el secretario general de Cepesca, los alumnos entran antes en contacto con el trabajo y pueden «conocer a bordo del barco si les gusta, los distintos puestos que hay, las funciones, las condiciones y los sueldos«, este último punto especialmente importante, pues desde Cepesca insisten en que «lo que cobra de media un tripulante de un barco de gran altura supera con creces el salario mínimo interprofesional».

Las empresas piden un cambio de rumbo en la política europea 

Pero más allá de los esfuerzos que pueda hacer la industria, desde el sector consideran que es necesario un cambio de rumbo en las políticas europeas, que imponen una normativa que consideran demasiado estricta. 

«No paran de apretar, nos ponen unas normas muchas veces imposibles de cumplir, unos estándares altísimos, y por otro lado vemos cómo no ocurre lo mismo con la flota de otros países», lamenta Garat. «Al final, lo que hacen es que seamos menos competitivos» que los competidores de países terceros, añade, algo especialmente preocupante en un momento en el que ya hay dependencia del exterior, ya que alrededor de un 70% del pescado es importado. Considera que esto desmotiva también a quien se plantea trabajar en el sector. 

«La Unión Europea está obsesionada con la política medioambiental y se ha olvidado por completo de la política social y económica», denuncia, y añade que esto «no manda un mensaje positivo para la contratación de tripulantes y sobre su futuro», a pesar de que la pesca «tiene futuro sí o sí, porque la población no para de crecer». 

Se olvidan, insiste Garat, de que la pesca «es un sector esencial, estratégico, que produce la proteína animal más saludable y con menor impacto de huella de carbono en su producción, somos claramente un sector económico aliado de la lucha contra el cambio climático«. 

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