BBVA desmonta los cálculos de Calviño y rebaja un 65% el impacto de los fondos UE
La entidad reduce a un punto el efecto sobre el crecimiento de la economía, frente a los 2,9 puntos del Gobierno
BBVA corrige a la vicepresidenta de Economía, Nadia Calviño, y rebaja sustancialmente las expectativas del Gobierno sobre el impacto de los fondos europeos sobre la economía. La entidad se muestra preocupada por la gestión de los denominados Next Generation y calcula que su contribución sobre el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) será de apenas un punto porcentual este año debido a la baja ejecución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, es decir, un 65,5% menos de los pronósticos del Ejecutivo, que señalan un empuje positivo de 2,9 puntos.
El servicio de estudios de BBVA merma de esta forma sus propias proyecciones sobre los fondos UE para el conjunto de este ejercicio, ya que en sus anteriores números consideraba que podrían suponer un aumento de 1,5 puntos en el crecimiento -también muy por debajo de las del Gobierno- y una vez más afea el desarrollo de los proyectos. Ya a principios del presente año redujo a la mitad sus predicciones para amoldarlas a la realidad del gasto.
El banco presidido por Carlos Torres, en el documento al que ha accedido THE OBJECTIVE, indica que en 2023 se prevé que lleguen a la economía entre 13.000 y 15.000 millones de euros. Una cantidad que disminuye «el efecto tractor» de los fondos comunitarios, que será inferior a lo esperado y que pone en tela de juicio sus verdaderas consecuencias en el periodo 2023-2025.
BBVA reclama una revisión profunda en la ejecución del plan
De manera clara, BBVA sostiene que «la lentitud en la licitación y adjudicación de los proyectos apuntan a que la contribución al crecimiento de estos recursos en dicho periodo estará por debajo de inicialmente estimado». Por ello, el grupo financiero reclama que haya una revisión en profundidad de la gestión para arreglar las deficiencias e intentar exprimir al máximo unos fondos que está destinados para llevar a cabo una transformación de nuestro tejido productivo.
El banco remarca que «sería deseable una evaluación de lo que ha funcionado hasta el momento en la ejecución
de estos recursos, además de la identificación de cuellos de botella que puedan eliminarse». Y añade que, «aunque parece tarde ya para acelerar el impacto de los fondos, la discusión de dichos obstáculos puede señalar la necesidad de reformas en la administración, que ayuden a que futuros programas (como los préstamos que vendrán con la adenda), tengan un impacto mayor».
El Gobierno es consciente de que el proceso está siendo lento. Tanto es así que ha logrado que Bruselas le permita ampliar el calendario para la tramitación de los proyectos más allá de 2026. Al menos, aquellos que figuren como préstamos en la segunda fase de los Next Generation. España podrá recibir siete próximos desembolsos de la UE en forma de créditos. Del total, 25.600 millones serán percibidos en 2024; 44.600 en 2025; y 44.300 millones en 2026.
Además podrá acceder a nueva prefinanciación de unos 1.400 millones asociada al capítulo REPowerEU el próximo ejercicio. Estos 83.000 millones se suman a los 69.000 millones de subvenciones y otros 10.200 millones en transferencias que dispone desde 2021.
El Gobierno, en su previsiones de primavera enviadas a la UE, elevó una décima el impacto en el crecimiento de los fondos, hasta el citado 2,9 puntos porcentuales. Eso sí, para 2024 y 2025 recortó la contribución de los recursos comunitarios a 3,1 y 2,9 puntos frente a los anteriormente estimados de 3,5 y 3,1, respectivamente.
El menor optimismo de BBVA no es el único con la ejecución de los Next Generation. Otras instituciones han venido criticando la gestión y la velocidad en la ejecución, como el Banco de España. El regulador estima que unas 26.000 millones de euros han sido ya transferidos a las empresas o en están vías de llegar.
Para el organismo es esencial que España acometa reformas estructurales para aprovechar todo los posible los fondos UE, ya que con ellas el crecimiento potencial de la economía se duplicaría, pasando del 1% actual al 2% en los próximos años. El Gobierno ha materializado solo el 60% de los cambios pactados con Bruselas -es decir, el cumplimiento de los hitos comprometidos- para la recepción de los recursos, por lo que hace unos meses pedía que este proceso se acelerara al detectar que algunos presentaban retrasos por el parón de las elecciones y el Gobierno en funciones.