«La inteligencia artificial creará una versión mejorada de nosotros mismos»
Miguel Arias (K Fund) dice que las inversiones en IA las acapara el mundo anglosajón, pero España tendrá oportunidades
Sin ningún género de dudas, Miguel Arias es uno de los iconos del ecosistema tecnológico español. Su trayectoria aúna tres conceptos definitivos para alimentar el círculo virtuoso de un país innovador: era emprendedor (Imaste, Carto), fue directivo en una corporación de gama alta como Telefónica y hoy ejerce de general partner en K Fund, uno de los fondos de inversión más relevantes.
PREGUNTA.- Tras anunciar K Founders (2020), Leadwind (2022) y K3 (2023), su gestora parece en plena forma incluso en los tiempos que corren.
RESPUESTA.- Siempre hemos tenido la vocación de acompañar a las startups en todas sus fases: desde las etapas pre-seed (K Founders), pasando por las etapas semilla (K3) y abarcando asimismo las etapas de crecimiento (Leadwind).
P.- De hecho, España todavía arrastra un déficit inversor cuando el emprendimiento alcanza cierta dimensión. Tal y como recuerda Endeavor, si una compañía se nutre de dinero extranjero cuando verdaderamente escala, parte del empleo y la riqueza se externalizan.
R.- Nosotros aspiramos a crear más empleo y riqueza en España. Por eso es importante contribuir con fondos en esas fases growth. El ecosistema ya está maduro, por eso surge Leadwind.
P.- Y surge con el respaldo de Telefónica y BBVA. La incorporación de blue chips al venture capital es otra de las claves para redimensionar la economía tecnológica. ¿Se ha roto al fin el prejuicio hacia el capital riesgo?
R.- Leadwind no invierte en verticales de negocio sino en tecnologías transversales que pueden permitir a la gran corporación descubrir game changers, esto es, startups que les ayuden a crear verticales completos. En las fases iniciales experimentas, al madurar haces negocio a gran escala. En España, el ICO [que aporta 100 millones en Leadwind] y los fondos regionales suponen un gran espaldarazo, las súper corporaciones se animan cada vez más y sólo falta más apetito de los fondos institucionales (fondos de pensiones y aseguradoras). Esta brecha ocurre por dos causas: falta educación para entender el valor de invertir en venture capital y faltan incentivos fiscales y regulatorios.
P.- ¿Le intriga el impacto de la inteligencia artificial?
R.- La IA va a dar aún más importancia a la conversación profunda y no replicable con otro ser humano. La IA va a crear una versión mejorada de nosotros mismos.
P.- ¿Y en la dimensión empresarial?
R.- Toda compañía recurrirá a la IA de una u otra manera. Entre las organizaciones dedicadas al software generalista (Google, Microsoft) la ventaja será enorme por su poder de distribución. Si pensamos en el SaaS (software as a service), las scaleups lo harán muy bien porque añadirán un copiloto al piloto que ya diseñaron. Para las empresas más pequeñas habrá oportunidades en robótica, automatización y monitorización medioambiental.
P.- No resuenan nombres de startups españolas en esta fiebre de la IA. El pastel se lo está repartiendo el mundo anglosajón.
R.- La inversión en modelos fundacionales será anglosajona porque hacen falta ingentes cantidades de dinero y además existe escasez de GPUs. Las firmas españolas, sin embargo, serán atractivas para conectar todas las piezas del Lego y permitir que esas aplicaciones de IA sean utilizables en el mundo del enterprise y la gobernanza.
P.- El sector climate tech representa, según sus propias palabras, una vía muy potente para las startups españolas.
R.- En esencia aquí se observa una interesante intersección entre la emergencia climática y las tecnologías que ayudan a crear modelos de negocio. Blockchain para monitorizar los mercados de carbono, sensores y satélites para la observación de fenómenos climáticos y la adopción de medidas preventivas, robótica en la agricultura, redes de IoT… Se me ocurren nombres como FlexiGrid, Fossa Systems y ClimateTrade y líderes como Iberdrola y Acciona. El país está bien posicionado, aunque le falte aún tamaño.