El Gobierno evitó extender la excepción ibérica en 2024 tras la presión de los portugueses
La ministra Ribera aseguró que el fin de la medida se debía a que la Comisión Europea no permitía llevarlo a la práctica
El presidente Sánchez con sus ministros. | Europa Press
El fin de la excepción ibérica -también conocido como tope al gas- ha sido una de las noticias con mayor impacto dentro del sector energético estos últimos días. Se conoció después del anuncio de la ministra de Transición ecológica, Teresa Ribera, que daba por concluida la medida ‘estrella’ de su departamento. Una herramienta que trataron de extender durante el año 2024, pero que se vio truncada tras la presión de Portugal, socio principal en la puesta en marcha del mecanismo.
El mecanismo ibérico lleva sin activarse desde el pasado mes de febrero, ya que los precios del gas no han superado el techo marcado para que la herramienta tuviese su efecto. Desde su aplicación se ha ido elevando el límite desde los 40 euros el megavatio hora hasta situarse en los actuales 65 euros megavatio hora. Este agravio a los balances de las centrales de gas se solucionó a través del consumidor, que pagaría un pequeño recargo en la factura de la luz por dicha intervención.
A finales del pasado marzo, Ribera logró, tras unas intensas negociaciones con Bruselas, extender el mecanismo ibérico hasta el 31 de diciembre de 2023. Se consideró un éxito por parte del ministerio porque la medida serviría para seguir defendiendo a los consumidores españoles y portugueses. A medida que el año 2024 se acercaba, la ministra volvió a intentar dicha prórroga para que el mecanismo se extendiera «hasta que fuese necesario». Pero esta vez no contó con el apoyo de los portugueses.
Hace una semanas, y según recogieron los medios locales portugueses, la secretaria de Estado de Energía de Portugal, Ana Fontoura Gouveia, rechazó la prórroga del mecanismo dejando claro que este sólo estaba previsto hasta finales del año 2023, ya que «hacía muchos meses que no se activaba». Además, las autoridades nacionales no defendieron con mucho entusiasmo en Europa continuar con el mecanismo ibérico en 2024.
Por otro lado, el periódico económico de Portugal, Negócios, aseguró que «gracias al mecanismo ibérico, España había sido el país de la Unión Europea que había registrado el mayor descenso en el precio de la electricidad (con una reducción del 41%) entre enero y junio de 2023. En cambio, en Portugal, el descenso fue de solo el 6%». A finales de octubre, la europarlamentaria ‘popular’, Maria da Graça Carvalho, que es ponente alternativa para la reforma del mercado eléctrico, aseguró que el «tope ibérico había provocado una caída drástica de la inversión en renovables en el país».
Continuará el tope al gas en 180 euros
Pese al fin de la excepción ibérica, Europa sí contará con un tope al gas, que se fijará en 180 euros el megavatio hora. Los veintisiete acordaron tras el Consejo de Ministros de Energía de hace unos días extender este mecanismo durante un año, si los precios superaban ese umbral durante tres días consecutivos. Esta medida entró en vigor el 1 de febrero de 2023 y seguirá vigente hasta el 31 de enero de 2025. De momento, no se ha utilizado porque los precios del hidrocarburo se han reducido. De hecho, este cotiza actualmente en los 31 euros en el mercado de futuros TTF, una cantidad que es todavía más alta que antes de la crisis.
Las críticas a la medida ‘estrella’ de Ribera
El ministerio de Ribera se ha caracterizado durante su mandato por hacer gala del tope al gas. Una medida que, según han asegurado, ha supuesto una reducción récord del precio de la factura de la luz. Sin embargo, durante ese periodo han reinado también las críticas por parte de los expertos sobre este mecanismo. Así, y tal como adelantó este medio, se denunció que desde el 15 de junio de 2022 -cuando comenzó la medida- hasta el 31 de enero de 2023 los consumidores españoles habían pagado un total de 1.945 millones de euros a Portugal, Francia y Marruecos.
Aunque la transferencia de capital se entiende en los dos últimos países, que vieron cómo el país vecino (a través de un recargo en la factura de luz a sus consumidores) reducía de forma considerable el precio de la energía, en el caso de Portugal -que también disfrutaba de la medida- se entendió menos. Esto último se debió por un error al acordar la medida. Así, el tope lo pagarían primero los consumidores del mercado regulado y después se extendería a los que tienen contratos en el mercado libre. Sin embargo, a diferencia de España, los portugueses en su gran mayoría cuentan con contratos a plazo, y apenas hay consumidores indexados al pool, como sí ocurre en nuestro país.
