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Pollo, pescado y frutos secos, los alimentos que se salvan de la subida incesante de precios

Los expertos consideran que la inflación de los precios de los alimentos persistirá en los próximos meses

Pollo, pescado y frutos secos, los alimentos que se salvan de la subida incesante de precios

El mostrador de una pescadería. | Europa Press

Los precios siguen su escalada alcista. La inflación aumentó un 0,5% en agosto en relación al mes anterior y elevó tres décimas su tasa interanual, hasta el 2,6%. Unos datos adelantados por el Instituto Nacional de Estadística que se confirmarán en unas semanas y que demuestran que la inflación encadena dos meses consecutivos de ascensos después de que en julio subiera cuatro décimas, hasta el 2,3%. 

Pero más abultado aún es el incremento de precios de los alimentos. Según el último dato de julio, se encarecieron un 10,8% en el séptimo mes del año. Pero no todos los alimentos han aumentado su precio de manera similar. Los que más han subido con respecto a julio del año anterior son el azúcar (+44,2%), los aceites y grasas (+20,4%) y la leche (+17,7%). Sin embargo, hay otros como la carne de ave -principalmente pollo-, el pescado fresco y el congelado o los frutos secos que se han salvado de estas abultadas subidas de precios. ¿Por qué?

El pollo se disparó el año pasado

El precio de la carne de ave ha aumentado un 3,8 desde julio del año 2022 hasta el mismo mes de este año. En lo que va de 2023 se ha encarecido apenas un 1,5%.  «Si analizamos la relación entre los costes de la alimentación y el precio del pollo, observamos una rebaja del 65% en 2023 respecto de la media de los últimos 5 años», explica Leticia Pooleprofesora de Economía de la Universidad Europea.

«Este hecho explica la menor subida del precio del pollo en este año. Especialmente si consideramos que ya experimento subidas de precio de dos dígitos en 2022», añade la profesora en declaraciones a THE OBJECTIVE.

El pescado fresco, ¿ajeno a la subida de costes?

Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al mes de julio, el pescado fresco y congelado se ha encarecido un 3,8%. Estas subidas están muy por debajo de las experimentadas por otros productos

«Obviamente la sequía no es un factor determinante en este mercado, pero sí que lo es la reducción de caladeros. No obstante, la demanda de pescado se presenta como inelástica, al ser percibido como un producto de lujo», explica Poole. «De ahí se explicaría el que su precio no se haya disparado a pesar de las subidas de costes y de la reducción de oferta experimentada», añade. 

Exceso de existencias

Otro de los productos que ha esquivado la subida desorbitada de los precios en el último año son los frutos secos. Y eso a pesar de que la producción mundial de frutos secos en la campaña 2022/2023 ha sido significativamente inferior a la de años anteriores, sobre todo en Estados Unidos que es uno de lo principales productores y exportadores mundiales de almendra y pistacho.

Las heladas primaverales y las elevadas temperaturas acompañadas de sequía en verano, al igual que en España, han reducido la producción. De hecho, tal y cómo explica la profesora, en España la cosecha de almendra nacional descendió un 45%. «Sin embargo, la elevada cantidad de existencias mundiales junto con una ralentización de la demanda, han amortiguado la subida de precios esperada. 

«Además, en 2022 los precios ya subieron un 22,2% respecto a 2021», explica la experta a este diario. Así las cosas, los frutos secos han subido en lo que va de año apenas un 2,4% y si comparamos con julio del año pasado ese incremento se eleva al 5,6%.

La alimentación por las nubes, ¿hasta cuándo?

Los precios de los alimentos están sufriendo una inflación de costes desde hace dos años. Los costes mas relevantes en origen de las materias primas agrícolas son los piensos, los fertilizantes, los salarios y los costes energéticos. Adicionalmente hay que añadir los costes de transporte, almacenaje, envases y embalajes que aumentan el precio final pagado por el consumidor en el supermercado. A lo anterior hay que añadir el aumento de los costes financieros derivados de las subidas de tipos de interés.  Y, por si todo esto fuese poco, hay que añadir la sequía del último año que también ha presionado al alza el precio de los alimentos. 

«Conocer cómo evolucionarán los precios en el futuro va a depender de cómo se comporten estos factores en el próximo curso», explica Poole. Por otro lado, añade, la no renovación del acuerdo del Mar Negro a mediados del mes pasado -que permitía la exportación segura de cereales, aceites comestibles y fertilizantes desde los puertos de Ucrania al resto del mundo- ha agravado la presión alcista de los precios alimenticios. 

También se espera que el precio de la electricidad suba hasta por lo menos hasta marzo de 2024. «Por las razones anteriores, podemos pensar que la inflación de los precios de los alimentos persistirá en los próximos meses», avanza la profesora. 

«El problema que vemos es que se recrudece el tema de la guerra de Ucrania sobre todo para darle salida al cereal y a muchos productos de los que somos importadores netos», explica Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, a este diario. «Otro tema es que no sabemos aún las consecuencias de la sequía hasta dónde pueden llegar», añade el economista. Unos precios que no han dejado de crecer y por lo que el economista prevé «una caída en la demanda», pero «esa caída no va a hacer que los precios bajen ya que han subido en origen por estos dos factores, y son riesgos que continúan», añade.

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